Dos trabajos de la Universitat de València constatan la importancia de reorientar las políticas de gestión de la costa hacia la protección de las especies que dependen de los hábitats dunares abiertos y de los restos naturales que se depositan en las playas.
Varios estudios liderados por el grupo EOMAR de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han constatado, a través de muestreos realizados en varias islas, la presencia de vertidos de pellets desde hace años en el Archipiélago por la influencia de las corrientes marinas.
Los playas y dunas de nuestras costas son un atractivo turístico incuestionable. Además, son ecosistemas con potencial para la industria farmacéutica y otros sectores productivos, e incluso en el ámbito culinario. La ecóloga Sara M. Vallés lleva años estudiando estos entornos degradados y da las claves para mejorar su situación. La acción individual también cuenta.
Un estudio internacional, liderado por la Universidad Autónoma de Barcelona, alerta de que la actividad turística genera el 80 % de los desperdicios marinos que se acumulan en las playas de las islas mediterráneas durante los meses de verano. Para los investigadores, la pandemia puede ser una oportunidad para replantear el modelo de turismo sostenible.
Un estudio liderado por expertos de la Universidad de Barcelona revela que las praderas de posidonia pueden capturar y extraer plásticos del medio marino. Este mecanismo natural podría llegar a atrapar cada año cerca de 867 millones de estos compuestos en áreas costeras.
La Reunión ha convivido desde siempre con riesgos naturales. Pero a partir de 2011, las interacciones con tiburones sarda y tigre se han recrudecido y a lo largo de la última década se ha convertido en el lugar del mundo con mayor mortalidad por estas agresiones. La comunidad científica, que se ha movilizado para desarrollar medidas de protección, busca aún una explicación a estos encuentros.
Infectarse con el virus que causa la COVID-19 a través de las aguas de baño es muy poco probable, aunque su supervivencia en los ríos es mayor que en las piscinas y el mar. Las principales vías de contagio siguen siendo las secreciones por tos o estornudos y el contacto entre personas, por lo que es muy importante mantener el distanciamiento social.
Los ecosistemas de arena ocupan más de un tercio de todas las costas y su valor no es solo turístico, también ambiental. Con las tendencias climáticas actuales lo más probable es que el 50 % de las playas de todo el mundo desaparezca bajo el agua antes de que finalice el siglo.
Científicos de las universidades de Alcalá y Autónoma de Madrid, en colaboración con la organización WWF, han detectado densidades de microplásticos de hasta 100 gramos por metro cuadrado en una playa del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, en Lanzarote. Su procedencia más probable es el giro oceánico del Atlántico Norte.
La mayoría de machos de tortuga boba también vuelven –al igual que las hembras– cerca de las playas donde nacieron para reproducirse, según concluye un trabajo internacional en el que han participado investigadores de la Universidad de Barcelona. Este hecho supone un cambio de paradigma sobre la biología reproductora de la especie.