La temperatura del agua en el Cantábrico oriental ha aumentado 0,24 ºC por década desde los años '80, un incremento que sube hasta 0,33 ºC en verano. En los últimos 30 años la temperatura del agua ha ascendido casi 1 ºC de media estival, lo que, unido a otros factores derivados del cambio climático, está provocando cambios significativos en la vegetación marina. Así lo ha determinado el estudio publicado en la revista Estuarine, Coastal and Shelf Science.
En el medio terrestre el aumento de 1 ºC puede parecer un cambio insignificante, ya que las temperaturas pueden variar una decena de grados o más en un mismo día. En el mar, en cambio, las variaciones son muchos más paulatinas.
"Por tanto, el incremento de 1 ºC ocurrido en las tres últimas décadas es un cambio significativo que afecta sin duda a la vegetación”, alerta José María Gorostiaga, profesor del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), y director del equipo de investigación de Bentos Marino.
La investigación, publicada en la revista Estuarine, Coastal and Shelf Science, revela que tanto en primavera como en verano se han reducido de forma significativa las precipitaciones en los últimos 30 años.
“La reducción de las lluvias estivales en combinación con una mayor estratificación del agua de mar podrían estar dando lugar a un aumento de la transparencia del agua y de la incidencia del sol en el fondo marino, así como, a una menor disponibilidad de nutrientes, lo cual afecta negativamente a la supervivencia de ciertas especies de algas”, explica Isabel Díez, también investigadora del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV/EHU y coautora del estudio.
El equipo cuantificó y midió los cambios sufridos por la flora, y comparó los datos de un estudio pionero realizado por su director en 1991, con los datos recogidos entre 2008 y 2009, usando la misma metodología y las mismas localizaciones.
“Detectamos, por ejemplo, que las algas de copa, unas especies equivalentes a los árboles en la tierra, que forman praderas submarinas a lo largo de la costa vasca, estaban sufriendo un proceso de 'deforestación”, apunta Gorostiaga.
Organismos muy sensibles al cambio climático
El estudio deja en evidencia que las transformaciones son parte de un fenómeno global. “Los mayores cambios vienen en la disminución de las algas formadoras de copa, las especies que estructuran el espacio y el hábitat del fondo marino. Las laminarias, algas de aguas más frías con importante presencia en San Juan de Gaztelugatxe y Bakio a comienzos de los noventa, han desaparecido completamente. Las especies foráneas, en cambio, han aumentado”, comenta Díez.
Los investigadores también han constatado el aumento en diversidad y riqueza de las algas simples y de pequeño tamaño de carácter estacional, que no forman parte de la flora de las costas vascas de manera permanente.
Según el equipo de Bentos Marino de la UPV/EHU, las algas son "definitivamente" organismos muy sensibles al cambio climático, y podrían ser tenidas en cuenta como indicadores potenciales del mismo.
“Los cambios se deben a un cuadro complejo donde interactúan varios factores a la vez, por tanto es difícil predecir cómo evolucionarán estos fenómenos. Conoceremos detalles más concretos con nuevos estudios que estamos abordando ahora”, concluye la experta.
Junto a José María Gorostiaga e Isabel Díez, han participado en el estudio Nahiara Muguerza, Alberto Santolaria y Unai Ganzedo, todos miembros del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV/EHU.