Mil millones de personas en el mundo practican hoy la defecación al aire libre. Esta rutina constituye un riesgo para la salud pública y la nutrición y está relacionada con la muerte diaria de 1.000 niños y niñas por diarreas. Para eliminar esta praxis hay que afrontar muchos mitos culturales, sociales e incluso religiosos.
Acabar con la defecación al aire libre, como otras medidas básicas de higiene, puede ahorrar muchas vidas, sobre todo las de niños menores de cinco años afectados por enfermedades transmitidas por vectores de contaminación fecal.
En el marco de la celebración hoy del Día Mundial del Retrete, la organización humanitaria Acción contra el Hambre ha incorporado el objetivo de eliminar esta práctica en sus principales programas de intervención.
“Para ello es importante la construcción de letrinas comunitarias y familiares, pero lo es mucho más la aceptación del problema y el cambio de comportamientos: aquí es donde está el verdadero reto”, explica Pablo Alcalde, responsable de Agua, Saneamiento e Higiene de la ONG.
Así, este año el lema de la efeméride se centra en el vínculo entre saneamiento y nutrición para llamar a la atención sobre la importancia de los aseos a la hora de optimizar la salud. La falta de acceso al agua potable y letrinas, junto con la ausencia de buenas prácticas de higiene, son algunas de las causas subyacentes de una mala nutrición.
“Mientras que el acceso al agua es percibido por la comunidad como una necesidad básica e inmediata, cuesta mucho más que el saneamiento y la higiene sean establecidos como una prioridad dado que sus vínculos con la salud y la nutrición no son visibles a primera vista”, apunta Alcalde.
La importancia de un retrete
Hoy en día mil millones de personas en el mundo practican la defecación al aire libre y 2.400 millones no cuentan con buenas letrinas.
Según Naciones Unidas, los retretes deficientes aumentan el riesgo de enfermedades y la malnutrición, especialmente en mujeres y niños. Es más, al carecer de la privacidad que ofrece una letrina, mujeres y niñas se arriesgan a ser objeto de abusos y violaciones.
Para reflejar este problema, el fotógrafo Asier Reino viajó por el mundo durante años y capturó la diversidad de retretes entre países y culturas, en su colección de imágenes “Diferentes realidades”.