Investigadores de la Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona, han creado una nanoestructura tridimensional de trióxido de tungsteno con gran sensibilidad para la detección de gases. Esta nanoestructura ofrece una superficie muy elevada a la hora de reaccionar con gases como el hidrógeno, por lo que puede aplicarse en el desarrollo de sensores mucho más sensibles que los actuales.
El grupo de investigación MINOS (Microsistemas y Nanotecnologías por el Análisis Químico) de la Universidad Rovira i Virgili ha hecho públicos nuevos resultados sobre la síntesis de nanomateriales inorgánicos con excelentes propiedades para detectar de gases. En un primer trabajo han obtenido una estructura nueva, agrupaciones autoorganizadas de nanotubos (por lo tanto, con el interior vacío) de trióxido de tungsteno.
En esta estructura, los nanotubos están separados, dispuestos en paralelo y perpendicularmente alineados al sustrato que los soporta. La agrupación tridimensional de nanotubos de trióxido de tungsteno ofrece una superficie muy elevada para reaccionar con gases (por ejemplo, el hidrógeno), que la hace muy interesante para desarrollar sensores mucho más sensibles que los tradicionales basados en capas planas que ofrecen muy poca superficie sensora.
En esta investigación han modificado las condiciones de anodización para hacer crecer el trióxido de tungsteno y así disponer de una estructura radicalmente diferente. Si hasta ahora habían conseguido hacer crecer nanocolumnas (por lo tanto, con el interior lleno) de trióxido de tungsteno, sobre un apoyo del mismo elemento, ahora han crecido nanotubos ordenados y separados sobre un apoyo de tungsteno metálico.
Los investigadores están convencidos que esta nueva estructura mejorará la sensibilidad sensora, ya que supone prácticamente la optimización total de la geometría de los dispositivos. Por un lado, las estructuras tridimensionales permiten que los gases se difundan con facilidad y ofrezcan superficies específicas muy elevadas para la interacción sólido-gas, lo cual favorece obtener elevadas sensibilidades. De la otra, el hecho que las cargas eléctricas se encuentren confinadas en la superficie (por el débil grueso de las paredes de los nanotubos), supondrá que la conductividad de los nanotubos se vea muy afectada por la presencia de los gases.
El trabajo es fruto de una colaboración del grupo MINOS de la URV, dirigido por el profesor Eduard Llobet, con el grupo del doctor Alexander Mozalev, de la Universidad Tecnológica de Brno (República Checa) y los resultados se publican a la revista Journal of Materials Chemistry A de la Royal Society of Chemistry.
Detección del hidrógeno diluido en aire a temperatura ambiente
Por otra parte, el mismo grupo de investigación acaba de publicar otro trabajo relacionado con la mejora de la detección de gases. Se trata de el desarrollo, por primera vez, de la síntesis de nanohilos de óxido de tungsteno monocristalinos, decorados con nanopartículas de óxido de paladio, de diámetro controlado y uniformemente dispersadas. En catálisis, desde hace muchos años se conoce que el paladio presenta propiedades de disociar las moléculas de hidrógeno, es decir, hace de catalizador. Separa el hidrógeno, que después reacciona con la superficie de trióxido de tungsteno.
Esta investigación ha permitido hacer crecer nanohilos de trióxido de tungsteno y se ha visto que son ultrasensibles al hidrógeno. El equipo ha podido medir concentraciones bajas de hidrógeno en el ambiente y con temperaturas moderadas, incluso han conseguido respuestas importantes a temperatura ambiente.
No es habitual que los óxidos metálicos presenten buenas respuestas a temperatura ambiente. Lo que se postuló en este trabajo de investigación es que el óxido de paladio, un material semiconductor tipo p, en presencia del hidrógeno se transformaba en un hidruro de paladio, que es básicamente metálico. Este cambio a metal explica por qué se produce esta respuesta a temperatura ambiente.
Además de haber obtenido dispositivos muy sensibles al hidrógeno, los máximos hasta el momento, también se ha demostrado el mecanismo de funcionamiento. Los investigadores han contrastado la posibilidad de detectar hidrógeno diluido en aire (unidades de partes por millón) operando el sensor a baja temperatura o incluso a temperatura ambiente. La adición de las nanopartículas de óxido de paladio permite incrementar la respuesta al hidrógeno del óxido de tungsteno en tres órdenes de magnitud y minimizar la interferencia de la humedad ambiente.
Se trata de una colaboración internacional entre el grupo de investigación de la URV y el Departamento de Química de la University College London (Reino Unido), el Instituto Josef Stefan (Eslovenia), la Universidad Tecnológica de Brno (República Checa) y el Grupo de Química de las Interacciones Plasma-Superficie de la Universidad de Mundos (Bélgica) Los resultados aparecen publicados a la Revista ACS Applied Materials and Interfaces de la Sociedad Americana de Química.
Referencias bibliográficas:
Alexander Mozalev, Maria Bendova, Francesc Gispert-Guirado, Zdenek Pytlicek and Eduard Llobet. “Metal-substrate-supported tungsten-oxide nanoarrays via porous-alumina-assisted anodization: From nanocolumns to nanocapsules and nanotubes”. Journal of Materials Chemistry A, 2016, 4, 8219–8232. DOI: 10.1039/C6TA02027E, Paper.
Fatima. E. Annanouch, Z. Haddi, M. Ling, F. Di Maggio, S. Vallejos, T. Vilic, Y. Zhu, T. Shujah, P. Umek, C. Bittencourt, C. Blackman, and E. Llobet. “Aerosol-Assisted CVD-Grown PdO Nanoparticle-Decorated Tungsten Oxide Nanoneedles Extremely Sensitive and Selective to Hydrogen” ACS Appl. Mater. Interfaces 2016, 8, 10413−10421. DOI: 10.1021/acsami.6b00773
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