Esta enfermedad respiratoria puede resultar mortal para muchos animales carnívoros, entre ellos los lobos, protagonistas de #Cienciaalobestia. Una nueva investigación señala que el virus impulsa la evolución del color del pelaje y la capacidad de aparearse de estos cánidos.
El virus del moquillo canino (CDV, por sus siglas en inglés) es una enfermedad contagiosa que puede infectar a los lobos y acabar con camadas enteras de crías, así como matar a ejemplares adultos. Los brotes tienen un impacto sustancial en las poblaciones de animales salvajes.
Un estudio, con participación internacional, quiso comprobar si la variación y predominancia de lobos de pelo negro en toda Norteamérica tiene relación con estos patógenos.
Para ello, combinaron datos de brotes de la enfermedad a gran escala, con observaciones a largo plazo de la emblemática población de lobos del Parque Nacional de Yellowstone y 12 poblaciones de lobos de toda América del Norte. Los resultados demostraron que los cánidos de pelo negro corren menos riesgo de morir por CDV que los lobos de pelaje gris.
El virus no es mortal para todos los individuos, sino especialmente para los más jóvenes. Es muy contagioso por inhalación y pertenece a la misma familia que el sarampión o la bronquiolitis en humanos
“El virus no es mortal para todos los individuos, sino especialmente para los más jóvenes. Es muy contagioso por inhalación y pertenece a la misma familia que el sarampión o la bronquiolitis en humanos. Lo que hemos demostrado en este estudio es que los lobos negros son más resistentes que los grises a la infección”, apunta a SINC Sarah Cubaynes que lidera el trabajo y es investigadora del Centro de Ecología Funcional y Evolutiva, del Centro Nacional para la Investigación Científica francés y la Universidad de Montpellier.
En muchas especies, el color se relaciona con aspectos del entorno, como la altitud, el clima, la disponibilidad de alimentos o la presencia de depredadores. Sin embargo, también puede señalar el estado de salud o capacidad inmunológica de un individuo.
Miembros de la manada Druid Peak en el Parque Nacional de Yellowstone participan en un juego de persecución. / Daniel Stahler/NPS
Aunque se sabe mucho sobre la evolución de los patógenos y la aparición de nuevas cepas de la enfermedad en las poblaciones animales, se conoce mucho menos sobre la resistencia del huésped y cómo se mantiene posteriormente.
El CDV ataca numerosos órganos, como el tracto gastrointestinal y el respiratorio, también a la médula espinal y el cerebro. Puede causar fiebre alta, inflamación de los ojos, dificultad para respirar, tos y diarrea. “Los lobos que sobreviven al virus tienen a veces síntomas de por vida, como los neurológicos. También suele aumentar la vulnerabilidad a infecciones secundarias”, explica Cubaynes.
Los investigadores no han encontrado todavía qué diferencia a los lobos de pelaje negro y gris respecto a su resistencia a estos patógenos. “En otra investigación anterior se demostró que estos canes negros son, en general, más grandes que los grises, y que la hormona del estrés y su nivel de agresividad son diferentes”, argumenta.
En otra investigación anterior se demostró que estos canes negros son, en general, más grandes que los grises, y que la hormona del estrés y su nivel de agresividad son diferentes
Los autores del estudio creen que los genes que codifican la coloración del pelaje podrían estar asociados a otros genes, o tener una acción directa sobre la función inmunitaria. “Se necesitan más estudios para comprender plenamente todas las diferencias. Los estudios genéticos, junto con los demográficos, son un área de investigación prometedora. También para otras especies, como los búhos moteados, que asimismo muestran diferencias similares entre lo ejemplares de distinto color”, enfatiza la científica.
Para Cubaynes, esta mayor resistencia podría deberse a que el gen negro modificado, que codifica una proteína directamente implicada en el sistema inmunitario, aumentaría dicha resistencia. “La otra hipótesis es lo que se denominan efectos pleiotrópicos del gen que codifica el color del pelaje: este gen podría estar vinculado a otros genes y, por tanto, estar correlacionado con otros genes que inducen una mejor inmunidad”, subraya.
Una hembra gris monta sobre un macho reproductor dominante negro en un comportamiento ritual de cortejo en la manada de Druid Peak. / Daniel Stahler/NPS
Otro resultado que han observado es que, aunque los lobos negros tienen más probabilidades de sobrevivir a dicho brote, tienen un menor éxito reproductivo. “Las hembras negras se reproducen menos que las grises”, indica la científica.
En las zonas donde el virus del moquillo es endémico, la preferencia de elección de pareja es la de los lobos de color negro. Sin embargo, en las zonas en las que está ausente, los de pelo gris tienen más éxito.
Esto se debe a que, al igual que en otros sistemas, un alelo o característica genética que proporciona una aptitud en presencia de un patógeno podría venir acompañada de un coste en ausencia de este.
“Un ejemplo es la anemia de células falciformes y la malaria en humanos. Los individuos heterocigotos, llamados portadores, tienen una mayor resistencia a la malaria, pero si una persona hereda dos copias anormales de los géneros de beta-globulina, sufre una reducción de la supervivencia debido a la anemia falciforme”, ejemplifica Cubaynes.
Referencia:
Sarah Cubaynes et al. “Distemper outbreaks select for mate choice and coat color in wolves” Science