Aunque muchos animales aprenden a evitar ser comidos por los depredadores, científicos británicos han descubierto ahora que los abejorros pueden incluso aprender a burlar a las arañas cangrejo que cambian de color. El ecólogo Tom Ings, de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido), explicará durante el Encuentro Anual de la British Ecological Society en el Imperial College de Londres, cómo él y su compañero, el profesor Lars Chittka, han llegado a esta conclusión utilizando una pradera artificial que contenía arañas cangrejo robóticas.
La continua batalla entre depredadores y presas ha fascinado a los ecólogos durante décadas, y el doctor Tom Ings no es ninguna excepción. Pero en lugar de estudiar a depredadores que son un icono, como leones y tigres, su interés se ha centrado en especies más próximas como los abejorros y las arañas cangrejo.
Ings señala: "Las arañas cangrejo intentan cazar por sorpresa a visitantes desprevenidos de las flores, como los abejorros, cambiando su color corporal para que coincida con el de la flor sobre la que están al acecho. Aun así, a menudo estas arañas no consiguen atrapar a su presa, lo que da a las abejas la oportunidad de aprender a evitar posteriores -y potencialmente letales- encuentros. Ya sabemos que los animales, incluidas las abejas, pueden aprender a evitar a los depredadores, pero no sabemos casi nada sobre cómo lo hacen. Por ejemplo, ¿aprenden las abejas a evitar la ubicación en la que han sido atacadas o el tipo de flor en la que han sido atacadas?”
Para hacer una prueba sobre cómo aprenden los abejorros a evitar a depredadores como las arañas cangrejo, Ings les dejó buscar alimento en una “pradera” de flores artificiales, y expuso a estas abejas a una amenaza de depredación controlada por parte de arañas cangrejo “robóticas”. Estas arañas robóticas, que consistían en una maqueta de araña cangrejo a tamaño natural y en dos pinzas con control remoto cubiertas de espuma, capturaban y retenían a las abejas cuando se posaban para alimentarse. La pradera contenía una mezcla de flores amarillas y blancas, con arañas robóticas presentes en el 25% de las flores amarillas para probar si la preferencia de color de las abejas cambiaría del amarillo al blanco después de haber sido atacadas sobre flores amarillas.
“Hallamos que las abejas aprendieron a evitar las flores que se parecían a aquellas en las que habían sido atacadas anteriormente. Y lo que es más importante, después de unos cuantos ataques las abejas empezaron a evitar las flores del mismo color que aquellas en las que habían sido atacadas anteriormente, incluso si no había arañas”, afirma Ings.
Además de dar a conocer unos datos fascinantes sobre cómo aprenden los abejorros a evitar convertirse en la cena de una araña cangrejo, los resultados de Ings tienen implicaciones importantes para la polinización y hacen surgir preguntas interesantes sobre la evolución del camuflaje de los depredadores.
“Muchas flores dependen de insectos como las abejas para su polinización. De manera que nuestro hallazgo de que las abejas evitan las flores del mismo color que aquellas en las que han sido atacadas anteriormente podría significar que estas flores tiene menos probabilidades de ser polinizadas. Nuestros resultados despiertan asimismo interesantes preguntas sobre la evolución del camuflaje de los depredadores. Las arañas consumen energía al cambiar de color, proceso que puede durar varios días. De manera que ¿por qué gastan energía en camuflarse si esto no aumenta sus posibilidades de capturar a una presa? Es posible que el camuflaje reduzca las posibilidades de que las arañas sean devoradas por sus propios depredadores, como son los pájaros, pero todavía hay que probar esta idea experimentalmente”, afirma Ings.
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