Un grupo de investigadores del Servicio de Micología del Instituto de Salud Carlos III ha descrito cómo Cryptococcus neoformans, una levadura ambiental frecuente en el ambiente, es capaz de aumentar hasta casi 1000 veces su tamaño para evitar que el sistema inmune la neutralice. El fenómeno, desconocido hasta la fecha, acaba de ser publicado en PLoS Patohgens.
El objeto del trabajo era investigar el patógeno tras introducirse en el huésped, y demostrar que durante la infección este hongo es capaz de sufrir un cambio morfológico y formar células gigantes, cuyo volumen celular es casi 1000 veces superiores al volumen habitual. Si se extrapolara la situación en seres humanos, este cambio de tamaño sería equiparable a comparar un feto de 15-16 semanas con una persona adulta de 70 Kg.
La aparición de células gigantes supone un problema para el sistema inmune ya que, como demuestran los autores, "no pueden ser fagocitadas y son más resistentes a los elementos de la respuesta inmune, con lo que no puede eliminarlas de la misma manera que las de tamaño regular".
Los investigadores también explican que durante la infección, la proporción de las células gigantes es muy variable, entre un 5 y un 85% de la población. Aunque no han determinado qué factores hacen que la propoción de células gigantes sea alta o baja, los científicos han observado “una correlación inversa ente la aparición de células gigantes y el grado de inflamación, de manera que en aquellas ocasiones que la proporción de céluclas gigantes es alta, no había signos de inflamación ni de enfermedad.
Para los autores, este resultado que publica la revista de acceso abierto PLOS Pathogens sugiere que la formación de células gigantes es “una estrategia elegida por el hongo patógeno para sobrevivir en el huésped durante largos períodos de tiempo, especialmente en aquellas condiciones de infección crónica asintomática, lo cual aumenta la probabilidad de sufrir la enfermedad en caso de aparición de inmunosupresión”.
El estudio, liderado por Oscar Zaragoza Hernández, ha contado con la colaboración de otros miembros del servicio así como con la de un grupo de investigadores estadounidenses entre los que figura Arturo Casadevall del Albert Einstein College of Medicine (Nueva York, EE UU).
Más de un millón de muertes al año
Cryptococcus neoformans es una levadura patógena ambiental a la que se está expuesto desde la infancia. Su incidencia aumentó de manera significativa a finales del siglo XX asociada a la pandemia del sida, aunque en los últimos años han apareceido infecciones en personas enfermas trasplantadas. También se han dado casos en personas sin ninguna inmunodeficiencia identificada lo que indica, según los autores del estudio, que los factores de riesgo para sufrir esta infección no se conocen de todo.
En la actualidad, la mayor incidencia de esta levadura ocurre en países empobrecidos, sobre todo de África y del Sudeste asiático. Estudios recientes confirman que el número de muertos anuales por esta levadura supera el millón de personas, y en algunas regiones es una enfermedad devastadora, con mayor incidencia incluso que la tuberculosis.
Esta levadura tiene diferentes manifestaciones clínicas, la más característica es la diseminación del micoorganismo en el cerebro, causando meningitis, que suele ser fatal a no ser que sea diagnosticada y tratada a tiempo. En condiciones normales, el sistema inmune es capaz de controlar la infección pero se piensa que esta levadura es capaz de persistir en el organismo durante largos períodos de tiempo, lo que aumenta el riesgo de sufrir infecciones.