Un estudio de investigadores estadounidenses concluye que los arácnidos invasores, protagonistas de #Cienciaalobestia, son extremadamente hostiles con sus parientes autóctonas más cercanas. Además, han observado que ese comportamiento de darles caza no lo tienen con otras arañas.
La temible araña viuda negra se ha ganado la mala reputación debido a su venenosa picadura. No obstante, en algunas zonas del sur de EE UU, estas arañas tienen motivos para temer a unas parientes muy cercanas, las arañas viudas marrones (Latrodectus geometricus), a las que al parecer, no les agrada su compañía.
Tanto es así que, en los últimos veinte años, los científicos han observado que la autóctona ha sido desplazada por la araña viuda marrón, paradójicamente, una especie del mismo género Latrodectus.
Una investigación, publicada en la revista Annals of the Entomological Society of America, sugiere que no se trata simplemente de que esta última gane terreno compitiendo por el alimento o el hábitat, sino que, por el contrario, se ha demostrado que las arañas viudas marrones son propensas a buscar y matar a las viudas negras más cercanas.
El trabajo, realizado por investigadores de la Universidad del Sur de Florida (EE UU), se ha basado en experimentos en los que cohabitaron estas especies con otras emparentadas en hábitats controlados. Los resultados mostraron que las arañas viudas marrones tienen 6,6 veces más probabilidades de matar a las viudas negras del sur que a otras especies semejantes.
“Hemos comprobado que el comportamiento de la viuda marrón es muy agresivo con las negras del sur, sin embargo, es mucho más tolerante con otras arañas de la misma familia”, afirma Louis Coticchio, autor principal del estudio.
La araña viuda marrón es originaria de África, aunque se ha introducido en todos los continentes salvo en la Antártida. La araña viuda negra, por su parte, es originaria de Norteamérica y comprende dos especies estrechamente vinculadas en parentesco, la viuda negra del oeste (Latrodectus hesperus) y la viuda negra del sur (Latrodectus mactans).
Como experto en animales venenosos, Coticchio, al recolectar arañas salvajes en Florida durante sus proyectos de investigación, observó que las viudas marrones desplazaban a las negras, pero no a otras especies emparentadas. Esa fue una de las ideas que le inspiraron para llevar a cabo este trabajo.
“Sospechaba que Florida, en concreto, ofrecía abundante alimento y hábitat a ambas especies, y que probablemente había algún otro factor que podría influir, como por ejemplo, diferencias en el comportamiento”, explica.
“Según observaciones anteriores, las de color marrón parecían ser mucho más tolerantes con otras especies ajenas a su género, por lo que si los recursos podían ser el motivo principal, entonces veríamos el mismo comportamiento con otras arañas que compiten por ello, pero no es el caso”.
Así pues, el equipo científico, que además de Coticchio también contó con Deby Cassill, profesora asociada del departamento de Biología Integrativa de la Universidad del Sur de Florida y Richard Vetter, experto en arañas de la Universidad de California en Riverside, acordó profundizar en las posibles causas que llevarían a las arañas viudas marrones a exterminar a las viudas negras.
Por otra parte, también se aplicaron modelos matemáticos a los factores de riesgo de supervivencia a los que se enfrentan ambos invertebrados. En este sentido, los investigadores comprobaron que las dos especies tienen muchas más probabilidades de morir cazadas que por inanición.
Es decir, tal y como afirman los investigadores, “la competencia por que los recursos sean escasos no es una causa significativa de mortalidad entre las arañas jóvenes de ninguna de las dos especies”.
Además, el equipo científico también tuvo en cuenta otros factores, como las tasas de crecimiento de cada uno de estos arácnidos. Sobre este aspecto, los investigadores verificaron que las hembras jóvenes de viuda marrón son un 9,5 % más grandes que las viudas negras, mientras que los machos adultos de viuda marrón son un 25 % más pequeños respecto a los machos adultos de viuda negra.
