Además de los indicadores técnicos como las banderas azules o la Directiva de Aguas de Baño, que determinan la calidad de las playas españolas, investigadoras de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) han presentado un estudio sociológico, basado en 700 cuestionarios a usuarios de las playas de la Costa Brava, que mide la percepción y motivación a la hora de elegir una playa urbana o semi-natural.
Existe una preferencia general por la calidad paisajística de las playas, y la limpieza del agua y de la arena. Ésta es la conclusión que se extrae de un estudio sociológico que las investigadoras de la UPC Elisabet Roca y Miriam Villares realizaron durante el verano de 2005. Ambas expertas participan, junto a ingenieros de costas y geógrafos, en un proyecto científico más amplio que analiza la percepción social de la calidad de las playas.
El estudio, que aparece ahora en el último número de Ocean & Coastal Management, compara las diferencias de percepción y las preferencias de los veraneantes, y comprende las respuestas de 700 usuarios de playas junto a entrevistas en profundidad a agentes locales (sector turístico, grupos ecologistas, entidades, etc.) de cuatro municipios: Lloret de Mar, Blanes, Malgrat y Tossa de Mar.
Para mejorar la experiencia de los usuarios y dirigir actitudes públicas y ecológicas, Elisabet Roca y Miriam Villares proponen una información que procede del usuario mismo. “No se trata de hacer playas a la carta del usuario, sino que la opinión del usuario aporte más datos que se sumen a los de los geomorfólogos, ecólogos, técnicos y gestores”, afirman las expertas a SINC.
Las investigadoras seleccionaron seis playas (Malgrat Nord, S’abanell, Santa Cristina, Platja Llarga, Canyelles, Platja Gran) de la región sur de la Costa Brava por la intensidad del turismo en playas urbanas y más naturales, donde conviven turistas extranjeros con veraneantes locales y catalanes. “Este tipo de estudios sirve para evitar que se creen playas homogéneas, playas naturales que tengan todos los servicios, o que se acceda a todas ellas de la misma manera. Hay que fomentar una gestión adaptada a cada contexto”, explica Elisabet Roca, autora principal del estudio.
Mejor si la playa es larga y el agua está caliente
En relación a los aspectos físicos y morfológicos de las playas, los usuarios de las semi-naturales valoran, con mayor puntuación (8 sobre 10), la longitud de la playa, mientras que los usuarios de playas urbanas puntúan con un 7,8 sobre 10 la temperatura del agua. En cuanto a los aspectos medioambientales, tanto en urbanas como en semi-naturales, el paisaje, marca turística de la Costa Brava, es la característica mejor puntuada.
Una de las principales conclusiones es que “hay una diversidad social y de valoración en función del tipo de playa”, señala Roca. La limpieza de agua y arena junto con el paisaje son aspectos prioritarios para todo tipo de usuarios, aunque en el caso de las urbanas, haya mayor contaminación por la actividad humana y este aspecto esté menos valorado.
En playas semi-naturales, frecuentadas por el público local y veraneante catalán, la tranquilidad es un aspecto también muy relevante. Los bañistas urbanos, con una elevada presencia de personas extranjeras, prefieren el confort de los servicios y equipamientos y la cercanía con el paseo marítimo de la ciudad.
Según las investigadoras, existe también una diferencia en el tipo de usuarios, ya que en las playas urbanas un 33% son turistas extranjeros, y en playas semi-naturales, un 40% son turistas del área metropolitana de Barcelona. El estudio recoge que el veraneante local es más fiel y a la vez más exigente con la calidad de las playas.
Los usuarios extranjeros están mucho más satisfechos con todo, a pesar de que acudan en mayor proporción a playas urbanas, que cuentan con un grado de frecuentación muy elevado y una intensidad de uso muy alta. “Esta información puede ayudar a matizar o a adaptar el modelo de gestión de playas a cada zona, y priorizar una función de conservación o de uso recreativo, según el tipo de playa”, declaran a SINC las investigadoras.
No me gusta por la suciedad o su difícil acceso
En el estudio realizado aparecen también aspectos menos valorados por los usuarios en función de la playa. “En playas urbanas, por ejemplo, que tienen problemas de erosión, el espacio es más reducido, y normalmente la anchura de la playa y el número de usuarios están valorados negativamente”, destaca la autora. En playas semi-naturales, son los accesos o ausencias de aseos que lo están.
No obstante, aunque haya puntos negativos en las valoraciones, por ejemplo las vías de acceso o el aparcamiento en playas semi-naturales, “no implica un mejor acceso o un incremento de las plazas de aparcamiento porque sino, la frecuentación aumentaría y se perderían aquellos valores que este usuario prioriza: la tranquilidad y la naturalidad”. En general, hay que tener en cuenta que el usuario está contento y satisfecho cuando está en la playa “por lo que nunca habrá notas muy bajas”, afirman las investigadoras.
Metodología empleada
Los cuestionarios, que se enmarcan en un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN), son parte de la tesis de Elisabet Roca. La encuesta fue diseñada en cuatro idiomas (catalán, castellano, inglés y francés) para permitir a los turistas extranjeros su participación en el estudio.
La parrilla de preguntas comprendía una parte sobre el perfil de los usuarios (con variables socio-económicas y perfiles demográficos sobre la edad, el género, la profesión, el lugar de residencia, las costumbres, información del alojamiento y la frecuencia de sus visitas) y una evaluación de la calidad de las playas con 46 parámetros (dando una nota del 1 al 10 para cada parámetro dependiendo del nivel de satisfacción). Los parámetros se dividieron en cuatro categorías: aspectos físicos y morfológicos, aspectos medioambientales, aspectos relacionados con el equipamiento y los servicios y, por último, el diseño y el confort.
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Referencia bibliográfica:
Roca, Elisabet; Villares, Miriam. “Public perceptions for evaluating beach quality in urban and semi-natural environments” Ocean & Coastal Management 51(4): 314-329 2008.