Dos estudios publicados esta semana en la revista Nature analizan la efectividad de las intervenciones no farmacológicas a la hora de controlar la pandemia de SARS-CoV-2. Sus resultados coinciden y no dejan lugar a dudas: el aislamiento ha valido la pena.
Las llamadas “intervenciones no farmacológicas” contra la COVID-19, como confinamientos, no solo han sido un éxito a la hora de controlar la pandemia, sino que evitaron millones de muertes solo en Europa. Son las principales conclusiones de un estudio publicado este lunes en la revista Nature por los modelizadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) a partir de datos de once países, entre ellos España.
“Los confinamientos tuvieron un efecto muy significativo e hicieron caer R0 por debajo de 1 en todos los países analizados”, resumía el coautor del estudio Samir Bhatt en una rueda de prensa telefónica a la que ha tenido acceso SINC. Esto quiere decir que la transmisión del SARS-CoV-2 se redujo lo suficiente como para frenar su extensión.
Las modelizaciones utilizaron las muertes observadas en once países europeos —entre ellos, Reino Unido, España, Italia, Alemania y Bélgica— para estimar la transmisión ocurrida semanas antes, representada por el ya famoso número reproductivo básico R , que representa el número medio de casos que genera cada infectado.
Según sus resultados, unos tres millones de personas habrían muerto por COVID-19 hasta el pasado 5 de mayo en los países estudiados. En el caso de España, las muertes evitadas oscilarían entre las 360.000 y las 540.000, aunque el valor más probable estaría alrededor de las 450.000.
“Un número enorme que no tiene en cuenta el efecto del colapso de los sistemas sanitarios”, según Bhatt. “Nuestro trabajo muestra que estos once países han controlado la epidemia gracias a las medidas, algo que no habría sucedido de no haberlas tomado”.
El modelo también estimó que, para entonces, entre 12 y 15 millones de personas se habrían infectado. Esto, que supone una prevalencia de entre el 3 y el 4 %, cuadra con los estudios de seroprevalencia realizados. De hecho, en el caso de España, el 5,5 % calculado por los investigadores del Imperial College es muy similar al 5,2 % que reveló la segunda ronda del estudio ENE-COVID-19.
A pesar del éxito de las medidas, o más bien debido a él, los autores advierten de que todavía queda mucho camino por delante. “Estamos solo al principio de la pandemia y muy lejos de la inmunidad de grupo. Las probabilidades de que haya una segunda ola [si se vuelve al escenario inicial] son muy reales”, aseguró Bhatt. Por eso, los investigadores inciden en que se debe considerar “cuidadosamente” las intervenciones necesarias para seguir manteniendo la transmisión bajo control.
El modelo no está exento de limitaciones. En primer lugar, utiliza las muertes reportadas, cuando las cifras de excesos de muertes han mostrado en países como España que este dato no es perfecto. Para compensarlo, los investigadores aseguran que han tenido en cuenta escenarios en los que los fallecidos eran infrarreportados.
Además, el modelo asume que cada medida tuvo el mismo efecto en todos los países, cuando en realidad los confinamientos no fueron igual de efectivos en todas partes. “No podemos estimar si se podría haber mantenido un mejor equilibrio entre las medidas y la vida de la gente ni cómo, solo que las intervenciones realizadas tuvieron un alto impacto y salvaron vidas”, concluye Bhatt.
Otro estudio publicado también ayer en Nature sí analizó la efectividad de varias de estas medidas a la hora de frenar la curva. “Quisimos medir cómo afectó cada una directamente, para que la sociedad sepa cuáles son mejores contra la pandemia”, resumía el investigador de la Universidad de California en Berkeley (EE UU) y coautor del estudio, Solomon Hsiang.
Para ello los investigadores estudiaron datos de más de 1.700 intervenciones en China, Corea del Sur, Italia, Irán, Francia y Estados Unidos. Emplearon las tasas de infecciones diarias de SARS-CoV-2, las definiciones de caso y los tiempos en los que se implantaron las medidas de contención hasta el 6 de abril.
Los resultados mostraron que de media, sin medidas, la tasa de crecimiento de casos hubiera sido del 38 % al día, “lo que implica que los casos se habrían doblado cada dos días”, en palabras de Hsiang.
Estas medidas combinadas evitaron, según los autores, 62 millones de casos confirmados. O, si tenemos en cuenta que la detección nunca es perfecta, unos 500 millones de infecciones. Por eso, Hsiang llega a la misma conclusión que sus colegas del Imperial College.
Según Hsiang, el cierre de negocios, el autoaislamiento en hogares y las medidas de distanciamiento físico —comúnmente resumidas con el término ‘confinamiento’— fueron “sumamente efectivas”.
Por el contrario, las restricciones a la hora de viajar tuvieron “resultados mixtos” alrededor del mundo. En cuanto al cierre de colegios, el investigador aseguró no haber encontrado “evidencias fuertes de que redujera la transmisión del virus”. Aun así, advierte de que es necesario investigar más en este sentido antes de tomar cualquier decisión política.