La caja torácica de los neonatos neandertales, similar a la de los adultos, estaba determinada genéticamente y no era fruto del desarrollo, según revela una investigación liderada por españoles. Según el estudio, este condicionamiento tendría un significado evolutivo, ya que habría sido “heredado” de especies anteriores como el Homo erectus.
La determinación genética implica que las diferencias entre las distintas especies humanas ya están presentes desde el nacimiento, acentuándose solo un poco durante el crecimiento de sus individuos. Esto explicaría por ejemplo que los neonatos neandertales (Homo neanderthalensis) presentaran un tórax con una forma diferente a la caja torácica moderna propia del Homo sapiens.
Sin embargo, las semejanzas de los neandertales respecto a la forma y desarrollo del tórax de otras especies, como Homo erectus, plantea la hipótesis de que su fisonomía achaparrada no fuera solo fruto de una herencia genética transmitida de padres a hijos, sino que podría ser heredada a nivel evolutivo.
En comparación con el tórax de los humanos modernos, el tórax de los neandertales adultos era más corto, ligeramente más profundo y mucho más ancho. Estas características anatómicas están relacionadas con su cuerpo de pelvis ancha, huesos robustos y gran musculatura.
También tendría relación con las exigencias del metabolismo de estos cazadores-recolectores, que necesitaban gran cantidad de energía y oxígeno. Pero hasta ahora se desconocía si estas diferencias se establecían al nacer, es decir eran genéticas, o aparecían más tarde durante su desarrollo.
Un estudio, liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), muestra que los neandertales recién nacidos tenían una caja torácica similar a la adulta, capaz de sostener el alto gasto energético de un cuerpo grande y ancho.
Esto implica que la forma del tórax neandertal estaría determinada genéticamente y no sería fruto del desarrollo, lo que tendría un alto significado evolutivo al ser “heredado” de especies anteriores como Homo erectus. El estudio se publica en la revista Science Advances.
Para demostrarlo, Daniel García-Martínez, autor principal del estudio y paleontólogo del CENIEH, junto con un equipo internacional de expertos, utilizó herramientas de reconstrucción virtual y morfometría tradicional y geométrica para reproducir, por primera vez, la forma del tórax de cuatro individuos neandertales.
Estas reconstrucciones, que proceden de neandertales de tres países, muestran su evolución desde el nacimiento (de una o dos semanas de edad) hasta los tres o cuatro años: Mezmaiskaya 1 (Rusia), Le Moustier 2 (Francia), Dederiyeh 1 (Kurdistan Sirio) y Roc de Marsal (Francia).
“Nuestros resultados indican que la caja torácica de los recién nacidos neandertales ya presentaba diferencias con nuestra especie. Esto se observa en que eran más profundas, cortas y anchas que las de los humanos modernos, como se aprecia también en los adultos”, afirma el investigador.
“En el momento del nacimiento, los neandertales ya tenían diferentes cerebros y mandíbulas, por lo que tiene sentido que la morfología del tórax también estuviera determinada genéticamente y se encontrara en los recién nacidos”, afirman los profesores Christoph Zollikofer y Marcia Ponce de León, coautores de la Universidad de Zurich, Suiza.
Esta investigación ha requerido un gran trabajo de identificación y ordenación de los diferentes elementos del tórax de los niños y recién nacidos neandertales debido a que “las costillas y las vértebras normalmente aparecen muy fragmentadas en el registro fósil, lo que tradicionalmente ha hecho muy difícil su estudio”, explica Asier Gómez-Olivencia, coautor del artículo de la Universidad del País Vasco.
Además, el científico pone en evidencia que esta forma de la caja torácica podría no ser exclusiva de los neandertales, ya que también se observa en otras especies anteriores.
“Esta morfología representa la condición arcaica compartida con Homo erectus, y probablemente esté relacionada con grandes requerimientos energéticos, ya que los neandertales infantiles también tienen una apertura nasal de gran tamaño”, señala Markus Bastir, segundo autor e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC).
Este estudio sienta las bases sobre la forma del tórax neandertal en el momento del nacimiento, y representa la continuación del trabajo sobre la evolución de la caja torácica que este equipo lleva realizando desde hace años, en colaboración con diferentes instituciones europeas.
“Aunque llevamos años investigando el tórax neandertal y hay un consenso generalizado de la comunidad científica al respecto, aún queda mucho por recorrer en el estudio de la evolución del tórax humano, ya que se conoce muy poco sobre este elemento tan central del cuerpo de otras especies anteriores del género Homo”, concluye Daniel García-Martínez.
Referencia:
D. García-Martínez et al. “Early development of the Neanderthal ribcage reveals a different body shape at birth compared to modern humans” Science Advances 7 de octubre de 2020