El mar actúa como un amortiguador gigante del dióxido de carbono de la atmósfera y de los combustibles fósiles. Aunque se pensaba que el equilibrio químico del mar era inamovible, investigadores suecos y australianos han descubierto que el pH del agua de la superficie del mar ha disminuido en hasta un 25% desde el inicio de la industrialización, afectando la reproducción de la vida animal marina.
El estudio, que es uno de los primeros del mundo sobre el proceso de acidificación del agua del mar, ha sido elaborado por investigadores de la Universidad de Gothenburg (Suecia) junto a científicos australianos. Los suecos Jon Havenhand y Michael Thorndyke se han basado en la libre fertilización de erizos de mar, Heliocidaris erythrogramma, en agua donde el pH se había reducido de 8,1 a 7,7.
Según los investigadores, estos resultados son “alarmantes” porque implican un ambiente tres veces más ácido y corresponde más bien a los cambios previstos para el 2100. Al igual que la mayoría de los invertebrados, el erizo de mar se multiplica liberando al agua los huevos que se han de fertilizar. Sin embargo, en un ambiente marino más ácido, la capacidad de multiplicación del erizo de mar se reduce en un 25%, ya que el esperma nada más despacio y se mueve con menor eficacia.
Si la fertilización tiene éxito, su desarrollo larvario se ve alterado hasta el grado de que sólo el 75% de los huevos se desarrollan en larvas sanas. “Un descenso del 25% en la fertilidad es equivalente a un descenso del 25% de la población reproductora. Todavía queda por ver si en otras especies se observa el mismo efecto, pero traducido a especies de importancia comercial y ecológica como langostas, cangrejos, mejillones y pescado, la acidificación tendría consecuencias de gran alcance”, ha señalado el investigador del Departamento de Ecología Marina que trabaja en el Sven Lovén Centre for Marine Sciences de Tjärnö, Jon Havenhand.
El caparazón del erizo del mar es sensible a la acidificación
El erizo de mar estudiado por Jon Havenhand y Michael Thorndyke vive en la costa sur de Australia. Desde el punto de vista de la investigación, la especie es muy interesante, ya que su caparazón es calcáreo y susceptible de descomponerse en ambientes más ácidos.
“Las especies con esqueletos o caparazones calcáreos son especialmente sensibles a las disminuciones del pH, reduciéndose su capacidad de reproducirse y aumentando la mortalidad. Pero todavía no sabemos lo suficiente sobre los efectos de la acidificación del mar, y espero estar equivocado sobre las enormes consecuencias de nuestros resultados”, ha apuntado Havenhand, que ha añadido que es imprescindible seguir investigando a nivel mundial.
Las investigaciones sobre los efectos de la acidificación se están llevando a cabo con el apoyo del Consejo Sueco de Investigaciones, FORMAS y el Consejo Australiano de Investigaciones.
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