Varios estudios en macacos Rhesus han mostrado que la leche que produce una madre tiene distinta composición de grasas, proteínas y minerales si la criatura que amamanta es macho o hembra. La autora de estos trabajos cree que si se demostrara lo mismo en humanos, las leches artificiales tendrían que adaptar sus fórmulas para niños y niñas.
La leche materna de dos mujeres nunca va a ser igual. Los niveles de grasas, proteínas, vitaminas, azúcares, minerales y hormonas que producen varían mucho. Ni siquiera la fórmula láctea de cada madre se conserva a lo largo del tiempo, porque depende del momento de su vida reproductiva, su salud y su nutrición.
Pero además, Katie Hindle, bióloga evolutiva de la Universidad de Harvard (EE UU), ha observado en macacos que su composición es distinta dependiendo de si la cría es un macho o una hembra, según los resultados que publicó en 2013.
Para llegar a esta conclusión, Hindle lleva desde el año 2005 recogiendo y analizando más de mil muestras de leche materna de macaco Rhesus, un tipo de mono del Viejo Mundo, en un proyecto a largo plazo del Laboratorio de Comparación de la Lactancia en Harvard y el Centro de Investigación Nacional de Primates de California (EE UU).
La bióloga cree que estas diferencias tienen consecuencias sobre el crecimiento y la conducta infantil, porque ha observado que los machos y las hembras de macaco responden de manera distinta a hormonas presentes en la leche que influyen en el desarrollo del carácter.
En otro estudio sobre una muestra de 1,4 millones de vacas, la investigadora observó que aquellas que estaban gestando una hembra producían más leche que las madres de machos.
Hinde cree que sus trabajos podrían ser útiles para fabricar leches de fórmula adaptadas a las necesidades particulares de los bebés. "Hay razones para creer que una fórmula única no funciona", afirmó durante la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés) celebrada la semana pasada en Chicago (EE UU).
El hecho de que las Rhesus produzcan leche distinta según el sexo de la criatura puede interpretarse como una forma de adaptación orientada a satisfacer las diferentes necesidades de crecimiento de los sexos.
Más grasas para ellos, más calcio para ellas
Las monas estudiadas por Hinde producían leche con un 35% más de grasas y proteínas para los bebés de sexo masculino. Si además el macho era primogénito, la composición de la leche llevaba aún más nutrientes.
La leche para hembras, por el contrario, era menos grasa y más rica en calcio, lo que favorecería el crecimiento del esqueleto.
En otro estudio, Hinde midió los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en la leche materna ingerida por 108 monos de un mes de edad, y más tarde, cuando los animales tenían tres meses. Sus reacciones fueron diferentes. Las hembras se volvían más nerviosas cuando recibían altos niveles de cortisol al principio de la lactancia, mientras que los bebés machos desarrollaban una conducta más inquieta cuando la dosis de cortisol aumentaba con el tiempo.
Hinde reconoce que sus trabajos son preliminares. Además de que se limitan a macacos, aún no ha logrado explicar por qué la leche es distinta para monos y monas, ni tampoco por qué el cortisol les afecta de manera diferente.