Investigadores españoles han encontrado evidencias que apuntan a perfiles de riesgo inflamatorio y metabólico asociados con trayectorias de síntomas depresivos. Los resultados confirman la asociación entre formas más severas de depresión y desregulación de tipo inflamatorio y metabólico durante el envejecimiento.
Existen evidencias que relacionan la depresión con la inflamación y el riesgo metabólico. Puesto que la mayoría de estos estudios son de corte transversal, resultan necesarios trabajos longitudinales que describan trayectorias específicas de enfermedad.
El Grupo Multidisciplinar de Investigación en Trastornos Afectivos, formado por expertos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), se propuso describir las trayectorias de síntomas depresivos durante el envejecimiento y su relación con variables sociodemográficas y de salud. Además, los investigadores se propusieron analizar la asociación de estas trayectorias de síntomas y perfiles de riesgo inflamatorio y metabólico.
En su trabajo utilizaron datos de 13.615 participantes del Estudio Longitudinal Inglés de Envejecimiento (ELSA), incluyendo participantes de entre 50 y 90 años, que fueron evaluados cada dos años, en un seguimiento de diez años comprendidos entre el 2002 y 2012.
A partir de diferentes baterías de preguntas se determinaron características sociodemográficas de los participantes, antecedentes médicos y afecciones relacionadas con su estado de salud, teniendo en cuenta índices de discapacidad y mortalidad, así como síntomas depresivos.
Según explican los autores, “para el cálculo del índice inflamatorio se realizó extracción sanguínea a una submuestra de 1.536 participantes, siendo de interés el análisis de la proteína C-reactiva, el recuento de glóbulos blancos y el fibrinógeno. Por otro lado, se consideraron como biomarcadores para el cálculo del índice metabólico el colesterol de lipoproteínas de alta densidad, los triglicéridos y la hemoglobina glicada. Y se llevaron a cabo también mediciones del índice de masa corporal (IMC) y tensión arterial de los participantes”.
Mediante el análisis de estos datos, los investigadores encontraron tres trayectorias de síntomas depresivos, identificándose una de niveles mínimos de síntomas, una de síntomas moderados pero crecientes, y una última con presencia de sintomatología depresiva crónica.
“Además de establecer que el curso de la depresión durante el envejecimiento sigue trayectorias diferenciadas en intensidad y tendencia de los síntomas, hemos podido respaldar –mediante el ajuste de los modelos estadísticos robustos– la asociación entre formas más severas de depresión y desregulación de tipo inflamatorio y metabólico durante el envejecimiento”, explica Alejandro de la Torre, primer firmante del artículo.
Estos resultados, publicados en la revista Psychoneuroendrocrinology, comprueban que una evaluación sobre el estado inflamatorio o perfil metabólico de los pacientes puede ser muy valiosa a la hora de mejorar la atención en los trastornos depresivos en el envejecimiento.
“Nuestros resultados destacan que las trayectorias de los síntomas depresivos deben considerarse durante el envejecimiento de manera individualizada. Por tanto, un examen psiquiátrico más completo –con el que poder explorar múltiples dominios– es cada vez más necesario para la realización de diagnósticos más precisos, y así poder elegir las opciones terapéuticas más adecuadas para cada paciente”, concluyen los investigadores.
Referencia bibliográfica:
A.de la Torre-Luque, J.L. Ayuso-Mateos, Y. Sánchez-Carro, J. de la Fuente, P. López- García. Inflammatory and metabolic disturbances are associated with more severe trajectories of late-life depression, Psychoneuroendocrinology (2019). doi.org/10.1016/j.psyneuen.2019.104443