La falta de refugios y la gran disponibilidad de alimento por los cultivos del valle medio del Ebro son el reflejo de cómo el ser humano influye primero en el paisaje y después en la demografía y reproducción de los jabalíes, cuya supervivencia hoy es menor en el valle del Ebro que en el Pirineo. Así lo ha estudiado un equipo de ecólogos españoles.
Mientras en el Pirineo aragonés la población de jabalíes (Sus scrofa) vive en grandes superficies forestales sin fragmentación y con fuentes inconstantes de alimento, la del valle medio del Ebro está en un agrosistema intensivo transformado por la mano del ser humano, caracterizada por tener sotos con poca superficie de refugio y gran cantidad de alimento, constituida fundamentalmente por cultivos.
Esto es lo que ha llevado a Juan Herrero, profesor de la Universidad de Alcalá (Madrid), y a su equipo, a realizar un estudio para comprobar que la presencia humana puede cambiar la demografía de una especie.
Para realizar el estudio, que ha publicado la revista Acta Theriologica, los investigadores han contado con la ayuda de cuadrillas de cazadores y de la financiación del Gobierno de Aragón. El equipo analizó las poblaciones de jabalíes de 1990 a 1993 en Los Pirineos, y de 1994 a 2006 en el valle del Ebro. Herrero destaca a SINC un detalle importante: “Los animales cazados nos han permitido deducir que la estructura y reproducción de las poblaciones dependen en gran medida de nosotros”.
El alimento y los refugios, parámetros claves
En el valle medio del Ebro hay pocas opciones de refugio y el alimento es abundante, los animales tienen una longevidad inferior (6 años) comparada a la de Los Pirineos (10 años) y las hembras se reproducen al cumplir su primer año de vida, es decir, un año antes que las demás. “En las poblaciones que dependen de áreas de refugio que son muy pequeñas como en el valle del Ebro, la caza hace mella”, explica el científico.
La caza no influye específicamente en la reproducción en el valle del Ebro, pero sí lo hacen las condiciones en las que viven sus poblaciones de jabalíes, con escasas áreas de refugio, entre ellas la Reserva Natural de Los Galachos (Zaragoza), rodeadas de una matriz agrícola. “Los animales se protegen en los sotos pero salen para alimentarse en los cultivos”, apostilla Herrero.
Aunque en la Reserva Natural de Los Galachos está especialmente prohibida la caza, los daños a la agricultura han impulsado que desde hace años se realicen controles poblacionales. Como las áreas de refugio son escasos, “aunque se cacen pocos jabalíes, en conjunto la presión de la caza es grande”, subraya Herrero.
La gran disponibilidad de alimento en el valle medio del Ebro conlleva a “una situación muy excepcional para una población natural”. Según el investigador, “parece totalmente artificial, como si les estuviéramos dando de comer sin limitaciones”. A esto se añade la ausencia de refugios que impide que los animales eviten el encuentro con los cazadores modificando su crecimiento, productividad y esperanza de vida.
La elaboración de esta investigación no ha sido tarea fácil. Herrero manifiesta que para las especies que son abundantes y parecen no tener problemas, es difícil poner en marcha seguimientos y estudios, “porque interesan más las especies que están amenazadas”. El investigador concluye que “siempre tiene que haber un problema muy específico para que se haga algo”.
Aunque Aragón es el territorio español donde más jabalíes se matan durante la temporada de caza (cerca de 25.000 cada año) y en Europa se cazan millones de ellos, las poblaciones parecen no disminuir.
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Referencia bibliográfica:
Herrero, Juan; Garcia-Serrano, Alicia; García-González, Ricardo. “Reproductive and demographic parameters in two Iberian wild boar Sus scrofa populations” Acta Theriologica 53(4): 355-364, octubre de 2008.
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