El proyecto 'Tras el velo' de la Universitat de València, que ha contado con el apoyo del Consejo Superior de Deportes, ha logrado mejorar las condiciones de vida de las mujeres participantes gracias a la promoción del cuidado del cuerpo y de las relaciones sociales.
El Departament de Sociologia i Antropologia Social de la Universitat de València ha desarrollado un programa para promover la integración social de las mujeres inmigrantes magrebíes a través del deporte, con la colaboración del Vicerrectorado de Deportes de la Universidad Politécnica de València, la Asociación de Mujeres Musulmanas An-Nur y el Centro Cultural Islámico de Valencia.
El proyecto ‘Tras el velo’, dirigido por el profesor Antonio Santos, se ha llevado a cabo durante seis meses y ha implicado a veinte mujeres. Los resultados han sido “muy satisfactorios, ya que se ha comprobado que las mujeres han mejorado en el cuidado de su cuerpo y en la creación de un espacio propio de relaciones”, apunta Santos.
La iniciativa ‘Tras el velo’ ha permitido que las inmigrantes magrebíes hayan mejorado su autopercepción corporal, mientras que han vinculado la práctica deportiva con otros hábitos saludables en la alimentación. “Las relaciones sociales se han ampliado con el grupo constituido en torno a la actividad física, las salidas de casa se han multiplicado, su tiempo personal se ha enriquecido con una actividad externa a la casa. Esto ha reforzado y redimensionado el protagonismo de la mujer en el núcleo familiar”, argumenta Antonio Santos.
De hecho, la actividad física para las mujeres que han participado en el programa ‘Tras el velo’ se ha convertido en “un pequeño instrumento de negociación para conseguir avances en términos de igualdad, además de que puede permitir ampliar y conquistar pequeñas libertades”, agrega Kety Balibrea, perteneciente al equipo investigador. A su vez, también puede “avanzar en la igualdad de derechos y en la mejora de la integración social”, añade.
El proyecto ‘Tras el velo’ se ha desarrollado durante este año 2012 y ha tratado de promover, fundamentalmente, dos esferas en las que estas mujeres acumulan algunas desventajas. “Para ello se diseñó un programa de educación física que potenciase el trabajo de percepción del cuerpo, las conductas motrices y el bienestar tanto físico como psicológico, con el fin de promover un ambiente de relajación y desconexión frente a los problemas del día a día”, expone Lucía Oribe, también miembro del equipo.
A pesar de la falta de experiencias motrices de algunas de las mujeres participantes, según los investigadores, la monitora estimó posible desde un principio la introducción de ejercicios básicos de aeróbic. Así, las coreografías de baile y los ejercicios de musculación, estiramientos y relajación fueron la base de las dos clases semanales que se han impartido durante los meses de mayo a noviembre de 2012.
Las sesiones tuvieron lugar en las instalaciones del Centro Cultural Islámico de Valencia, donde se garantizaba un espacio cerrado exclusivamente femenino. Un lugar seguro con estas características era requisito fundamental para que muchas de las mujeres pudieran participar en la actividad. Se permitió cualquier tipo de vestimenta recomendando, sobre todo, la comodidad de las participantes. La monitora de la actividad, de nacionalidad española, dirigió las sesiones en castellano y las participantes actuaron de traductoras en contadas ocasiones. La procedencia de las mujeres participantes fue variada –Túnez, Marruecos y Argelia– y sus edades oscilaban entre los 25 y los 54 años.
La unidad de investigación Deporte e Inserción Social, creada en 2002, ha investigado en los últimos años los vínculos entre la actividad física y deportiva y la integración social. Sus líneas de trabajo se han centrado en los jóvenes con problemas sociales, los barrios desfavorecidos y las mujeres en situación de vulnerabilidad social de la Comunidad Valenciana. Para todos ellos, el deporte, integrado en un proyecto de intervención ha presentado ventajas significativas.
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