El ADN de tres uros hallados en Galicia junto a la pastora Elba abre un nuevo enigma para la paleontología

Una investigación en la que participan científicas de la Universidad de A Coruña ha logrado secuenciar el genoma mitocondrial más antiguo del ancestro inmediato de las vacas modernas analizado hasta la fecha. Los restos, de unos 9.000 años, aparecieron al lado de una mujer. ¿Por qué iban con ella, si aún no se había domesticado el ganado? ¿Pertenecen a antepasados de las actuales vacas ibéricas?

El ADN de tres uros hallados en Galicia junto a la pastora Elba abre un nuevo enigma para la paleontología
Reconstrucción artística de la pastora Elba acompañada por los tres uros hallados en el yacimiento y cuyo ADN mitocondrial se ha analizado. / José Antonio Peñas (SINC)

Los humanos mantienen desde sus inicios una relación muy estrecha con los uros (Bos primigenius), primero cazándolos y después, criándolos y seleccionándolos.  

Esta especie extinta de mamífero es poco conocida en la Península porque sus restos esqueléticos son difíciles de distinguir de los bisontes. De hecho, en muchos yacimientos se cita la presencia de “grandes bóvidos” al no poder diferenciarlos. A escala europea también hay escasez de datos genéticos.

Un equipo internacional de científicos ha conseguido extraer ADN mitocondrial de rumiantes de diversas épocas en Galicia. Entre ellos han analizado restos de B. primigenius de la cueva de Chan do Lindeiro (Lugo). Estos restos se encontraron en una sima junto con los fósiles humanos de la pastora de O Courel "Elba", con una datación de unos 9.000 años de antigüedad. Los uros analizados no son los más antiguos descubiertos, pero sí son los más antiguos cuyo ADN mitocondrial se ha secuenciado hasta el momento. Curiosamente, aunque se encontraron juntos, son genéticamente muy diversos.

Su hallazgo en la sima junto con una humana es un gran enigma. Nosotros pensamos que la mujer y los uros iban juntos

Aurora Grandal

“Su hallazgo en la sima junto con una humana es un gran enigma. Vistas todas las evidencias, como su cronología similar y el hecho de que los huesos estén entremezclados en la base de un desplome por el hundimiento del terreno —a unos 15 o 20 metros de profundidad—, nosotros pensamos que la mujer y los uros iban juntos. Esta interpretación es controvertida porque en esa época no se considera que hubiera domesticación”, explica a SINC Aurora Grandal, investigadora de la Universidad de A Coruña y coautora del estudio que publica la revista PLoS ONE.

El análisis de su ADN mitocondrial no ha permitido emparentar a estos tres uros con las actuales vacas modernas de la Península. Para indagar en ese posible parentesco, lo siguiente que quiere hacer el equipo de investigadores es analizar el ADN nuclear.

Fósiles de los tres uros hallados en Galicia y analizados en este estudio. / UDC

Fósiles de los tres uros hallados en Galicia y analizados en este estudio. / UDC

Hasta ahora se habían descrito distintas variedades de uro, solo basándose en su morfología. Los tres que analizan en este trabajo son del haplogrupo P, característico de la especie. Sin embargo, se diferencian unos de otros en un gran número de pares de bases [piezas que forman las secuencias genéticas], algo llamativo para ser coetáneos. “Esto puede indicar que eran de procedencias diferentes, en un escenario en el que la mujer Elba tuviera un papel activo; o un rasgo que simplemente reflejase una altísima variabilidad genética en los uros”, asegura la investigadora.

El origen de la domesticación de ganado en el norte

El ganado doméstico fue introducido en España por los primeros pobladores y sociedades agrícolas. Debido a la ausencia de yacimientos neolíticos en Galicia, se sabe muy poco sobre el proceso en esta región.

Los investigadores tomaron muestras de 18 fósiles de ganado vacuno procedentes de distintas edades y de diferentes cuevas de montaña gallegas

Para extraer información sobre la introducción de esta ganadería en Galicia, los investigadores tomaron muestras de 18 fósiles de ganado vacuno procedentes de distintas edades y de diferentes cuevas de montaña gallegas, de los cuales once fueron sometidos a la secuenciación del genoma mitocondrial y al análisis filogenético.

