La mayoría de los restos del cohete Long March 5B se desintegrarán durante su reentrada en la atmósfera terrestre, prevista para este 8 o 9 de mayo, y la probabilidad de que caiga algún fragmento en zonas pobladas es muy pequeña, según los servicios de vigilancia espacial, aunque el objeto está descontrolado. Un radar de la base de Morón (Sevilla) proporciona datos al consorcio europeo que realiza el seguimiento.