Por otro lado, en lo que a las tasas de fertilidad se refiere, el estudio afirma que las hembras adultas de viuda marrón alcanzan la madurez reproductiva un 16 % antes, y en paralelo, los machos adultos de viuda marrón llegan a esta etapa un 21 % antes que sus parientes de viuda negra. Asimismo, las arañas hembras de viuda marrón eran aproximadamente el doble de fértiles que las de viuda negra.
No obstante, los datos más reveladores se obtuvieron al colocar juntos a ambos insectos y otras especies de arañas. En concreto, lo que llamó la atención de los expertos fue comprobar que cuando las arañas viudas marrones se encuentran cerca de las negras, las primeras capturan y aniquilan a las segundas en el 80 % de los casos.
Otro dato importante que se extrae de este trabajo es que cuando a los ejemplares adultos de ambas especies les tocaba convivir, las viudas negras murieron en el 40 % de los ensayos, mientras que mataron en defensa propia a las viudas marrones en el 30 % de los casos. Ambos insectos solo lograron cohabitar de forma pacífica en un 30 % de las ocasiones.
Y aún más, según los investigadores, durante los experimentos, las arañas viudas marrones se adentraban con frecuencia en las telarañas de las viudas negras.
En palabras de una de las integrantes del equipo científico, Deby Cassill, “no se esperaba encontrar una diferencia tan drástica y consistente en las personalidades de ambos animales. Las viudas marrones son audazmente agresivas, exploran rápidamente al que está a su alrededor y atacarán si éste no opone resistencia”.
En general, una batalla entre dos audaces arañas, suele resolverse yendo ambas a rincones separados para confrontar. Sin embargo, “las viudas negras son extremadamente esquivas, y solo contraatacan si es para defenderse de una araña agresiva”, en palabras de los autores del estudio.
La caracterización de la araña viuda marrón como agresiva es un término relativo, según los investigadores, puesto que refleja su postura hacia la araña viuda negra, pero no hacia los humanos.
Aunque las arañas viudas son sinantrópicas, es decir, suelen encontrarse alrededor de estructuras construidas por el hombre, como graneros, garajes y cobertizos, “rehúyen cuando se ven acosadas por humanos o animales más grandes que no se consideran presas”, detalla Coticchio.
“Normalmente huirán o bien se enrollarán en una bola y se harán las muertas cuando sean atacadas o acosadas por otros animales”, añade el investigador. Con todo, el veneno de la viuda marrón provoca reacciones menos graves en los humanos que el de la viuda negra, y las mordeduras a personas son poco frecuentes.
Normalmente huirán o bien se enrollarán en una bola y se harán las muertas cuando sean atacadas o acosadas por otros animales
Ahora bien, la evidente hostilidad de la araña viuda marrón hacia la negra ha llevado a los científicos a plantearse varios interrogantes, como por ejemplo, qué es lo que lleva a este insecto a comportarse así con una especie estrechamente relacionada.
Tal y como señalan los investigadores, las especies invasoras suelen superar a las autóctonas por ventajas en factores tales como la fertilidad, el crecimiento, la dispersión o las defensas contra los depredadores. Pero la depredación directa de una especie invasora sobre su pariente autóctona, en todo el reino animal, no es muy habitual.
“Nos gustaría saber cómo interactúan las viudas marrones con otras especies de arañas, más concretamente con las viudas negras de África, de donde se cree que son originarias las primeras”, admite Coticchio.
Al mismo tiempo, “queremos ver si su comportamiento y el desplazamiento de las viudas negras es algo que han adaptado aquí en Norteamérica, o si por el contrario, es algo que muestran de forma natural incluso en zonas donde han coexistido con las viudas negras durante periodos de tiempo mucho más largos”.
Referencia:
Louis A Coticchio et. al: “Predation by the Introduced Brown Widow Spider (Araneae: Theridiidae) May Explain Local Extinctions of Native Black Widows in Urban Habitats”, Annals of the Entomological Society of America, 2023