Un nuevo estudio ha estimado a qué altura viven los habitantes del planeta. Según sus autores, estos datos podrían ayudar a comprender cómo se adapta el cuerpo humano a entornos en los que hay menos oxígeno.
Durante una estancia de investigación en la Cordillera Central de Colombia, inaccesible hasta el final del conflicto armado en 2016, una estudiante alemana de doctorado halló a 3.500 metros de altitud una araña hasta ahora desconocida, protagonista del #Cienciaalobestia. La denominó Ocrepeira klamt, en honor a su profesora de instituto por el entusiasmo e interés que muestra a sus alumnos.
Las zonas tropicales albergan la mayor parte de la biodiversidad del planeta, pero hasta ahora existían pocos estudios que demostraran el impacto del cambio climático en las plantas tropicales de montaña. Un equipo internacional de científicos revela que en los últimos 200 años la flora del volcán Chimborazo en Ecuador ha ascendido de media 500 metros debido a los cambios ambientales.
Los idiomas que se hablan en lugares con gran altitud tienen sonidos consonantes eyectivos, que se pronuncian haciendo que la glotis impulse el aire, según un estudio de la Universidad de Miami (EEUU). Los investigadores descubrieron que los habitantes de estas regiones tienden a pronunciar sonidos que requieren menos capacidad pulmonar.
Imaginemos la siguiente situación. Finales de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Londres. Gana el jamaicano Usain Bolt. Hasta aquí nada insólito, salvo porque el corredor volvería a batir su propio récord, esta vez en 9,48 segundos. Según investigadores neozelandeses, esa sería su marca con un viento a favor de dos metros por segundo (velocidad máxima permitida) y a 999 metros de altitud. Seguramente, este récord tendrá que esperar porque la altitud de Londres es de 24 metros. Lo que está claro según los científicos es que las condiciones ambientales afectan, y mucho, al rendimiento deportivo.