Para hacerse efectivo, el Acuerdo de París que se aprobó el pasado 12 de diciembre de 2015 en la capital francesa debía de ser ratificado por 55 países que en total sumaran el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Ayer se alcanzaron ambos umbrales, por lo que el tratado se confirmará en 30 días –el 4 de noviembre–, menos de un año después de su aprobación.
La entrada en vigor del Acuerdo de París sobre el cambio climático, aprobado en la conferencia de Naciones Unidas el pasado 12 de diciembre de 2015 en Francia, suponía dos condiciones: que al menos 55 partes lo ratificaran y que estas sumaran como mínimo el 55% de las emisiones globales de gases contaminantes. Según el gráfico de la secretaría de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (CMNUCC), este objetivo se logró ayer.
A fecha de hoy, 74 partes de las 197 de la convención lo han ratificado, lo que representa el 58,82% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Al superar estos dos umbrales, el acuerdo entrará en vigor 30 días después, es decir el próximo 4 de noviembre de 2016, unos días antes del inicio de la celebración de la Cumbre del Clima que este año tendrá lugar en Marrakech (Marruecos) del 7 al 18 de noviembre (COP22).
“Los países han hecho posible la entrada en vigor del Acuerdo de París a una velocidad sin precedentes en la historia reciente de los acuerdos internacionales. Es una rotunda confirmación de la importancia que las naciones dan a la lucha frente al cambio climático y al aprovechamiento de las muchas oportunidades inherentes al Acuerdo de París”, ha declarado ayer Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la CMNUCC.
Para Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, el fuerte apoyo internacional a la entrada en vigor del Acuerdo de París demuestra que es urgente actuar y refleja que existe entre los gobiernos un consenso robusto para la cooperación internacional que es esencial para afrontar el reto climático.
“Por encima de todo, la entrada en vigor es una buena señal de la urgente y acelerada implementación de la acción climática tan necesaria para hacer posible un mundo mejor y más seguro, y apoyar además el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, ha añadido Ban Ki-moon.
Consecuencias de la entrada en vigor
La entrada en vigor del Acuerdo de París tiene una serie de implicaciones importantes como la entrada en funcionamiento de su órgano de gobierno, conocido como CMA, es decir la Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el Acuerdo de París. Como la cuenta atrás para la entrada en vigor ya ha comenzado de manera formal, lo que significa que la CMA se producirá durante la COP 22.
Por otro lado, los planes nacionales de acción climática, conocidos formalmente como las contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC, por sus siglas en inglés), que las Partes presentaron como aporte al Acuerdo de París, se transformarán en contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC). En cualquier momento, los países pueden revisar estos planes para aumentar su nivel de ambición. Un elemento clave del Acuerdo de París es que estos planes solo pueden ser revisados al alza. Nunca podrán ser revisados introduciendo objetivos menos ambiciosos.
“Desde París, la acción climática de países, empresas, inversionistas, ciudades, regiones, territorios y estados no ha cesado y con la implementación completa del acuerdo se asegura que este esfuerzo colectivo continúe, aumentando sin cese, hasta garantizar un futuro sostenible y seguro”, ha explicado Espinosa.
Los gobiernos estarán también obligados a tomar medidas para lograr los objetivos relativos a la temperatura consagrados en el acuerdo, es decir, limitar el aumento de la temperatura en este siglo a menos de 2 ºC con respecto a los niveles de la era preindustrial y proseguir los esfuerzos para que ese aumento no supere los 1,5 ºC.
Movilizar con éxito los 100.000 millones de dólares
Otro asunto clave es asegurar que realmente se movilizan para 2020 los 100.000 millones de dólares que los países desarrollados han prometido a los países en desarrollo. También se deben producir inversiones mayores por parte de inversionistas, bancos y sector privado con el objetivo de lograr la cifra de entre 5 y 7 billones que se necesita para hacer posible la transformación a nivel mundial.
A esto se añade otra etapa clave: concluir con éxito las negociaciones de elaboración del reglamento para la implementación del Acuerdo de París, que será un modelo a escala global para reportar y rendir cuentas de las medidas climáticas. Cuando esté terminado, este reglamento hará posible su implementación completa, y establecerá los requisitos concretos para que los países y otros actores informen de manera abierta y contabilicen sus acciones a favor del clima.
“La entrada en vigor del Acuerdo de París es mucho más de un paso en el camino. Es un logro político extraordinario que ha abierto la puerta a un cambio fundamental en la manera en la que el mundo percibe y se prepara para actuar frente al cambio climático mediante acciones más contundentes a todos los niveles por parte de los gobiernos, las empresas, el mundo de la inversión y la sociedad civil”, ha concluido Espinosa.