La mayoría de los restos del cohete Long March 5B se desintegrarán durante su reentrada en la atmósfera terrestre, prevista para este 8 o 9 de mayo, y la probabilidad de que caiga algún fragmento en zonas pobladas es muy pequeña, según los servicios de vigilancia espacial, aunque el objeto está descontrolado. Un radar de la base de Morón (Sevilla) proporciona datos al consorcio europeo que realiza el seguimiento.
La semana pasada China lanzó al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial a bordo de un cohete Long March 5B, un lanzador que ahora está a punto de caer hacia la Tierra.
Su tamaño es de aproximadamente 30 metros, con una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas. Estas dimensiones lo convierten en uno de los trozos más grandes que vuelven hacia nuestro planeta y servicios de vigilancia de medio mundo lo están monitorizando.
Se espera que a lo largo del fin de semana el gigantesco objeto espacial chino impacte con la atmósfera terrestre, lo que ha provocado preocupación ante la probable caída a nuestro planeta de algunos de sus escombros y la activación de diferentes servicios de vigilancia espacial.
Entre estos figura el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la UE (EUSST), un consorcio internacional del que forman parte varias agencias espaciales y organismos públicos de numerosos países europeos, incluido el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación español.
Este consorcio está desde hace varios días monitoreando el retorno a la atmósfera terrestre del gigantesco objeto espacial chino fuera de control, aunque sus expertos ven poco probable que caigan restos en zonas pobladas de nuestro planeta.
La red de sensores y radares de este servicio de vigilancia espacial está observando el objeto "de cerca" y ha comprobado que está cayendo, y ha reducido su ventana de entrada a la atmósfera terrestre a un periodo comprendido entre los días 8 y 9 de mayo.
Los datos que ha publicado en abierto este consorcio revelan que el objeto lleva una inclinación que sugiere en principio que los restos o escombros del mismo caerían en una región de la Tierra cubierta en su mayor parte por el océano o áreas deshabitadas, y ha aseverado que la probabilidad estadística de un impacto en suelo en áreas pobladas "es baja".
Precisa también que las predicciones son todavía muy inciertas ya que el objeto está descontrolado, y las estimaciones más aproximadas sobre el lugar donde caerían esos restos sólo será posible hacerlas unas pocas horas antes del reingreso real del objeto en la atmósfera terrestre.
El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, ha asegurado en su cuenta de Twitter que la mayoría de los restos "se desintegrarán durante su reentrada a la atmósfera", y ha explicado que España está proporcionando datos de su radar en la base de Morón de la Frontera (Sevilla) al consorcio encargado de realizar el seguimiento del cohete.
La mayoría de los restos del cohete que lanzó el módulo de la nueva estación espacial china se desintegrarán durante su reentrada en la atmósfera.
— Pedro Duque (@astro_duque) May 6, 2021
España está proporcionando datos de su radar en Morón al consorcio que realiza el seguimiento, @EU_SST, coordinado por @CDTIoficial. https://t.co/7MuHj7Si2S