Las concentraciones de este potente gas de efecto invernadero se han elevado a una velocidad récord en los últimos cinco años. Al menos dos tercios de sus emisiones a la atmósfera proceden ahora de actividades humanas, como el uso de combustibles fósiles, la ganadería y los vertederos.
Un estudio científico identifica la cuenca del Mediterráneo, Asia del Sur o las costas occidentales de Centroamérica y Norteamérica como las zonas con mayor riesgo de perder su capacidad para absorber CO2. En la región mediterránea, los cambios abruptos podrían convertir algunos bosques en matorrales.
Un análisis publicado en la revista Science muestra que con los compromisos actuales de los estados existe más de un tercio de probabilidades de evitar el aumento de la temperatura media global a 2 ºC. Pero los países deben seguir intensificando sus esfuerzos para que el objetivo se cumpla de verdad.
El volcán de Cumbre Vieja sigue rugiendo sin cesar. Debajo, el magma que se había acumulado a varios kilómetros de profundidad busca su camino hacia la superficie, acompañado de sismos, gases y deformaciones del suelo. El final de la erupción dependerá de la evolución de este líquido formado por roca fundida a más de 1.300 ºC.
Desde hace días se esperaba que la colada del volcán de Cumbre Vieja llegara al mar y esta noche ha sucedido. Los efectos han sido inmediatos por el choque térmico: nubes de gases calientes con ácido clorhídrico que se irán diluyendo en la atmósfera y se emitirán mientras la lava mantenga su encuentro con el agua marina.
Los supersólidos son materiales exóticos constituidos de partículas ordenadas como en un sólido, pero capaces de fluir sin fricción. Ya se habían conseguido producir en una dimensión, pero ahora, por primera vez, se ha generado un gas cuántico supersólido bidimensional con átomos ultrafríos y muy magnetizados de disprosio, una tierra rara.
Investigadores de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Bioingeniería de Cataluña han diseñado y desarrollado un nanodrón que es capaz de detectar gases peligrosos en edificios derrumbados por terremotos o explosiones e, incluso, identificar la presencia de posibles víctimas en lugares difícilmente accesibles.
Las balsas pequeñas y los estanques temporales emiten CO2 de modo natural durante todo el año, además, las zonas secas son las que liberan mayor cantidad de carbono hacia la atmósfera. Este fenómeno, descrito ahora por primera vez, podría tener implicaciones en el ciclo global del carbono que controla el clima en la Tierra, según un trabajo dirigido por el profesor de la Universidad de Barcelona, Biel Obrador, y Núria Catalán, del Instituto Catalán de Investigación del Agua.
Un investigador de la Universidad de Granada cuestiona el método con el que la ciencia actual estudia la fotosíntesis en las plantas. Plantea una nueva teoría que contabiliza el transporte no difusivo de gases, un factor clave para la estimación de la eficiencia del uso de agua de las plantas y para el cálculo de la concentración de CO2 en su interior.
Investigadores de la Universidad de Sevilla han diseñado una estructura compuesta por una lona de goma que se adapta y ajusta a la forma de las salidas de alcantarillado y los depósitos de los edificios. Este sistema de cierre es reutilizable y su instalación solo requiere situarla en el interior de estos depósitos y girar una tuerca.