El Ministerio de Economía y Competitividad, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, la Royal Society y la Fundación Ramón Areces han reunido este martes en Madrid a investigadores españoles y británicos para avanzar juntos en la búsqueda de energías más limpias y seguras. El marco de referencia es el programa europeo Horizonte 2020.
La Fundación Ramón Areces ha acogido hoy el encuentro de Networking Nations II, Oportunidades científicas en Reino Unido y España, una jornada para que científicos de ambos países compartan sus trabajos, en esta ocasión, sobre el tema de la energía.
La primera edición se celebró en 2012 en la sede londinense de la Royal Society, según ha recordado su vicepresidente y tesorero Anthony Cheetham. La veterana institución coorganiza este evento junto al Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), en colaboración con la embajada británica en Madrid y la española en Londres.
“La energía es un sector que afecta a toda la cadena de valor de todos los sectores productivos”, ha recordado la Secretaria General de Ciencia e Innovación del MINECO, Maria Luisa Poncela, quien ha destacado las más de 1.800 actividades conjuntas entre ambos países –sobre todo científicas– dentro del Séptimo Programa Marco (7PM), que movilizan más de 7.000 millones de euros.
“España es el segundo país que obtiene más retornos del 7PM en temas energéticos –más del 11%–, y es líder en energía eólica y eficiencia energética de edificios”, ha indicado Poncela, “aunque el Reino Unido lo es en un aspecto que nos interesa mucho: la energía oceánica”. También ha expresado su deseo de “crecer juntos” dentro de Horizonte 2020 (H2020), el programa europeo que financia proyectos de investigación e innovación.
En este sentido, el embajador británico en España, Simon Manley, ha subrayado: “Si queremos satisfacer los objetivos de H2020, especialmente en el área de la energía, no nos queda mucho tiempo”, por lo que ha animado a colaborar para superar el enorme reto de la seguridad en este ámbito y los posibles efectos del cambio climático.
Biomasa, energía solar, hidrógeno y eólica
Las diversas fuentes de energía renovable han marcado el programa del encuentro. En la primera sesión , sobre biomasa, han intervenido Mercedes Ballesteros, jefa de la Unidad de Biocarburantes del CIEMAT, y el profesor John Pickett de la Royal Society.
“El uso de biomasa de lignocelulosas (a partir de residuos como los forestales y agrícolas) es una de las alternativas más prometedoras a corto-medio plazo”, ha dicho Ballesteros, quien ha recordado que Europa está trabajando para impulsar los biocarburantes para que cubran el 4% de todas las necesidades de transporte de la Unión Europea en 2020.
Por su parte, Pickett ha insistido en la necesidad de establecer políticas a corto y largo plazo y una hoja de ruta de la investigación en esta área. También recordó el problema del uso de la tierra y que este tipo de combustibles pueden tener un coste medioambiental no deseado, por lo que es necesaria más investigación para producir biocombustibles más avanzados.
En la sesión dedicada a la energía solar han intervenido el doctor Eduardo Zarza, responsable de la Unidad de Sistemas de Concentración Solar de la Plataforma Solar de Almería (CIEMAT) y el profesor Robin Perutz, miembro de la Royal Society en la Universidad de York.
Zarza ha explicado que España es líder mundial en tecnologías termosolares de concentración, con un gran potencial para colaborar a escala internacional. También ha señalado que la radiación solar se considera hoy en día, junto con la energía eólica, la mejor opción para sustituir a los combustibles fósiles. Por su parte, Perutz ha afirmado que la este tipo de energía es esencial en la mezcla de energía para evitar emisiones catastróficas de CO2.
Respecto a la energía del hidrógeno y su almacenaje, el tema ha sido tratado por el profesor de Investigación del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (CSIC), José Luis García Fierro y el miembro de la Royal Society en la Universidad de St Andrews, el profesor Peter Bruce, quien ha insistido en la necesidad de mayor investigación con el fin de desarrollar tecnologías de almacenamiento que permitan equilibrar el suministro de energía con la demanda.
Por su parte, García Fierro ha manifestado que, entre las numerosas fuentes de energía renovables, la solar es con diferencia el mayor recurso ya que “en una hora, los rayos de sol emiten más energía a la tierra de la que se consume en el planeta durante un año”.
Lourdes F. Vega, directora de MATGAS, (Grupo Air Products – CSIC-UAB) y el investigador Andy Cooper, miembro de la Royal Society en la Universidad de Liverpool, han sido los encargados de abordar la captura y almacenaje de CO2. Ambos parten del convencimiento de que la demanda de energía seguirá en aumento por lo que hay que trabajar para buscar fuentes de energía sostenibles, aunque ya existen diferentes tecnologías que permiten la captura de los gases invernadero, su transporte y su almacenamiento.
Los proyectos relativos a sistemas eólicos han cerrado la quinta sesión que ha corrido a cargo de Ignacio Cruz, responsable de la Unidad de Energía Eólica de la División de Energías Renovables del CIEMAT y de Andrew Garrad, miembro del Consejo Supervisor de DNV GL–Energy. Garrad repasó la actividad que Gran Bretaña está realizando en este campo, centrado fundamentalmente en la producción de energía eólica marina.
Más tarde, Herbert Huppert, miembro de la Royal Society; Paul Durrant, director de Políticas de Innovación Energética en el Departamento de Energía y Cambio Climático del Reino Unido; y Borja Izquierdo, delegado español en el Comité de Programa de Energía durante el 7PM y actual Director de la Oficina Europea de FECYT, han abierto un panel de discusión sobre políticas, retos y oportunidades de colaboración bilaterales.
El acto ha concluido con la intervención del profesor Avelino Corma, del Instituto de Tecnología Química (UPV-CSIC) y uno de los dos únicos científicos españoles miembro de la Royal Society.
El doctor Corma ha explicado que si bien es verdad que el empleo de gas natural en lugar de carbón para la producción de energía eléctrica en centrales disminuye las emisiones de CO2, “tenemos que considerar que el uso de combustibles fósiles para la producción de energía no es más que una manera de comprar tiempo hasta que consigamos desarrollar las fuentes alternativas de energía sostenible a un nivel competitivo”.