Un científico de la Universidad de Salamanca y otro de la Universidad de Yale (EEUU) han demostrado que la presencia de depredadores afecta a la conducta de Acanthodactylus beershebensis, una especie de lagartija del desierto de Negev, en Oriente Próximo. Según el estudio, estos reptiles se mueven menos y capturan presas más móviles y diferentes ante la presión de sus predadores.
Hasta ahora muchos modelos teóricos predecían este resultado, pero existían muy pocas pruebas experimentales y ninguna en el caso de los saurios (reptiles). El experimento de Dror Hawlena, investigador en la Universidad de Yale (EE UU), y de Valentín Pérez-Mellado, investigador en la Universidad de Salamanca, confirma que ciertos animales, como la lagartija insectívora Acanthodactylus beershebensis, cambian su conducta y dieta para no ser devorada.
“Cuando hay más presión de depredación, los individuos tienden a moverse menos, a capturar presas más móviles y de grupos algo diferentes. La dieta y la conducta de obtención del alimento de las lagartijas cambian de modo significativo cuando se incrementa experimentalmente la presión de depredación”, declara a SINC Pérez-Mellado.
Según el estudio, que se ha publicado recientemente en la revista Oecologia, los reptiles que están bajo la amenaza de predadores se vuelven menos selectivos y consumen una dieta más diversa. Así lo confirma Pérez-Mellado, que fue el encargado de realizar el análisis de la dieta en España. El trabajo de campo realizado en los meses de verano de 2000 y 2001 en el desierto de Negev (Israel) es obra de Hawlena.
Los científicos analizaron los datos de la dieta (ecología trófica) de la especie en dos situaciones diferentes: con y sin predadores. El investigador español analizó el contenido de 327 bolitas fecales de 291 lagartijas diferentes para reconstruir su dieta. Las hormigas fueron las presas más consumidas por las lagartijas tanto en situación de riesgo (69,32%) como en situación de control (67,12%), seguidas de insectos como termitas (19,14% y 19,17% respectivamente). La diferencia es notable en el consumo de semillas, pues las lagartijas casi no las consumen (0,52%) cuando existe amenaza de predadores.
Un ingenioso experimento en el desierto
Para llegar a estos resultados, Hawlena, que procede de la Universidad del Negev (Israel), diseñó un experimento que permitió comprobar que la presencia de depredadores afecta a la conducta y ecología de esta especie endémica. “En una parcela de desierto se colocó una serie de posaderos artificiales que facilitaban la llegada de alcaudones (pequeñas aves de presa que capturan lagartijas) que las detectaban desde posaderos elevados como árboles y arbustos. En otra parcela similar y cercana, no se colocaron estos posaderos, que se emplearon como control”, explica Pérez-Mellado.
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Referencia bibliográfica:
Hawlena, Dror; Pérez-Mellado, Valentín. “Change your diet or die: predator-induced shifts in insectivorous lizard feeding ecology” Oecologia 161(2): 411-419 agosto de 2009.
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