La Oscilación del Atlántico Norte (NAO) es un gran fenómeno atmosférico que afecta a la meteorología de toda Europa que influye en la cantidad y en el momento en que se producen las semillas en los bosques del continente, según un nuevo estudio. Cuando la NAO favorece una primavera seca y cálida, la mayoría de bosques estudiados producen más semillas y sobre todo lo hacen más sincrónicamente.
Es bien conocido que las condiciones meteorológicas locales de un lugar ayudan a predecir la capacidad de las plantas para producir las semillas, y que, además, cada año la cantidad de semillas y el momento de producirlas cambia. Sin embargo, los grandes fenómenos atmosféricos a escala continental, como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO, por sus siglas en inglés), pueden predecir mucho mejor la cantidad de semillas que producen buena parte de los bosques europeos y su grado de sincronía.
Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Ecography, en el que han participado investigadores del CREAF, el CSIC y de la universidad belga de Amberes. La investigación, que se ha realizado en 76 bosques monoespecíficos (de una sola especie) de Francia, Alemania y Luxemburgo, se ha centrado en seis tipos de árbol: el abeto, la pícea, el abeto de Douglas, el haya, el roble albar y el roble común.
La NAO es un fenómeno atmosférico –parecido al Niño del Pacífico– que se produce sobre el Atlántico Norte y determina el clima de toda Europa. Se basa en la diferencia de presión atmosférica que hay entre el Anticiclón de las Azores y la Depresión de Islandia.
La NAO tiene dos fases posibles. En el primer caso, la diferencia de presión entre el Anticiclón y la Depresión es muy grande (ya que ambos son muy potentes), y el Anticiclón de las Azores se sitúa más al oeste. La otra situación se da cuando la diferencia de presión entre el Anticiclón y la Depresión es pequeña, ya que ambos son débiles, y el Anticiclón de las Azores se sitúa al este.
En función de cómo esté la NAO, las condiciones meteorológicas en Europa cambian. Por ejemplo, cuando el Anticiclón y la Depresión son muy potentes, los inviernos son suaves y húmedos en la mayor parte de Europa, ya que entran masas de aire húmedas provenientes del Atlántico. En cambio, cuando tanto la Depresión de Islandia como el Anticiclón de las Azores son débiles, los inviernos suelen ser secos y fríos en buena parte del continente, ya que llegan corrientes de aire más secos.
Ahora, gracias a este trabajo, se ha visto que la situación de la NAO en cada estación del año –y no solo en invierno, que es cuando se suele estudiar este fenómeno tradicionalmente– tiene una gran influencia en la cantidad de semillas producida por parte de los bosques.
"Decir que esta cantidad anual de frutos depende totalmente de la NAO es muy osado, pero sí vemos que su situación en cada estación del año es la mejor predictora de la cantidad y la sincronía en la producción de semillas", afirma Marcos Fernández-Martínez, autor principal del estudio.
Así pues, fenómenos atmosféricos como la NAO que agregan una gran cantidad de variables meteorológicas a escala continental –temperatura, precipitación, humedad, viento, radiación, presión atmosférica, entre otros–, a menudo "predicen mejor determinados procesos ecológicos que cualquiera de estas variables consideradas individualmente o de forma combinada", explica el investigador del CREAF.
Mejor una primavera seca y cálida
Para especies como el roble común, el haya y los abetos es especialmente importante que la primavera sea seca y cálida para poder producir muchas semillas. De este modo, se favorecen las condiciones óptimas para la polinización de estas especies, que dispersan el polen por el viento, lo que favorecerá una mayor producción de frutos.
Pero hay que tener en cuenta también las otras estaciones, ya que el otoño es muy importante en la acumulación de reservas para sacar hojas y flores en la primavera siguiente, sobre todo para las especies caducifolias.
"Los robles, y también los abetos, prefieren otoños cálidos y húmedos para producir mucha semilla en primavera, ya que de esta manera la caída de las hojas y la dormición del árbol es posterior y pueden acumular más reservas durante más tiempo", dice el investigador. Por otra parte, en el caso de los abetos, perennifolios, para una gran producción también son necesarios inviernos con temperaturas suaves y precipitación abundante.
El estudio también demuestra que la sincronía en la producción de semillas, es decir, si se producen al mismo tiempo, está estrechamente relacionada con la NAO. Este fenómeno atmosférico influye en las condiciones ambientales de toda Europa y las señales que los árboles reciben serán similares en todo el continente.
Esta homogeneidad de estímulos percibidos hará que, si las condiciones son adecuadas, tanto los árboles de la misma especie repartidos por Europa como incluso bosques de especies diferentes sincronicen sus producciones de frutos. Por lo tanto, cuanto más parecidas sean las condiciones y las señales ambientales entre dos lugares mayor sincronía podrá haber en la producción de frutos.
En este caso, las primaveras secas y cálidas favorecen más aún la sincronía entre bosques de la misma especie a escala continental –sobre todo entre hayedos–, ya que se facilita la polinización. Sin embargo, a más pequeña escala, el estudio muestra cómo las condiciones meteorológicas locales y la distancia geográfica entre los bosques juegan un papel fundamental en la sincronización.
"Cuanto más cerca se encuentren dos puntos, más iguales serán sus condiciones ambientales, y por lo tanto seguramente más alta será la sincronía a la hora de producir las semillas por parte de dos bosques que tengan la misma especie dominante", concluye Fernández-Martínez.
Referencia bibliográfica:
Fernández-Martínez, M., Vicca, S., Janssens, I.A., Espelta, J.M., Peñuelas, J. "The North Atlantic Oscillation synchronises fruit production in western European forests". (2016)Ecography. DOI: 10.1111/ecog.02296