En un esfuerzo por proteger los tesoros artísticos en circunstancias económicas difíciles, los expertos en el patrimonio temen una aceleración del deterioro debido al cambio climático. Éstas cuestiones se debaten en Venezuela, en el marco de una conferencia internacional organizada por Naciones Unidas.
La creciente relación entre científicos y conservadores será el tema de una conferencia internacional de 4 días de duración patrocinada por NU, celebrada en Caracas, destinada a promover formas innovadoras para detener el deterioro de algunos de los tesoros artísticos y culturales más importantes de la humanidad.
Con la crisis económica mundial y el advenimiento de los efectos del cambio climático, se ha
producido un estado de emergencia en los museos de varios países tropicales. Colecciones enteras están en peligro", señala Álvaro González, investigador del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de Caracas y Director de la Fundación para la Conservación del Patrimonio Cultural de Venezuela.
Según ha afirmado José-Luis Ramírez, Director del Programa de Biotecnología para América Latina y El Caribe, de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-BIOLAC): "La preocupación normal sobre piezas únicas ya no es primordial. La conservación y protección de colecciones enteras de forma segura se ha convertido en una prioridad y los científicos juegan un papel clave: desarrollar técnicas y procedimientos que son fundamentales para la conservación del patrimonio".
Muchos de los tesoros culturales del mundo son creaciones hechas de materiales orgánicos, como papel, lienzo, madera y cuero, los cuales, en condiciones prolongadas de calor y humedad atraen a mohos, microorganismos e insectos, provocando su deterioro y descomposición.
Las nuevas técnicas en el campo de la biotecnología incluyen el uso de microorganismos para eliminar los hongos y otros problemas de piezas de arte, fotografías, documentos, mampostería y demás.
El Profesor Giancarlo Ranalli, de degli Studi del Molise (Pesche, Italia) describirá en su intervención la utilización con éxito de microorganismos en lugar de sustancias químicas para eliminar las alteraciones por cortezas negras, nitratos, sulfatos y otras alteraciones de la mampostería. También demostrará su funcionamiento con la cola animal presente en los famosos frescos pintados de Pisa y en otros lugares de Italia, que en los años 80 fueron sometidos a intentos de restauración bien intencionada, pero incorrecta. Su trabajo de restauración de mampostería ha incluido la base de de Miguel Angel y las Catedrales de Milán y Matera.
De modo similar, Sofía Borrego Alonso del Archivo Nacional de la República de Cuba y participante en la conferencia, ha señalado que la utilización de costosos biocidas químicos para combatir las infestaciones de microorganismos y de insectos -principales agentes del deterioro biológico de documentos históricos- no sólo es tóxica para las personas que los aplican, sino que también aceleran el deterioro de los materiales.
Borrego Alonso aboga por el uso de productos naturales derivados de plantas y que han sido probados con éxito en los Archivos Nacionales de Cuba.
Por su parte, la investigadora española Nieves Valentín Rodrigo del Instituto de Patrimonio Cultural de España, en Madrid, lleva un poco más allá esta idea, promoviendo el uso de microorganismos como biosensores que avisen a los conservadores de los riesgos potenciales para estos objetos de amenazas como la contaminación y los niveles de polvo.
Esta investigadora afirma que los hongos y las bacterias pueden utilizarse como método de detección de fluctuaciones ambientales importantes y del impacto de una cantidad excesiva de visitantes.
Según el Dr. Ramírez, uno de los anfitriones de estas jornadas, los conservadores de muchos países en vías de desarrollo, independientemente del tipo de colección que administren, deben afrontar cuestiones tales como la evaluación de la vulnerabilidad de los objetos, la mejora de las condiciones de conservación, el control de las condiciones ambientales de exposición o archivo (especialmente en países tropicales con medios muy limitados) y el establecimiento de prioridades de conservación y restauración.
Además de las biotecnologías, los expertos volverán sobre ideas antiguas como la técnica japonesa de conservación de objetos frágiles en cajas múltiples. Y destacarán el posible uso de envases de espuma de poliestireno para proteger de forma económica a los objetos del aumento del calor, la humedad y de otros peligros ambientales.
Se discutirá sobre si la temperatura, la humedad relativa y el punto de condenación ponen en riesgo o benefician a las colecciones. También se hablará de nuevas tecnologías existentes para medir y analizar los datos ambientales de los museos, de cómo controlar el ambiente con equipamiento mecánico mínimo o sin equipamiento y de tratamientos no tóxicos y no destructivos de los objetos del patrimonio cultural.
El Instituto de Historia de Cuba describirá un innovador método para evaluar objetivamente el
estado de las colecciones del patrimonio de fotografías y documentos, mientras que
expertos de Filipinas describirán su sistema de clasificación de prioridades de
restauración de piezas de arte.
El Instituto Nacional de Cultura de Perú describirá por su parte los esfuerzos para inventariar las posesiones históricas no catalogadas en 20 iglesias, monasterios y otras entidades. Todo
esto se enmarca en un contexto de preocupación en el país andino sobre la seguridad de su propiedad cultural frente a robos, vandalismo o intentos de restauración no científica que pueden
arruinarla o alterarla irreversiblemente.
Fernando Diniz Moreira, del Universidad Federal de Pernambuco, Brasil, advertirá de la necesidad y de los retos de la conservación de las obras más importantes de la arquitectura del siglo XX en países como Brasil, México y Venezuela, países que han producido muchas de las interpretaciones más importantes en América Latina del movimiento moderno. El Profesor recuerda el rápido envejecimiento de los edificios modernos debido al uso de materiales no entendidos totalmente en términos de su resultado a largo plazo y al excesivo funcionalismo de los edificios que dificulta su asignación a nuevos usos.
El Vicesecretario de UN, General Konrad Osterwalder, Rector de la UNU afirma: "Los objetos que están en las colecciones de los museos tienen unos valores culturales, científicos y estéticos eternos y que debemos conservar para futuras generaciones. Asimismo tienen un gran valor comercial derivado de las exposiciones, recuerdos, visitas y publicaciones".
"A pesar de la actual desaceleración económica" señala Osterwalder, "tenemos una gran responsabilidad para garantizar que los objetos históricos son manejados y usados de forma segura y sostenible y para salvaguardarlos de los posibles efectos del calentamiento del planeta".
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