El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa) se ha especializado en la producción de proteínas recombinantes, en particular en el campo de la Parasitología, donde ha logrado el diagnóstico de la hidatidosis en humanos y la detección de la picadura de garrapatas en animales. Ambos estudios tienen aplicaciones en sanidad animal.
"En el campo de los parásitos se aplica muy poco la Biología Molecular, de manera que nosotros estamos ocupando ese nicho", afirma Mar Siles, coautora de los tarbajos y científica del Irnasa. Por eso, la experiencia que este centro del CSIC acumula en este ámbito le permite producir proteínas recombinantes para el diagnóstico de enfermedades parasitarias para varias compañías privadas, señala la experta.
Las proteínas recombinantes se producen en los laboratorios a partir de otras proteínas que son de interés científico por su actividad biológica, por servir de antígenos diagnósticos o porque tienen interés bioquímico. El proceso consiste en recoger la secuencia que codifica para una proteína determinada e introducirla en una partícula de ADN que se inserta en una bacteria o levadura.
Así, se da la orden a esta bacteria o levadura de que produzca en grandes cantidades de la proteína foránea que interesa al científico. Con este sistema, los investigadores disponen de un sistema biológico que está a su disposición para producir una proteína en la cantidad que quieras y de forma homogénea.
En este sentido, el Irnasa ofrece un servicio completo que permite diseñar una herramienta diagnóstica a la carta dentro de las enfermedades parasitarias. "Nosotros partimos de cero, analizamos cuál es el problema, cómo se puede detectar, qué tipo de herramienta sería la más adecuada y, a partir de ahí, pensamos si producir una proteína recombinante para usarla directamente o si usar sus anticuerpos", comenta. En definitiva, aportan tanto el conocimiento como la producción.
Así lo hicieron en la primera experiencia de este grupo en este campo, que fue con la hidatodosis. "Sabíamos que el diagnóstico presentaba problemas y pensamos que se podían resolverse mediante el desarrollo de proteínas recombinantes, así que se patentó una proteína y una empresa privada mostró su interés para realizar un producto final que es un kit diagnóstico en humanos".
El ámbito de la aplicación de las recombinantes en la parasitología es muy amplio, porque generalmente no existen proteínas recombinantes que se puedan dedicar al diagnóstico, según la experta. Por lo tanto, "es un campo no explorado en el que puede haber un gran desarrollo de la transferencia de tecnología". De hecho, toda nueva proteína recombinante podría ser objeto de patente, asegura. "Patentamos después de saber detalladamente cuál es la utilidad", lo cual requiere hacer muchos test.
"Procuramos que las proteínas recombinantes tengan una aplicación práctica y, si es así, inmediatamente las patentamos a través del CSIC", explica Siles. El resultado, por el momento, son dos patentes de proteínas recombinantes para diagnóstico de hidatidosis y picadura de garrapata en animales, tres convenios con empresas y una patente a punto de ser licenciada. "Estamos en una posición bastante buena en el campo del diagnóstico parasitológico, porque estamos desarrollando herramientas que están bien contrastadas y son fáciles de usar, en el campo de la parasitología prácticamente nadie hace este tipo de trabajo", apunta la experta.
Picadura de garrapata
Tras la patente de la hidatidosis, el laboratorio se ha dedicado al diagnóstico de picadura de un tipo de garrapatas que se llaman Ornithodoros. El propósito es que la proteína recombinante desarrollada sirva para saber si un animal ha sido picado por una garrapata. La clave está en una proteína procedente de la saliva de las garrapatas. Dicha proteína es inoculada al animal que es picado, de manera que el animal produce unos anticuerpos determinados contra ella. "Si tengo la proteína recombinante, puedo ver si el animal en cuestión tiene anticuerpos frente a esa proteína recombinante o no; si los tiene, es que la garrapata le ha picado, es decir, que está presente en la explotación ganadera", comenta.
"Esto es importante no por la picadura de la garrapata, porque gracias a las campañas de saneamiento ya no hay en nuestro entorno animales que tengan tantas garrapatas como para morir por sus picaduras; sino que es importante por la transmisión de otros agentes patógenos, cuando la garrapata pica e inocula la saliva puede inocular también bacterias y virus, así que el diagnóstico, dependiendo del tipo de garrapata, puede ser importante", afirma la científica.