Las zonas costeras muertas, aquellas que pierden gran parte de sus recursos vivos por la caída en la concentración de oxígeno de las aguas marinas (fenómeno conocido como hipoxia), crecen a un ritmo del 5% anual, lo que supone un riesgo de colapso de la biodiversidad marina mucho mayor de lo que la comunidad científica creía hasta ahora. A esta conclusión llegan los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte y Raquel Vaquer en el artículo que esta semana publica la revista Proceedings de la Academia de Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS). Los científicos señalan que la hipoxia es la mayor amenaza para la biodiversidad marina del planeta.
La primera autora del estudio, la investigadora del CSIC Raquel Vaquer, añade: “Prevemos que el ritmo de expansión de las zonas que sufren hipoxia se acelere debido al efecto del calentamiento global y la eutrofización: un aporte excesivo de nutrientes y materia orgánica que produce el crecimiento de algas. Al caer al fondo y descomponerse, estas algas producen la disminución del oxígeno disuelto, lo que produce hipoxia y anoxia, la falta total de oxígeno”.
El trabajo establece cuáles son los umbrales de concentración de oxígeno por debajo de los cuales se pierden distintos tipos de organismos. Más de la mitad de las especies estudiadas sufren efectos negativos por debajo de 2 miligramos de oxígeno por litro, la medida que se adopta convencionalmente para diagnosticar las aguas como hipóxicas. En cuanto a la mortalidad, dos de cada tres especies de organismos marinos vería reducida su población a la mitad con caídas de la concentración de oxígeno por encima de esos 2 miligramos de oxígeno por litro.
“La medida convencional del umbral de 2 mg O2/l se instauró sin una base científica sólida, cuando se detectaron fallos en la pesca de arrastre a finales de los años 80”, apostilla Vaquer.
Nuevo límite de concentración de oxígeno
El umbral de concentración de oxígeno que establece el estudio como un límite de precaución que protegería, al menos, al 10% de las especies estudiadas es de 4,6 mg O2/l, más del doble de lo que tradicionalmente se considera como el límite por debajo del cual se produce la hipoxia.
La investigadora detalla cómo llevaron a cabo el trabajo: “Revisamos más de 5.000 artículos científicos sobre el tema para reanalizar los datos de concentraciones de oxígeno con las que los organismos experimentan impactos, como la disminución en sus tasas de crecimiento y reproducción, el estrés fisiológico, la migración forzada, la reducción de su hábitat, el aumento de la vulnerabilidad a la depredación, la disrupción de sus ciclos vitales…y finalmente la muerte”. Los resultados resumen 872 experimentos de un total de 206 especies de organismos marinos.
“Los organismos marinos son, en general, mucho más sensibles a la caída de oxígeno de lo que se pensaba. Por ello, el número de ecosistemas costeros que sufren hipoxia es mucho mayor del que se consideraba hasta ahora, dado que en muchas zonas que no se habían diagnosticado como hipóxicas los organismos están sufriendo los efectos negativos de la falta de oxígeno”, advierte Vaquer.
La investigación se ha realizado en el marco del proyecto integrado del programa marco Límites a la sostenibilidad ambiental que, coordinado por Duarte, pretende establecer los umbrales de presiones ambientales a partir de los que se producen impactos bruscos: los puntos de ruptura de los ecosistemas.
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