El minucioso estudio de investigadores del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y del Área de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, sobre las abundantes herramientas de piedra y de los restos de fauna en el yacimiento de Vallaparadís demuestra que hace un millón de años ya vivían seres humanos en la zona mediterránea de la península ibérica de Terrassa (Barcelona).
Según el estudio, subsistieron gracias a la “gran capacidad de adaptación al entorno, con una gran presencia de animales carnívoros como las hienas y jaguares, con quienes compitieron en su lucha por la supervivencia”.
La investigación, que se publica hoy en la revista Proceedings of the Nacional Academy of Sciences (PNAS), cubre un vacío cronológico en el estudio de las primeras poblaciones europeas y la adaptación exitosa de los homínidos europeos que precedieron a las conocidas poblaciones de la especie Homo antecessor de Atapuerca, hace 800.000 años, y sucedieron a su vez a las de Orce, hace 1,3 millones de años.
El tesoro de Vallparadís
Los restos arqueológicos estudiados se obtuvieron en las excavaciones realizadas entre los años 2005 y 2007, en la ciudad de Terrassa, donde a raíz de los trabajos de construcción de una estación de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya, se puso al descubierto un nuevo yacimiento en la zona del antiguo torrente conocida como Vallaparadís.
Fémur de hipopótamo descubierto de Vallparadis.
Por esto motivo, el equipo del IPHES y de la URV realizó una excavación de urgencia, bajo la dirección de Joan García y Kenneth Martínez, investigadores del Instituto de paleocología catalán, y también directores de la nueva investigación, en la que también han participado otros miembros de este centro, como el propio director, Eudald Carbonell, Jordi Agustí, Hugo Blain, Francesc Burjachs, Isabel Cáceres y Rosa Huguet.
El yacimiento ha proporcionado “el mayor registro arqueológico y paleontológico del Pleistoceno inferior europeo”, hace aproximadamente un millón de años, una etapa clave en la primera ocupación humana de Europa. “Los estudios realizados refuerzan la propuesta de que los homínidos habitaron de forma continuada nuestro continente en esta época”, aseguran Joan García y Kenneth Martínez.
Las grandes pistas: herramientas y fósiles de micromamíferos
La cuantiosa industria lítica que aportó Vallparadís pertenece a la tecnología Olduvayense, que se caracteriza por presentar una escasa elaboración, sobre todo realizada sobre pequeños cantos de río con materiales autóctonos como el cuarzo, el sílex o la lidita, que sirvieron para confeccionar un instrumental lítico a partir de sencillas técnicas de talla.
La más común consistía en golpear los pequeños cantos sobre un yunque, que les permitía producir fácilmente objetos muy cortantes, útiles en las actividades de carnicería, lo que se conoce como técnica bipolar sobre yunque. Esta industria es similar a la encontrada en algunos yacimientos africanos contemporáneos.
Por lo que concierne a la fauna, los investigadores han hallado abundantes restos de macromamíferos, entre los que destacan herbívoros como los équidos, cérvidos o bóvidos, además de otras especies de gran tamaño como los hipopótamos, elefantes y rinocerontes, y diversos carnívoros como las hienas y jaguares.
“Algunos restos de herbívoros presentaban marcas de corte y fracturaciones antrópicas, demostrando así un acceso primario de los humanos a las carcasas de los animales en relación al resto de grandes carnívoros. Éste fue el elemento clave del éxito adaptativo de las primeras poblaciones ibéricas, puesto que les posibilitó obtener los recursos cárnicos necesarios para garantizar su subsistencia”, observan los codirectores de Vallparadís.
“El factor más determinante de la expansión y la adaptación de los homínidos fuera de África –prosiguen los investigadores del IPHES- fue probablemente el hecho de poseer una dieta carnívora que les permitía sobrevivir en un entorno ecológico diverso, como el de Vallparadís”
En este lugar, “aquellos especímenes –cuentan García y Martínez- tenían una capacidad adaptativa tan desarrollada que no fueron selectivos en el momento de escoger la presa que consumían o las materias primas utilizadas en los procesos de talla de los instrumentos”.
Esta estrategia de adaptación generalista supone que los homínidos no habrían requerido de una tecnología muy avanzada para explotar los recursos disponibles. Por lo tanto, “proponemos que estas primeras poblaciones europeas habrían sabido muy bien cómo sacar partido de los cadáveres de los animales encontrados en las zonas que bordeaban el río, convirtiéndose en los grandes depredadores, desplazando de la cúspide de la cadena trófica a los grandes carnívoros”, concluyen.
También han participado miembros del Museo de Historia Natural de Paris (Jean-Jaques Bain, Christophe Falguères), del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Mathieu Duval) y Manuel Gómez (Instituto Cartográfico de Cataluña).
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Referencia bibliográfica:
Martínez, K., Garcia, J., Carbonell, E., Agustí, J., Bahain, J.-J., Blain, H.-A., Burjachs, F., Cáceres, I., Duval, M., Falguères, Ch., Gómez, M. y Huguet, H. (2010). “A new Lower Pleistocene archeological site in Europe (Vallparadís, Barcelona, Spain)”, Proceedings of the Nacional Academy of Sciences (PNAS, USA).
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