El Parque Natural de las Arribes del Duero, a caballo entre las provincias de Salamanca y Zamora, ha puesto en marcha un proyecto de investigación con el objeto de determinar la distribución y el estado de conservación de la nutria paleártica (Lutra lutra) y la rata de agua (Arvicola sapidus) dentro de la demarcación zamorana del parque. Los trabajos de campo, que en estos momentos desarrollan investigadores del área de Zoología de la Universidad de Salamanca, facilitarán posteriormente la adopción de medidas de conservación y gestión más adecuadas a estas especies y al entorno en el que se asientan.
Andrés Rodríguez Pereira, que se encarga de elaborar este estudio bajo la dirección de Miguel Lizana, declaró a DiCYT que los trabajos que se están desarrollando en estos momentos resultarán fundamentales en un futuro próximo, ya que hasta la fecha no existen datos precisos sobre las poblaciones de estas especies asentadas en el Parque, “desconociéndose incluso, su número y distribución”.
Para llenar este vacío se promovió el proyecto, que comenzó en septiembre de 2008 y que, según prevén los investigadores se extenderá aún hasta julio de 2009, momento en el que contaremos con datos relevantes que nos permitirán establecer cuál es la situación real y qué medidas debemos incorporar a partir de ese momento. En estos momentos, afirma Andrés Rodríguez, “no podemos determinar si la población asentada en el Duero ha crecido o si por el contrario está disminuyendo”, y la situación aún resultaba más confusa en el caso de la rata de agua ya que “no se han realizado en la zona estudios específicos sobre la situación de esta especie”.
Aunque según se ha señalado aún habrá que esperar unos meses para poder extraer conclusiones más concretas, los datos obtenidos hasta la fecha apuntan ya a la acción del hombre como causa de la disminución de las dos poblaciones y destacan así mismo la amenaza que ha supuesto para ambas la introducción de especies exóticas, como el visón americano. “A estos animales les encantan las ratas de agua”, un roedor que constituye también una importante fuente de alimento para las nutrias. “Todo apunta a que los visones se han convertido en un duro competidor que, por el momento está ganando terreno y fuentes de alimento en detrimento de las nutrias paleárticas”.
Hábitat
La nutria se extiende por toda Europa, el norte de África y gran parte de Asia. En la Península Ibérica la especie se vio mermada hasta mediados de los años 80, tanto por una fuerte persecución humana como por la degradación de sus hábitats.
Este mustélido requiere aguas limpias y con vegetación en las orillas, por ello es utilizada como una ‘especie bioindicadora’, es decir, su presencia ofrece indicios de que río está limpio. Esta denominación de especie ‘bioindicadora’ ha hecho que se preste más atención a la nutria que a la rata de agua, y que la Lutra lutra se haya convertido en un sello de calidad.
A mediados de los años 80 la especie fue legalmente protegida y empezó a recuperarse haciendo frente a amenazas como la contaminación de los ríos y la destrucción del hábitat o los atropellos.
Enemigos similares amenazan también a la rata de agua a los que en este caso debe sumarse el sobrepastoreo (que elimina la alta vegetación y que aplasta las galerías subterráneas).
Entre las diferentes medidas de gestión y protección de la rata de agua, se proponen la construcción de lagunas artificiales, y como en el caso de la nutria, la conservación de ríos y riberas, evitando la quema de junqueras y carrizales que son sus refugios preferentes.
Mientras que la nutria paleártica está considerada de “interés especial” por el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (CNEA, 2007) o como “especie casi amenazada” en el caso de la Unión Internacional para la conservación de la Naturaleza (UICN, 2008), el convenio de Berna le ha otorgado la denominación directa de “especie estrictamente protegida”. Por su parte, la rata de agua no cuenta con elementos legales que la protejan por lo que este pequeño roedor no está incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (CNEA, 2007), aunque la Unión Internacional para la conservación de la Naturaleza (UICN, 2008) la cataloga como “especie vulnerable” porque, si bien no hay datos generales, hay indicios de una fuerte regresión superior al 30%.
En la actualidad los expertos establecen una serie de medidas de gestión y conservación, que tienen en cuenta la estrecha relación de estas especies con los medios acuáticos, promoviendo la preservación de las riberas y bosques que son su refugio. También se crearon los “Otter havens” (tramos de río “vírgenes”, espacios protegidos en donde se mantienen las condiciones ideales para las nutrias) y se desarrollaron distintas campañas de sensibilización.