Más de un centenar de especialistas en técnicas de captura de dióxido de carbono (CO2) y ponentes de todo el mundo se han reunido en la sede del Instituto Nacional del Carbón (INCAR-CSIC), en Oviedo. Allí están debatiendo las alternativas tecnológicas para obtener CO2 purificado a altas temperaturas, una línea en la compiten grupos de trabajo internacionales junto a investigadores del INCAR.
“El interés en las tecnologías de captura de CO2 está aumentando exponencialmente en todo el mundo. Muestra de ello es que ésta es la primera vez que la Agencia Internacional de la Energía organiza la reunión, y la asistencia ha doblado nuestras expectativas”, explica Juan Carlos Abanades, investigador principal del Grupo de Captura de CO2 del INCAR.
Los científicos del INCAR que dirige Abanades han creado un prototipo que se plasmará en una planta de captura de CO2 a escala semi-industrial en La Pereda (Mieres), que comenzará a funcionar a finales de 2010. En la iniciativa participan HUNOSA, Foster Wheeler, además del INCAR y Endesa, que hoy la ha dado a conocer a la comunidad científica internacional.
Con una potencia de un megavatio, la planta de La Pereda contará con financiación del VII Programa Marco de la UE, el principal instrumento de la Comisión Europea para financiar acciones de I+D+i.
La instalación competirá con soluciones estadounidenses, alemanas, australianas y japonesas para capturar CO2 y representa un paso más en la carrera hacia una opción que termine por extenderse internacionalmente. “Habrá que esperar años para conocer cuál será la tecnología que se impondrá. Ahora entramos en una fase a mayor escala y más costosa que la del laboratorio, en la que se plasmará la eficiencia de cada solución y su viabilidad económica”, señala Abanades.
La propuesta del INCAR
“El procedimiento que aplica el prototipo que hemos desarrollado es aplicable a procesos en los que se produce CO2 a altas temperaturas, como es el caso de las centrales térmicas”, afirma Mónica Alonso, miembro del Grupo de Captura de CO2 del INCAR.
Y la generación de CO2 a altas temperaturas representa buena parte de la producción mundial de este gas. Como puso de manifiesto en la reunión la investigadora Shwetha Ramkuma, de la Universidad Estatal de Ohio, “el 41% de la energía eléctrica mundial se genera en centrales térmicas, que producen el 42% de las emisiones mundiales de CO2”.
La propuesta del INCAR parte de los gases de salida de una central térmica, de los que el CO2 supone un 15 %. Ahí comienza “una reacción química modulada por la temperatura y que emplea caliza, un sorbente natural muy barato. Así obtenemos el gas ya totalmente puro”, explica Mónica Alonso. De hecho, puntualiza Abanades, “lo que resulta más costoso tecnológicamente del proceso es conseguir CO2 puro”.
Los investigadores resumen el ciclo de dos etapas en que consiste el proceso como sigue: en una primera etapa, la caliza absorbe el CO2 a 650 ºC y se convierte en carbonato cálcico. A partir de ahí, la segunda fase consiste en calentar el carbonato en otro reactor hasta los 900ºC para que libere el CO2 y vuelva a convertirse en caliza, que recircula hacia el primer reactor para volver a iniciar el proceso.
No obstante, el método afronta diversos retos relacionados con su salto a la escala semi-industrial y con los requerimientos energéticos de la reacción, una línea en la que seguirá trabajando el Grupo en los próximos años.