El estudio de los tres uros reveló su parentesco con los de otras zonas de Europa. “Al estudiar su ADN mitocondrial, que se transmite casi intacto de madres a hijos, podemos determinar en qué zonas geográficas predominaban los diferentes linajes y cuáles fueron sus movimientos por el cambio de las condiciones climáticas o por el propio ser humano tras el inicio de la ganadería”, dice a SINC la paleontóloga y veterinaria Amalia Vidal, coautora del trabajo en la misma universidad.

Gracias al ADN es posible saber si los uros autóctonos contribuyeron a la ganadería local o, por el contrario, si se trata de animales importados, “con toda la información que esto aporta acerca del movimiento de poblaciones bovinas y humanas”, continúa Vidal.

Los colonos emigraron a esta región de España desde Europa e introdujeron razas de vacas europeas ahora comunes en Galicia

Sus datos muestran una estrecha relación entre el primer ganado domesticado de Galicia y las razas de vacas modernas, y ofrecen una visión general de la filogenia del ganado. Los resultados del estudio indican que los colonos emigraron a esta región de España desde Europa e introdujeron razas de vacas europeas ahora comunes en Galicia.

Reconstrucción de la mujer Elba en el Museo Xeolóxico de Quiroga. / MUXEQ

Reconstrucción de la mujer Elba en el Museo Xeolóxico de Quiroga. / MUXEQ

Uros emparentados con los británicos

“Concretamente estos uros están más cercanamente emparentados con el de las islas británicas que con los ejemplares centroeuropeos. El uro británico es más reciente que los de Galicia. Esto puede estar relacionado con el papel de la Península como refugio glaciar y origen de la recolonización posterior de las islas”, señala Grandal.

Estos tres animales coetáneos son de talla pequeña y cuernos relativamente cortos en comparación con los del norte de Europa, y su morfología es diferente.  

Ahora, el equipo de investigadores busca analizar el ADN nuclear de los uros, lo que les permitirá conocer sus aportes al ganado doméstico posterior

Ahora, el equipo de investigadores busca analizar el ADN nuclear de los tres uros, lo que les permitirá conocer los posibles aportes de estos individuos al ganado doméstico posterior. “Por ejemplo, en algunas razas de vacas del norte de Europa se pueden reconocer fragmentos de ADN nuclear procedentes del uro británico. Esto demuestra que hubo un aporte genético de uros a los bovinos ya domésticos. Nosotros vamos a buscar posibles aportaciones de nuestros uros a las vacas ibéricas, actuales o fósiles”, subraya Grandal.

En los últimos años existe un interés creciente en la comunidad científica por conocer el origen de los animales domésticos y hay gran cantidad de proyectos de reconstrucción de sus ancestros. Uno de los motivos es que se considera a estas especies más rústicas y con mejor capacidad de adaptación a condiciones ambientales duras.

“Los primeros proyectos buscaban generar fenotipos similares a la especie que se trataba de recrear (como se hizo con el bovino de Heck), pero los más modernos también utilizan el ADN como fuente de información”,  concluye Vidal.

Restos de Elba hallados en la cueva. / Frialia

Restos de Elba hallados en la cueva. / Frialia

Ancestros de toros y vacas

La organización social los rebaños de uros se supone que era similar a la de sus descendientes vacunos domesticados: un solo macho que es relevado por otro al debilitarse y su grupo de hembras.

Los nuevos machos, cuando alcanzan la edad adulta, no permanecen en el grupo, las hembras sí. De esta manera, lo normal es que las hembras de un mismo grupo sean parientes y que, por tanto, sus linajes mitocondriales sean similares.

La vaca doméstica procede de la domesticación del uro, pero no en la Península sino en Asia, concretamente en oriente Medio y a partir de un número reducido de uso. Así surgió la vaca doméstica, que luego se expandió junto con los humanos hasta ocupar  toda Europa.

En Italia, algunos investigadores afirman que las vacas ya domesticadas tuvieron aportes genéticos de uros locales. También en las islas británicas. La contribución de uros locales a las vacas se observa mejor en el ADN nuclear y se detectó en algunos casos de razas del norte de Europa. 

En el norte peninsular, las vacas domésticas más antiguas tienen entre 7 a 6 mil años aproximadamente.

Referencia:

Marie Gurke et al. “Insight into the introduction of domestic cattle and the process of Neolithization to the Spanish region Galicia by genetic evidence”. PLOS ONE.

Fuente: SINC
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