Suscríbete al boletín semanal

Recibe cada semana los contenidos más relevantes de la actualidad científica.

Agencia Sinc
Segunda jornada de ESHRE2015 en Lisboa

Las mujeres deberían recurrir a óvulos de donante a partir de los 44 años

La fertilidad femenina disminuye con la edad, tanto en la concepción natural como en la asistida. Un estudio, presentado hoy en la reunión anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana que se celebra hasta mañana en Lisboa (Portugal), revela que las tasas de nacimientos mediante fecundación in vitro se redujeron desde un 23,6% en mujeres de 38 a 39 años al 1,3% en las de 44 años y más. La mejor alternativa en el segundo grupo de edad sería utilizar el óvulo de una donante.

La fertilidad femenina disminuye con la edad, tanto en la concepción natural como en la asistida. / Fotolia
La fertilidad femenina disminuye con la edad, tanto en la concepción natural como en la asistida. / Fotolia

Un estudio español ha sido el protagonista de la rueda de prensa de hoy en el congreso de la Sociedad Europea de Reproducción Humana, que se celebra hasta mañana en Lisboa. Liderado por Marta Devesa, ginecóloga del Hospital Universitario Quirón-Dexeus de Barcelona, el trabajo ha analizado durante 12 años todos los tratamientos de fecundación in vitro (FIV) realizados en la clínica entre 2000 y 2012 ( un total de 4.195 mujeres que se sometieron a 5.841 ciclos de FIV).

Los resultados revelan que dichas tasas se redujeron desde un 23,6% en las mujeres de 38 a 39 años al 1,3% en las que tienen 44 años o más. “La FIV no puede compensar completamente el daño de la edad en la fertilidad”, ha explicado a Sinc Devesa. “Sobre todo es eficaz en edades jóvenes porque ahí todavía tenemos material de calidad suficiente, pero a partir de cierta edad no logra compensar ese descenso de la fertilidad asociado a la edad”.

Según los datos propuestos por Devesa, los 38 años son un punto de corte a partir del cual el descenso es significativo: “Estas disminuciones en la tasa de éxito siguen en la línea de otros muchos estudios, que indican que entre los 37 y los 38 años el descenso de la cantidad de folículos es mucho más acusado”.

Los 38 años son un punto de corte a partir del cual el descenso de la fertilidad es significativo

Entre los 41 y 42 años hay un descenso del 15,6 al 6,6%, pero a partir de ahí llega hasta el 1,3% a los 44. “Aquí la posibilidad es tan mínima que tenemos que desaconsejarlo, aunque hay mujeres que incluso así lo quieren intentar”, ha añadido. “Nuestro papel es informar, nosotros no tenemos un marco legal que prohíba hacer un ciclo de FIV a partir de cierta edad, por lo que estos estudios nos ayudan a ser más contundentes con estas recomendaciones”.

Para la ginecóloga española, “hay un desconocimiento importantísimo de la fertilidad de la mujer en la población general. No por tener todos los meses tu menstruación eres fértil, aunque te sientas joven y te cuides mucho. Si la paciente conoce sus opciones, entonces ya lo que quiera hacer con esa información será la mejor decisión”.

A tenor de los valores presentados, Devesa ha aconsejado que las mujeres de 44 años o más no recurran a la FIV con sus propios óvulos, sino que deben plantearse la donación de ovocitos, donde las tasas de éxito se mantienen a un ritmo constante con el tiempo.

Mismo donante de esperma para hermanos

A pesar de que la donación de esperma se realiza de forma anónima en la mayoría de los países europeos, el uso del mismo donante para las concepciones posteriores es de suma importancia para aquellas parejas que necesitan la donación para tener hijos. Así, otro de los estudios presentados en la segunda jornada de ESHRE subraya la tendencia a favorecer que sea el mismo donante siempre que sea posible, tal y como ha explicado en rueda de prensa Sara Somers, autora de la investigación realizada en el Hospital Universitario de Gante (Bélgica).

El trabajo incluyó a 34 parejas heterosexuales y de lesbianas que recurrieron a la donación de esperma para iniciar o ampliar sus familias entre 2012 y 2013. De ellas, 19 ya habían concebido un niño gracias a la donación de esperma y 15 se encontraban en tratamiento. Había tres tipos de familia: con hermanos de un mismo donante, con hermanos de un donante diferente, y hermanos con una madre biológica diferente (en parejas de lesbianas). Sin embargo, en general mostraron una clara preferencia por el mismo donante para sus hijos.

En general, las parejas que recurren a la donación de semen muestran una clara preferencia por el mismo donante para todos sus hijos

“En cuanto a las razones de esta preferencia, señalaron que el vínculo genético entre los niños alentaba mejores relaciones entre hermanos, y que las semejanzas visibles y de otro tipo entre los niños subrayarían los lazos familiares”, ha comentado Somers.

Los investigadores reconocieron la paradoja de sus resultados, ya que aunque recurrir a una donación de esperma (u óvulo) implica necesariamente la separación genética del niño de uno de sus padres, las parejas parecían decididas a hacer todo lo posible para asegurar esa unión genética entre sus hijos.

De hecho, tal y como ha dicho la experta, cuando se les contaba a algunas parejas su necesidad de utilizar un nuevo donante de esperma del que habían utilizado para su primer hijo porque este ya no estaba disponible, esta circunstancia fue descrita como "un problema". “Cuando esta situación se convirtió en realidad, realmente estaban decepcionados y culparon al hospital por no informar sobre la cantidad limitada de esperma".

Para Somers, este trabajo también tiene implicaciones para los bancos de esperma y las clínicas, no solo en la orientación de sus pacientes acerca de los vínculos genéticos, sino en la identificación, almacenamiento y disponibilidad de sus existencias de esperma.

Cómo afrontar la donación de gametos

Continuando con los vínculos genéticos, un estudio liderado por Diana Guerra, psicóloga del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona, sostiene que las mujeres con infertilidad social –mujeres lesbianas o heterosexuales sin pareja– afrontan con menor dificultad el proceso de donación de gametos que las parejas heterosexuales con infertilidad médica.

Diana Guerra, investigadora del IVI. / IVI

El trabajo, presentado hoy en ESHRE, muestra cómo este grupo de pacientes manifiesta también menos preocupación respecto a los vínculos genéticos con sus bebés. “Esto se debe a su situación social, que les obliga a optar por un tratamiento de donación de semen, y en ocasiones también de óvulos, para poder cumplir su deseo reproductivo”, ha apuntado Guerra.

La experta, que ha analizado una muestra de más de 400 participantes, ha explicado que las mujeres con infertilidad social no necesitan tanto apoyo psicológico como las que tienen infertilidad médica. Por el contrario, “un 40% de parejas heterosexuales presenta reticencias a la hora de revelar la verdad sobre su concepción por donación de gametos, cifra que se reduce a la mitad tras la visita al psicólogo”, ha explicado.

Por último, la investigación pone de relieve algunos sentimientos y decisiones de los pacientes que afrontan una donación de gametos y concluye que es “crucial” el papel del psicólogo para ayudar a los pacientes a afrontar de la mejor manera los procesos reproductivos.

Referencias:

Abstract O-162, Tuesday 16 June. "I will use my own eggs." Until what age?

Abstract O-138, Tuesday 16 June. Using the same sperm donor for siblings: What it means to parents

D. Guerra. Psychosocial differences between medical infertility and social infertility

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
Artículos relacionados