Un centro de investigación francés y cinco empresas de España, Francia y Suiza han firmado un acuerdo con la Agencia Espacial Europea para crear un radar que monitorizará los restos de basura espacial. Los datos que recoja se unirán y compararán con los que tome otro radar similar que ya desarrolla la compañía española Indra Espacio.
La Agencia Espacial Europea (ESA) va a desarrollar un nuevo radar experimental para probar nuevas técnicas de monitorización de los fragmentos de basura espacial que orbitan la Tierra. La detección rápida de estos restos permitirá evaluar los riesgos de que impacten con los satélites y alertar a tiempo a los operadores para que ejecuten maniobras de evasión.
El desarrollo del nuevo prototipo, de tipo ‘biestático’, se suma al contrato paralelo que ya suscribió la ESA y la empresa española Indra Espacio en 2010 para fabricar otro radar, de tipo monoestático. En estos últimos una misma antena actúa de emisor y de receptor, transmitiendo la energía en pulsos, mientras que en los biestáticos el emisor está separado del receptor y la energía se transmite de forma continua.
“Al contar con los dos tipos podremos realizar estudios comparativos para probar y validar nuevas técnicas de detección y monitorización de fragmentos de basura espacial”, destaca Gian Maria Pinna, responsable del ‘segmento de Tierra’ del programa Conocimiento del Medio Espacial (SSA, por sus siglas en inglés), una iniciativa de la ESA en la que se enmarcan ambos dispositivos.
Los dos radares también formarán parte de una compleja red de sensores, que incluirá telescopios ópticos y centros de procesamiento de datos para seguir el movimiento de los desechos espaciales en todas las regiones orbitales.
Tecnologías complementarias
“La tecnología radar es muy eficaz a la hora de detectar objetos en órbitas bajas o de alta excentricidad, pero la óptica es mejor para monitorizar objetos en órbitas medias o geoestacionarias”, explica Pinna.
El emisor del nuevo radar se instalará en un antiguo aeropuerto cerca de Crucey-Villages, a unos 100 km al oeste de París, y el receptor se ubicará a las afueras de Palaiseau, al sur de la capital francesa.
Los detalles de la operación se contemplan en el acuerdo que han firmado la ESA, el centro de investigación francés ONERA y cinco socios industriales de España, Francia y Suiza. El presupuesto es de 4 millones de euros y los trabajos comenzarán este mismo mes.
“Este acuerdo reforzará significativamente la competitividad y la capacidad de la industria europea en este campo”, destaca Nicolas Bobrinsky, responsable del programa preparatorio del programa SSA que, en conjunto, ya ha destinado más de 30 millones de euros a 25 contratos con compañías de Europa.