La Universidad de Zaragoza inicia un ciclo dedicado al autor de la teoría de la evolución

Las ideas evolutivas que Darwin desarrolló hace 150 años siguen estando vigentes

“La teoría de la evolución (y su base, la selección natural) constituye una de las dos o tres ideas científicas más importantes en la historia de la humanidad. En particular, es imprescindible para comprender nuestros orígenes así como nuestro lugar en el conjunto de los seres vivos”. Así lo afirma José Adolfo de Azcárraga, Catedrático de Física Teórica de la Universidad de Valencia y del IFIC (CSIC-UV), que mañana jueves a las 12,00 horas impartirá una conferencia en la Sala de Grados de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza.

Las ideas evolutivas que Darwin desarrolló hace 150 años siguen estando vigentes
El profesor José Adolfo de Azcárraga ha sido invitado por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza.

De hecho, esta charla se enmarca dentro del ciclo dedicado al bicentenario del nacimiento de Charles Darwin (1809-82) y a los 150 años de la publicación de su obra “El origen de las especies” (1859), que ha sido organizado junto a la Real Academia de Ciencias de Zaragoza.

Con la conferencia “150 años tras el origen de las especies: La Teoría de la evolución y su importancia actual”, el profesor Azcárraga realizará una introducción a las ideas de Darwin y a la propia evolución del paradigma evolutivo –la evolución de la evolución- desde sus orígenes y antecedentes hasta las polémicas actuales (Dawkins, Gould, Conway-Morris, etc). “Aunque la teoría que Charles Darwin desarrolló hace 150 años ha superado en gran parte las controversias iniciales y es –o debería ser- patrimonio común, las ideas evolutivas no han perdido nada de su frescura inicial y son más relevantes en la actualidad de lo que pudiera parecer”, afirma este investigador y divulgador científico.

El profesor Azcárraga defiende que no es posible obviar la importancia de la componente biológica de la naturaleza humana frente a las tres visiones tradicionales, no completamente excluyentes, que se han usado para definirla: la 'tabula rasa' (todos nacemos con la mente en blanco, sobre la que se puede escribir cualquier cosa), la del 'buen salvaje' (somos originalmente buenos, y es la sociedad la que nos corrompe) y la del dualismo (de alma y cuerpo).

“Sólo aceptando la componente biológica de la naturaleza humana podemos prevenirnos contra los 'tics' instintivos que hemos adquirido evolutivamente, porque éstos, que fueron útiles al hombre de las cavernas, ya no lo son tanto para el hombre de las complejas sociedades actuales, pues la evolución cultural es muchísimo más veloz que la biológica. Un legislador que ignore la componente biológica de nuestra naturaleza no está legislando para hombres y mujeres, sino para seres que sólo existen en su imaginación”, asegura.

En cuanto a los retos actuales a los que se enfrenta la teoría de Darwin en estos momentos, el profesor Azcárraga señala que la evolución ha progresado mucho desde que Darwin formuló -influido por el gran Malthus- la base de la teoría, la selección natural. Y añade: “No obstante, los muchísimos avances posteriores, que Darwin no pudo ni prever ni imaginar, encuentran fácil acomodo en el esquema evolutivo que formuló hace ya 150 años”.

Islas Galápagos, un laboratorio natural para Darwin

Además, previamente a la conferencia, a las 11,45 horas, el ponente realizará una proyección de fotografías de la fauna de las islas Galápagos tomadas por él mismo, un lugar clave en el desarrollo de los estudios de Darwin, ya que las 13 islas principales y los 17 islotes que lo integran en el océano Pacífico, sobre el mismo ecuador, constituyeron un “laboratorio natural” que influyó poderosamente en la teoría de la evolución de las especies.

A pesar de que inicialmente Darwin pretendió estudiar Medicina en Edimburgo, y luego fue a Cambridge para convertirse en pastor anglicano, su interés por la naturaleza le llevó a embarcarse en 1831 en el barco de la marina inglesa "HMS Beagle", que realizaría una expedición con fines cartográficos alrededor del mundo durante cinco años. Este viaje fue esencial en el pensamiento de Charles Darwin. En las islas Galápagos, en el Océano Pacífico frente a Ecuador, quedó muy impresionado por las especies de animales que vio y, sobre todo, por las sutiles diferencias entre algunos pájaros del archipiélago. Darwin comprendió que las diferencias entre las especies son resultado de la selección natural, idea fundamental a la que llegó influido por Malthus. Al paso de las generaciones, los rasgos de los individuos surgidos accidentalmente que se adaptan a las condiciones naturales se perpetúan en detrimento de los individuos que no los poseen: la población evoluciona y aparecen nuevas especies. Darwin llamó a este proceso "descendencia con modificación". De este modo, la naturaleza selecciona las especies mejor adaptadas para sobrevivir y reproducirse. Este proceso es la "selección natural".

Años después, Darwin publicó su teoría en el libro El origen de las especies (1859), que provocó grandes controversias, ya que prescindía de toda visión creacionista o finalista y daba un golpe definitivo al antropocentrismo, resultado de concebir a los seres humanos como fin último de la creación. La teoría de la evolución de Darwin tuvo un enorme impacto en el pensamiento europeo de la segunda mitad del siglo XIX y, sin duda, su obra sentó las bases de la biología moderna.

El profesor José Adolfo de Arzcárraga (catedrático de física teórica de la Univ. de Valencia y miembro del IFIC (CSIC-UVEG)) se ha interesado siempre por la comunicación de la ciencia a la sociedad, divulgando y publicando numerosos artículos en prensa, revistas y libros, entre el que cabe destacar “En torno a Albert Einstein, su ciencia y su tiempo”, que obtuvo en 2005 el premio especial ‘Año mundial de la física’ (ver: http://www.uv.es/~azcarrag ). Defensor de la unidad de la Cultura con mayúsculas (que engloba a la científica y la humanística), considera que no se puede prescindir de la ciencia para comprender realmente el mundo que nos rodea.

Fuente: Universidad de Zaragoza
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