El pasado 3 de enero el Grupo de Investigación de Geomorfología y Dinámica Cuaternaria del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) partió hacia Etiopía como parte de un proyecto de excavación en una zona recién descubierta en la que ya se han encontrado fósiles.
El yacimiento fue descubierto en los años '70, pero la zona en la que va a trabajar este equipo está aún por explorar “ya que no aparece en ningún trabajo de Arqueología, ni de Paleontología, ni de Geología dedicada al Cuaternario”, explica Alfonso Benito, responsable del Grupo de Investigación de Geomorfología y Dinámica Cuaternaria del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
Este yacimiento se ubica en la zona de Mieso, en el conocido como ‘Triángulo de Afar’. En la campaña, que se prolongará durante un mes, participan también la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Instituto de Arqueología del University College of London.
El Triángulo de Afar, al norte de Etiopía, es una depresión tectónica desértica conocida por ser la zona más rica en yacimientos prehistóricos del continente africano donde se han encontrado los restos de homínidos y las herramientas más antiguas.
Sin embargo, esta zona está ya muy concurrida por investigadores de otros países, fundamentalmente norteamericanos, de ahí que al grupo de excavación en el que participa el CENIEH le resulte imposible acceder a este lugar. Sin embargo, a lo largo de las campañas anteriores, ya que éste es el tercer año en el que se desplazan a Etiopía, la prospección de este terreno ha dejado al descubierto nuevas zonas, aún por explorar, con acumulación de materiales, sobre todo huesos fósiles.
A pesar de que la parte más conocida de los yacimientos etíopes está ya ocupada, Alfonso Benito está convencido de que la zona que ellos se disponen a explorar puede depararles muchas sorpresas.
Según el experto, “son restos más recientes que los hallados en el yacimiento principal, sin embargo, aunque no jugamos con la baza de la antigüedad, sí tenemos la de ser los primeros en investigar esta zona”.
Durante las prospecciones ya se han encontrado fósiles de mamíferos y de carnívoros, y restos de mandíbulas, dientes y cráneos; asimismo han aparecido herramientas de piedra, principalmente lascas y bifaces. “Esto nos da pie a pensar que estamos en una cultura chelense acompañada por la fauna que he descrito anteriormente. Por tanto, por los sedimentos y por este tipo de material creemos que el periodo en el que nos encontramos es el Pleistoceno Medio”, añade.
La cultura chelense recibe su nombre del yacimiento francés de Cheles, ubicado junto a al confluencia del río Marne con el Sena, y se identifica con el periodo correspondiente a la primera de las dos grandes etapas en las que se divide el Paleolítico Superior. Se caracteriza por el uso de hachas en forma de almendra cuya talla es ya bastante avanzada.
El yacimiento principal
El yacimiento más conocido del Triángulo de Afar ha sido excavado fundamentalmente por grupos americanos. “En los restos fósiles allí encontrados descubrimos a numerosos homínidos, como los primeros homínidos africanos entre los que se encuentra el Homo afarensis”, explica Alfonso Benito.
El Australopithecus afarensis fue encontrado en 1974, en Hadar, en el norte de Etiopía, por un equipo dirigido por el paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson y recibe su nombre de la tribu que habita en esa región: los Afar. Su antigüedad se ha datado entre 3,5 y 2,8 millones de años.
La especie era bípeda, con las piernas proporcionalmente más largas en comparación con los brazos y con una curvatura en manos y pies que hace intuir cierta actividad arbórea como dormir en los árboles o recolectar comida de ellos.
Presentaba además un alto grado de dimorfismo sexual: los machos medían alrededor de 1,50 metros y pesaban más de 50 kg; las estatura de las hembras era unos 30 cm inferior y su peso rondaba los 30 kilos. Su cerebro era pequeño, como el de un chimpancé o un gorila, y su cara era prominente.
Yacimientos en el desierto
Los yacimientos en zonas desérticas son característicos de África. Casi todos en sus orígenes eran bordes de lagos que con el paso del tiempo se han ido secando y se han convertido en una zona desértica en la que se ha producido erosión.
Esa erosión ha dejado al descubierto los sedimentos y actualmente se pueden ver amplias zonas de vegetación que permiten observar todo el suelo y ver si hay o no fósiles. “Es decir”, comenta Alfonso Benito, “que aparezcan yacimientos en zonas desérticas va unido a que este terreno carece de vegetación, por lo que la erosión es mucho más fuerte que otros lugares y deja al aire libre las capas en las que se encuentran los restos fósiles”.