El Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid cuenta con uno de los tres equipos de magnetoencefalografía (técnica de neuroimagen que mide la actividad cerebral) que hay en España. Fernando Maestú Unturbe, uno de los expertos que lo maneja, ha visitado hoy el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) para establecer colaboraciones con los científicos de Salamanca y avanzar en el diagnóstico de las enfermedades neurodegenerativas.
La magnetoencefalografía es una técnica de neuroimagen que mide la actividad cerebral a través de la detección de los campos magnéticos del cerebro y su aplicación para el estudio del alzhéimer. En España sólo hay tres equipos de magnetoencefalografía y no existen más de 200 en todo el mundo.
"Cualquier corriente eléctrica emite un campo electromagnético", señala el investigador. Por eso, "como las células de nuestro cerebro se comunican a través de sinapsis electroquímicas, emiten un campo magnético que puede ser observado desde el exterior". De esta manera, "vemos cómo están funcionando las neuronas, si lo hacen de manera coordinada o descoordinada, y podemos ver los patrones de algunas enfermedades neurológicas y así tenemos un mayor poder diagnóstico", agrega.
La técnica apenas tiene unos 15 años, lo que la convierte en "la más joven de las técnicas de neuroimagen", capaz de medir en tres dimensiones de la actividad cerebral: el espacio, el tiempo ("se incrementa la resolución temporal" con respecto a otras técnicas, apunta) y la frecuencia a la que disparan las células. En el diagnóstico de alzhéimer tan sólo se emplea desde hace siete años, de manera que "estamos en un periodo de investigación", pero su aplicación en esta enfermedad es prometedora "porque da información sobre funcionalidad del cerebro y las relaciones entre distintas zonas".
En cualquier caso, el hecho de que se trata de una técnica tan novedosa hace que realizar diagnósticos a través de ella aún requiera de investigaciones. Someter a una persona sana a un examen con este sistema permite construir patrones de control para compararlos con los pacientes que tienen una enfermedad y comprobar así los patrones que caracterizan cada patología.
Técnica no invasiva
Una de las ventajas que ofrece la magnetoencefalografía es que se trata de una técnica no invasiva para quien se somete a ella. "El paciente introduce su cabeza dentro de un sensor que recoge lo que de forma natural emite nuestro cerebro", señala Fernando Maestú. De hecho, desde los 7 meses de gestación el cerebro ya emite estas señales y hay una técnica que es la magnetoencelefalografía fetal que mide el campo magnético del cerebro del feto.
Lo que los profesionales ven a través de esta técnica son oscilaciones del campo magnético que son el reflejo de los flujos de corriente eléctrica que hay en el cerebro. Aunque se trata de algo muy útil para ver las alteraciones cerebrales patológicas, también sirve para estudiar procesos normales de envejecimiento, según los expertos.
"En el envejecimiento normal se alteran los patrones de actividad cerebral, así que vemos relaciones entre zonas del cerebro que se alteran o se reorganizan con la edad", apunta. Se trata de una falta de conectividad adecuada. "Nuestro cerebro tiene muchas zonas relacionadas entre sí, esta estructura se va perdiendo a lo largo del paso de los años y este tipo de conectividad se pierde, el cerebro se va reorganizando progresivamente a medida que pierde células, pero lo hace de manera más ineficiente que un cerebro más joven", explica.