Las zonas tropicales albergan la mayor parte de la biodiversidad del planeta, pero hasta ahora existían pocos estudios que demostraran el impacto del cambio climático en las plantas tropicales de montaña. Un equipo internacional de científicos revela que en los últimos 200 años la flora del volcán Chimborazo en Ecuador ha ascendido de media 500 metros debido a los cambios ambientales.
Hacia el año 1800 el científico alemán Alexander von Humboldt viajó a América Latina para cartografiar la distribución de plantas e investigar qué determina los límites de crecimiento de las distintas especies. Sus descripciones y varias de sus obras –entre las que destaca el Tableau Physique que ilustra las plantas del volcán Chimborazo en Ecuador– representan los datos más antiguos que se conocen sobre la distribución altitudinal de estas especies.
En verano de 2012, un equipo de científicos, liderado por la Universidad de Aarhus (Dinamarca), mapeó la distribución actual de la flora del volcán Chimborazo (Ecuador). Al compararla con los datos históricos de 1802, los investigadores revelan ahora que las plantas se han desplazado 500 metros de media hacia arriba, es decir, desde los 4.600 metros hasta casi los 5.200 metros.
"A 5.185 metros encontramos los últimos vestigios de vegetación: una pequeña planta de la misma familia que el girasol, medio cubierta de nieve, en plena floración a pesar del frío, la baja presión atmosférica y el fuerte viento", cuenta Naia Morueta-Holme, autora principal del estudio publicado en PNAS y científica en el Instituto de Biociencia de la universidad danesa.
Chuquiraga jussieui, conocida como Flor de los Andes, es una de las plantas que ha migrado a mayor altitude. / Naia Morueta-Holme
No todas las plantas se adaptan
Según los expertos, el trabajo permite predecir los cambios ambientales futuros a escala local y global debido al cambio climático. En este caso, de manera general, las plantas han podido adaptarse a lo largo de estos últimos 200 años, pero “otras especies no se han desplazado tanto y se están quedando atrás”, explica Naia Morueta-Holme.
Existen especies comunes que tienen buena capacidad de dispersión y que pueden sostener condiciones muy variables. “Estas se han desplazado todavía más”, señala la experta, especialmente preocupada por el destino de las especies raras y especializadas que son incapaces de seguir el ritmo de los cambios ambientales. En este contexto, “son especialmente relevantes las zonas tropicales, donde viven la mayoría de estas especies", añade la científica.
Otros estudios demuestran que en esa área hay en la actualidad menos precipitaciones, lo que ha contribuido a la reducción significativa de los glaciares que cubren la cima del volcán. A esto se añade la agricultura intensiva que se ha desarrollado en las zonas más bajas y las especies introducidas por los humanos.
La combinación de cambios climáticos inducidos por los seres humanos y el impacto directo en las comunidades de plantas a través de la agricultura cerca del volcán son algunas de las causas que explican los cambios provocados en la vegetación, que son mayores que en cualquier otra región fuera de los trópicos.
“El trabajo tiene importantes implicaciones para la conservación, por ejemplo diseñando y priorizando acciones que minimicen los efectos directos por cultivo del paisaje”, concluyen los autores.
Referencia bibliográfica:
Naia Morueta-Holme et al. “Strong upslope shifts in Chimborazo’s vegetation over two centuries since Humboldt” PNAS 14 de septiembre de 2015