Un equipo de investigación internacional ha reconstruido la historia medioambiental de selvas de Centroamérica y Sudamérica con el análisis de la diversidad genética de un árbol considerado un ‘fósil viviente’: el Symphonia globulifera. Los resultados aportan información “esclarecedora” sobre el cambio climático.
El estudio, que es el primero que compara de esta manera los patrones de la diversidad genética en Centroamérica y Sudamérica, esclarece parcialmente el modo en que el árbol respondió al clima del pasado. Las conclusiones pueden servir para predecir el modo en que los bosques reaccionarán a los cambios medioambientales venideros.
Christopher Dick de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y Myriam Heuertz de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) estudiaron el Symphonia globulifera, también conocido como ‘cerillo’ con el objetivo de comprender el modo en que los bosques tropicales respondieron a cambios climáticos ocurridos en el pasado.
Para ello, recurrieron a secuencias de ADN ribosómico y de cloroplastos, y también a loci de microsatélites nucleares (nSSR) que son potentes marcadores que resultan útiles en los estudios sobre diversidad genética. El estudio, que se ha publicado en el último número de Evolution, permite averiguar dónde vivían exactamente los árboles durante cada período histórico y cuál era su abundancia.
Gracias al registro de polen fosilizado y al análisis de la diversidad genética entre las poblaciones existentes, los científicos observaron que en Centroamérica las poblaciones de este árbol presentaban grandes diferencias genéticas entre sí. “Pensamos que este patrón se debe a la peculiar historia de los bosques de Mesoamérica”, explicó Dick. Según el investigador, esta historia fue “relativamente seca durante el período glacial de hace 10.000 años. En muchas zonas, los bosques se circunscribían a las cimas montañosas o las tierras bajas más húmedas. En los patrones de diversidad genética que hallamos, observamos la huella de esa historia forestal”.
Por otra parte, encontraron una menor diversidad entre las poblaciones de la cuenca del Amazonas, región que permaneció húmeda durante el período glacial y, así, permaneció poblada por bosques de manera ininterrumpida. “La deriva genética del Symphonia globulifera fue aguda en Mesoamérica”, señalaron. Sin embargo, el estudio demuestra que las poblaciones del Amazonas parecen haberse expandido recientemente.
“Pensamos que se hallarán patrones similares en otras especies así de extendidas”, apuntó Dick. “Ante un eventual incremento del calor y la sequía, es probable que las poblaciones se restrinjan geográficamente de algún modo, sobre todo en Centroamérica, pero también que resistan”, subrayó.
El investigador manifestó que los árboles pueden pervivir a pesar de ciertos cambios, pero, añadió que “los cambios climáticos del pasado no vinieron acompañados de una deforestación, como es el caso hoy en día”. Dick concluyó que “esa conjugación de factores puede resultar nociva para muchas especies durante el próximo siglo, sobre todo para las que no están muy extendidas geográficamente”.
La historia del Symphonia globulifera
El Symphonia globulifera es un árbol originario de África que ha poblado las masas continentales de Centroamérica y Suramérica por separado, pese a obstáculos aparentemente insuperables. El hecho de que sus semillas no toleren la sal hace difícil de creer que esta especie se extendiera cruzando los mares. No obstante, se ha constatado que este árbol, que puebla las selvas africanas desde hace 45 millones de años, viajó hasta Mesoamérica, la cuenca del Amazonas y las Indias Occidentales hace alrededor de 15 millones de años, habiéndose hecho camino hasta el Nuevo Mundo (el continente americano) al menos tres veces a través de las corrientes oceánicas.
Esta propagación por una ruta tan improbable propició el establecimiento de tres ramas principales de la especie en las selvas del Nuevo Mundo. Desde entonces estas ramas se han mantenido aisladas genéticamente, otorgando a los Symphonia globulifera la condición de “fósil viviente”. Se denomina fósil viviente a un organismo que carece de parientes cercanos vivos y que, aparentemente, no ha sufrido modificaciones desde hace millones de años. Puede serlo cualquier organismo que haya sobrevivido a fenómenos de extinción a gran escala y que se asemeje a otra especie conocida únicamente por fósiles.
El registro de fósiles de polen de Symphonia globulifera es extenso, detallado y está bien estudiado, probablemente por su utilidad como herramienta geológica para la industria petrolera. Curiosamente, este registro revela que, aunque los árboles del Nuevo Mundo y los de África tienen actualmente el mismo aspecto, han evolucionado por separado.
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Referencia bibliográfica:
Dick C.W. and Heuertz M. “The complex biogeographic history of a widespread tropical tree species” Evolution 62:2760-74. Nov 2008