Una investigación internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha caracterizado un nuevo síndrome clínico junto con la alteración genética que lo produce, lo que permitirá un diagnóstico más temprano y certero de un trastorno que, aunque conocido, no estaba correctamente identificado. El estudio, en el que participan investigadores de Estados Unidos, Israel, Japón y España, tiene importantes implicaciones en el diagnóstico y tratamiento de las personas enfermas.
Los afectados por el síndrome ahora descrito sufren discapacidad intelectual y alteraciones de los rasgos faciales. Es causada por una alteración del desarrollo embrionario bajo la que, según los resultados de este estudio, subyace una duplicación de los genes que se sitúan en la región terminal del brazo corto del cromosoma 17, relacionado con la formación del cerebro. Los investigadores han identificado dos variantes genéticas (duplicación de los genes Lis1 y YWHAE) que producen dos formas clínicas diferentes. Pese a la identificación, el síndrome no ha recibido ningún nombre especial.
La investigación “ha permitido rellenar un hueco diagnóstico en individuos con estas alteraciones”, explica Salvador Martínez, del Instituto de Neurociencias (centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández) y único firmante español del artículo que aparece en el último número de Nature Genetics. “La falta de diagnóstico preciso en este tipo de anomalías es una fuente de ansiedad y preocupación en las familias de los afectados” apostilla el investigador. Los resultados ahora publicados permitirán mejorar las técnicas de diagnóstico, especialmente las prenatales.
Además, ahora será posible hacer un estudio adecuado de su incidencia cuando se explore su existencia en individuos con anomalías cerebrales sugestivas, ya que hasta el momento “la frecuencia de la alteración ahora descrita es desconocida”, explica Martínez, “puesto que al no estar caracterizada no se buscaba en pacientes”. En cualquier caso, “es de esperar que su incidencia no sea muy alta y pueda clasificarse como causa de una enfermedad rara”, concluye el investigador.
Un siglo de investigación
La investigación, con una duración de cinco años, cuenta con una fase clínica desarrollada íntegramente en Estados Unidos y otra segunda fase de investigación en laboratorio. Es en esta última en la que han colaborado los científicos del Instituto de Neurociencias de San Juan de Alicante (Alicante), que cuentan con una amplia experiencia en el estudio de mutaciones de esta región cromosómica.
“Para comprender los mecanismos de la alteración genética ha sido necesario desarrollar un modelo animal con ratones transgénicos que permitiera replicar la alteración”, aclara Martínez. Para ello los investigadores han creado un ratón con sobreexpresión del gen Lis1 -el más importante de la región cromosómica estudiada- que ha permitido evidenciar experimentalmente que la duplicación de este gen conlleva alteraciones en la proliferación de los progenitores neurales y la migración de las neuronas, indispensable para la correcta formación del cerebro.
Esta alteración es parecida a la observada en modelos de falta del gen descritos con anterioridad. “El trabajo demuestra que modificaciones en la expresión de estos genes, tanto por defecto como por exceso, causan alteraciones severas del desarrollo cerebral”, explica Martínez. De hecho, la deleción (pérdida) de los genes del brazo corto del cromosoma 17 está relacionada con otras enfermedades neuronales como el síndrome de Miller-Dieker (lisencefalia tipo 1), una rara enfermedad que causa epilepsia con retraso del desarrollo y es provocada por una menor expresión de los genes controlados por el cromosoma 17