El mismo equipo IDIBAPS descubrió las propiedades de otra molécula, CD6, para tratar el choque séptico de origen bacteriano. Junto con CD5, que se aplicaría en infecciones sistémicas fúngicas, estas dos moléculas podrían dar lugar a una nueva terapia biológica combinada para combatir el choque séptico. La posible aplicación de estas moléculas, todavía en fase experimental, ha sido patentada a través de la Fundació Clínic y el AVCRI.
El choque séptico es una patología severa causada por una infección que se extiende sin control por todo el cuerpo a través del torrente circulatorio. Provoca un cuadro inflamatorio severo con colapso cardiocirculatorio inducido por la presencia en sangre de toxinas especialmente virulentas de bacterias o hongos. Se trata de la principal causa de muerte a las Unidades de Cuidados intensivos, con una tasa de mortalidad alrededor del 30-50% de los pacientes que lo sufren. Esto es debido a que una vez detectado el choque séptico la terapia habitual con antibióticos y otras medidas de apoyo resulta insuficiente para corregir los cambios fisiopatológicos asociados al choque. El equipo que dirige el Dr. Francisco Lozano, consultor senior del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic y jefe del equipo del IDIBAPS Inmunoreceptores del sistema innato y adaptativo, publica un estudio a la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) donde describen la eficacia de la proteína CD5 frente del choque séptico provocado por hongos. Los Drs. Jorge Vera y Rafael Fenutria son los primeros firmantes del trabajo, en el que también participan miembros del Hospital del Mar de Barcelona, la Universidad Complutense de Madrid y la East Tennessee State University (USA). Este estudio se complementa con investigaciones anteriores del equipo que podrían convertirse en la primera respuesta efectiva contra el choque séptico de origen fúngico y bacteriano. Las posibles aplicaciones terapéuticas han sido patentadas y se tratarán de traspasar a la práctica clínica
CD5 es un receptor que se encuentra en la membrana de determinadas células del sistema inmunitario (linfocitos, macrófagos, células dendríticas). Es conocido por su función en la modulación fina de las señales de activación y diferenciación linfocitaria. Esta proteína tiene la capacidad de detectar la presencia de polisacáridos de la membrana celular de los hongos y unirse contribuyendo al inicio de una respuesta inmunitaria protectora. Los investigadores del IDIBAPS, mediante técnicas de biología molecular, han producido la suficiente cantidad de una forma soluble de esta proteína para llevar a cabo experimentos en ratones a los que se les induce un choque séptico de origen fúngico. En los estudios in vivo se ha visto que el pretratamiento con CD5 inyectado aumenta su supervivencia, hecho también observado cuando la administración de la proteína se hace pocas horas tras la inducción del choque. Además, se ha comprobado que tiene un efecto protector frente a la respuesta inflamatoria desencadenada por la infección, una de las principales causas de mortalidad. A diferencia de CD5, los tratamientos convencionales con antibióticos no eliminan las toxinas que provocan la inflamación. El CD5 soluble, además de unirse a los hongos y sus toxinas, forma agregados que evitan la diseminación de los patógenos y facilitan la eliminación por parte de los fagocitos. Por otro lado, también interfiere con la activación linfocitaria y reduce el componente inflamatorio debido a este fenómeno.
En estudios anteriores el equipo IDIBAPS liderado por el Dr. Francisco Lozano descubrió propiedades similares de la molécula CD6 aplicables al choque séptico por bacterias. Así pues, CD5 y CD6 son complementarios y podrían dar lugar a una nueva terapia biológica combinada para combatir el choque séptico polimicrobiano o todavía no filiado. Se trata de un posible tratamiento de amplio espectro que no provocaría ninguna reacción adversa del sistema inmune, puesto que las proteínas utilizadas son parte de nuestras células. La aplicación de estas proteínas ha sido patentada a través del AVCRI y la Fundació Clínic para la Investigación Biomédica, y hará falta seguir trabajando para buscar la manera de aplicar sus propiedades en humanos.