Se publica hoy en la revista ‘Proceedings of National Academy of Science (PNAS)’

Identifican un nuevo gen supresor de tumores colorrectales

La proteína Myosina 1a o MYO1A ha resultado ser clave en el desarrollo del cáncer colorrectal. Un nuevo estudio, liderado por investigadores españoles, revela que los pacientes con niveles bajos de dicha proteína tienen una supervivencia inferior a un año, mientras que los pacientes con niveles altos viven más de nueve años.

Adenocarcinoma de colon
En la foto, un adenocarcinoma de colon. Imagen: Ed Uthman.

Científicos del Centro de Investigaciones en Bioquímica y Biología Molecular (CIBBIM) del Instituto de Investigación Vall d’Hebron (VHIR) han identificado el rol de un gen –la Myosina 1a o MYO1A– en la aparición del cáncer colorrectal.

Lo que hasta hace poco se conocía como un gen sin demasiada importancia y responsable de parte del andamiaje interno de las células epiteliales del colon –estructura y recubrimiento de las vellosidades intestinales– ha resultado ser fundamental en el desarrollo del tumor.

Los resultados son concluyentes: MYO1A es responsable de la diferenciación de las células de tumores colorrectales, al mantener el tumor bajo cierto control y limitar el crecimiento tumoral. Los bajos niveles de MYO1A contribuyen a acelerar la progresión tumoral.

“Aunque hay que validar estos hallazgos en estudios mayores, hay firmes esperanzas de que la identificación del nuevo rol protagonista de MYO1A contribuirá a decidir qué pacientes con cáncer colorrectal localmente avanzado están curados quirúrgicamente y cuáles tienen altas probabilidades de recaída”, explica Diego Arango, responsable de este estudio y jefe del grupo de Oncología Molecular del CIBBIM-VHIR.

Los investigadores consideran que este hallazgo, publicado hoy en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), sitúa al MYO1A en una posición protagonista en este tipo de tumores, hasta el punto de tratarse de “un gen supresor del tumor capaz de modificar la supervivencia de los pacientes y actuar como factor pronóstico”.

El estudio, que buscaba la presencia de esta proteína en muestras de tumores localmente avanzados para ver cómo niveles altos o bajos de MYO1A repercutían de manera directa en la progresión tumoral y en la supervivencia, contrasta los datos con la evolución clínica de pacientes colorrectales para corroborar las diferencias en supervivencia y en período libre de enfermedad.

Así, los pacientes con niveles bajos de la proteína MYO1A están libres de enfermedad menos tiempo y tienen una menor supervivencia –inferior a un año– si se compara con los pacientes con altos niveles que tienen una supervivencia superior a nueve años. Además, niveles bajos de MYO1A se relacionan con una menor supervivencia de los pacientes con cáncer colorrectal, lo que lo convierte en un claro factor de mal pronóstico.

Aunque no es el único factor, por sí solo, capaz de producir un tumor donde no lo había, esta proteína es una pieza clave en la malignización del tejido colorrectal. Por el contrario, cuando MYO1A está presente ejerce un papel protector, al mantener la estructura natural del tejido.

Una proteína conductora del cáncer

“Hasta la fecha se pensaba que la pérdida de MYO1A era una consecuencia de la progresión tumoral. Sin embargo, uno de los resultados más sorprendentes del estudio es la demostración de que la inactivación de esta proteína es causante directa de la pérdida de diferenciación celular y, por lo tanto, contribuye directamente a la formación del tumor”, aclara Arango. “MYO1A es el conductor del proceso y no un simple pasajero”.

Es frecuente encontrar mutaciones de MYO1A (en el 32% de los tumores) y, en consecuencia, cuando este gen se altera y se inactiva se pierde la capacidad de diferenciación de las células epiteliales, lo que se traduce en bajos niveles de MYO1A, un mayor crecimiento tumoral, peor pronóstico de los pacientes y menor supervivencia.

El estudio ha sido liderado por el Grupo de Oncología Molecular del CIBBIM-VHIR y han colaborado otras instituciones como el CIBER de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN), la Universidad de Yale (EE UU), el Instituto Ludwig (Australia), Biomedicum Helsinki (Finlandia) y la Universidad de Heidelberg (Alemania).

Fuente: SINC
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