Investigadores españoles han demostrado que la exposición ambiental durante el embarazo a contaminantes orgánicos persistentes, incluso a niveles bajos, puede afectar el desarrollo genital y dar lugar a alteraciones del tracto reproductivo en la descendencia. El trabajo ha recopilado muestras de sangre de 355 mujeres durante el embarazo y la siguiente evolución de 43 bebés.
Los contaminantes orgánicos persistentes (COP) son compuestos ambientales tóxicos que se han utilizado extensamente como plaguicidas o retardantes del fuego. Aunque su fabricación está hoy severamente restringida o prohibida, persisten en el medioambiente y diversos estudios han asociado la exposición durante el embarazo con distintos efectos adversos en el desarrollo y la salud de los niños.
Ahora, un nuevo trabajo desarrollado por investigadores del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), del grupo que lidera Adonina Tardón en la Universidad de Oviedo, ha asociado la exposición prenatal a algunos de estos compuestos con alteraciones en el desarrollo genital en niños, en concreto con una distancia anogenital más corta, que podría tener importantes consecuencias en la madurez.
El estudio forma parte del proyecto INMA (INfancia y Medio Ambiente), una red de investigación de grupos españoles que financia el Instituto de Salud Carlos III y que tiene como objetivo el estudio del papel de los contaminantes ambientales más importantes en el aire, agua y en la dieta durante el embarazo e inicio de la vida, y sus efectos en el crecimiento y desarrollo infantil.
La investigación, cuyos resultados han sido publicados en Hormone Research in Paedriatics, se centró en evaluar la asociación entre la exposición a contaminantes orgánicos persistentes y alteraciones en la distancia anogenital (AGD), un parámetro antropométrico que se ha validado como un marcador sensible de la exposición intrauterina a andrógenos y antiandrógenos.
“Los compuestos organoclorados, usados como pesticidas –como el DDT (diclorodifeniltricloroetano) o el PCB (bifenilos policrorados)– y retardantes del fuego como los PBDE (éteres de difenilo polibromados), que contaminan el agua, el suelo y los alimentos, son disruptores endocrinos, es decir, sustancias que alteran las funciones del sistema endocrino provocando efectos adversos para la salud”, explican los autores.
Estos compuestos “ejercen sus efectos activando y modulando los receptores de estrógenos ubicados en las gónadas masculinas y femeninas, afectando el funcionamiento óptimo de los genitales femeninos y masculinos, que requiere un equilibrio entre los andrógenos y los estrógenos”, concluyen.
La investigación ha sido realizada en el marco de la cohorte del proyecto INMA en Asturias, coordinada desde la Unidad de Epidemiología Molecular del Instituto Universitario de Oncología de la Universidad de Oviedo y el grupo del CIBERESP que lidera Adonina Tardón.
Esta cohorte fue creada en 2004 con el objetivo de estudiar el papel de las exposiciones ambientales en el desarrollo (neuroconductual y antropométrico) y la salud (principalmente respiratoria) en el marco de la red INMA. Se trata de un estudio observacional de cohortes que sigue embarazadas de la población general desde el primer trimestre hasta el parto y a sus hijos desde el nacimiento hasta la adolescencia.
Algunos estudios anteriores habían evaluado la relación entre los ftalatos y el DDT con la disminución de la distancia anogenital, pero no había datos sobre la relación entre esta y la exposición a otros contaminantes orgánicos persistentes como PBDE y PCB, objeto de esta investigación.
En este estudio, se recogieron muestras de sangre de 355 mujeres durante el embarazo y se siguió la evolución de 43 bebés. Los resultados proporcionaron evidencia epidemiológica de que la exposición prenatal a estos compuestos orgánicos persistentes puede estar asociada a una distancia anogenital más corta. En concreto, encontraron una asociación negativa entre la distancia anogenital y la exposición a PBDE-99 y PBDE-153 en los varones. No se confirmó, sin embargo, ninguna relación notable entre la exposición a compuesto orgánicos persistentes y alteraciones de la distancia anogenital en las niñas
“Nuestros hallazgos sugieren que incluso en niveles bajos de exposición ambiental, los compuestos orgánicos persistentes pueden afectar al desarrollo genital y dar lugar a alteraciones en el tracto reproductivo con consecuencias potencialmente importantes para la salud en la madurez”, señala Miguel García Villarino, investigador del CIBERESP y primer firmante del estudio.
El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, reconocido por Naciones Unidas para la protección y el mejoramiento del medio humano como cuestión fundamental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo entero. En 2019 gira en torno a la contaminación del aire; una llamada a la acción para combatir un problema grave que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Referencia bibliográfica:
Prenatal Exposure to Persistent Organic Pollutants and Anogenital Distance in Children at 18 Months. Miguel García-Villarino, Isolina Riaño-Galán, Ana Cristina Rodriguez-Dehli, Esther Vizcaíno, Joan O. Grimalt, Adonina Tardón, Ana Fernández-Somoano. Horm Res Paediatr 2018;90:1–7. DOI: 10.1159/000492236
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