El pelaje del ornitorrinco, protagonista de nuestro #Cienciaalobestia, se ilumina de verde o cian bajo la luz ultravioleta, según un nuevo estudio. Se trata de la primera observación de biofluorescencia en un mamífero que pone huevos, los llamados monotremas y de los que hay cinco especies. Los científicos sugieren que este extraordinario rasgo podría no ser tan raro como se pensaba hasta ahora.
Hasta el momento, la fluorescencia se había detectado en varias especies de reptiles, anfibios e incluso aves, también en mamíferos marsupiales, como la zarigüeya. Pero el año pasado el equipo de la investigadora de la Universidad del Estado de Colorado, Allison M. Kohler, descubrió también este rasgo en el pelaje de la ardilla voladora que mostraba diferentes intensidades de rosa.
Su hallazgo se produjo por accidente cuando realizaba una toma de muestras nocturna de líquenes. El equipo confirmó esta peculiaridad con los especímenes de ardillas voladoras extintas conservadas en los museos. Como en el siguiente cajón se encontraban los ornitorrincos (Ornithorhynchus anatinus), los científicos se propusieron examinarlos también.
Tras analizar tres ejemplares de esta especie –una hembra y un macho del Museo Field de Historia Natural en Chicago, y otro espécimen macho del Museo Estatal de la Universidad de Nebraska–, los investigadores confirmaron que su pelaje se iluminaba de verde o cian bajo la luz ultravioleta, pese a ser uniformemente marrón a la luz natural.
Los resultados, publicados en la revista Mammalia, muestran que el pelaje del ornitorrinco absorbe los rayos UV (con longitudes de onda de 200 a 400 nanómetros) y vuelve a emitir luz visible (de 500 a 600 nanómetros), lo que lo hace fluorescente. Pero ¿por qué han desarrollado esta característica?
Fluorescencia en ornitorrincos. / P. Anish et al
Como la zarigüeya marsupial y la ardilla voladora placentaria, los ornitorrincos son más activos durante la noche, el amanecer y el anochecer. Es posible que estos mamíferos, y posiblemente otros, hayan desarrollado la biofluorescencia para adaptarse a condiciones de poca luz. Los investigadores sugieren que así los ornitorrincos podrían verse e interactuar entre sí en la oscuridad.
“Lo que nos llevó a iluminar con luz ultravioleta a los ornitorrincos de museo fue una mezcla de serendipia y curiosidad”, recalca la autora principal, Paula Spaeth Anich, profesora asociada de biología y recursos naturales en el Northland College (EE UU).
Pero los científicos también estaban interesados en ver hasta dónde llegaba en el árbol de los mamíferos el rasgo del pelaje biofluorescente. “Se cree que los monotremas se ramificaron del linaje marsupial-placentario hace más de 150 millones de años. Por lo tanto, fue muy curioso constatar que esos parientes lejanos [los ornitorrincos] también tenían pelaje biofluorescente”, señalan los autores.
El siguiente paso será colaborar con investigadores australianos para observar la biofluorescencia en animales salvajes, y así profundizar en la exploración de este fenómeno en el árbol genealógico de los mamíferos.
Referencia:
Paula Spaeth Anich et al. “Biofluorescence in the platypus (Ornithorhynchus anatinus)” Mammalia octubre de 2020