Los briozoos son invertebrados acuáticos y coloniales que pueden formar esqueletos mineralizados. Investigadores de la Universidad de Barcelona, del Instituto Español de Oceanografía y del Instituto Nacional de Investigación Acuática y Atmosférica de Nueva Zelanda han hallado en las profundidades del Atlántico sur veinte especies nuevas y dos géneros de estos seres vivos. El descubrimiento que contribuye a un mayor conocimiento de la biodiversidad de los invertebrados marinos en estas aguas.
Un equipo científico ha descubierto veinte especies nuevas y dos géneros de briozoos desconocidos hasta ahora en el Atlántico sur, según revela un artículo de la revista Zootaxa que lidera Blanca Figuerola, de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona. En la investigación también participan Javier Cristobo del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y Dennis P. Gordon del Instituto Nacional de Investigación Acuática y Atmosférica-NIWA (Nueva Zelanda).
Este es el trabajo que identifica más especies nuevas de briozoos a más de mil metros de profundidad –es decir, en el talud continental– en la Patagonia argentina, una región donde la mayoría de las especies identificadas se habían encontrado a menos de quinientos metros. Las nuevas especies fueron descubiertas a lo largo de cinco campañas oceanográficas, desde 2008 a 2010, dentro del proyecto ATLANTIS del IEO, a bordo del buque oceanográfico Miguel Oliver. En dichas campañas se establecieron veinticinco puntos de muestreo, entre 138 y 1.650 metros de profundidad, en el Atlántico sur.
Esta región es uno de los grandes ecosistemas marinos más productivos del hemisferio sur por la convergencia de dos de las corrientes más potentes impulsadas por el viento: la subantártica de las Malvinas –muy rica en nutrientes– y la subtropical de Brasil. En particular, "la corriente de las Malvinas es una rama de la corriente circumpolar antártica, que fluye hacia el Norte a lo largo de la plataforma continental de Argentina –por debajo de los ochocientos o mil metros– hasta latitudes entre 30° y 40° S, donde se desvía en dirección Este al colisionar con la corriente de Brasil que fluye hacia el Sur", comenta Blanca Figuerola (UB-IRBio), que actualmente colabora con el equipo dirigido por Aaron O'Dea en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), en Panamá.
Cuando confluyen estas corrientes marinas tan poderosas, se dispara la producción biológica y se favorece el crecimiento de los invertebrados bentónicos. "Por eso, esta región está habitada por especies particulares con una amplia gama de distribuciones y adaptaciones a condiciones fluctuantes, que son el resultado de la influencia de estas aguas subtropicales y subantárticas", añade Figuerola.
El descubrimiento de dos géneros (Amynaskolia y Biconcavus) y de veinte nuevas especies añade nuevos capítulos al inventario de la biodiversidad regional de briozoos en el Atlántico sur. "En estas regiones, todavía no se ha estudiado suficientemente la biodiversidad de los invertebrados marinos, y mucho menos en el talud continental y la llanura abisal. Por ahora, unos de los invertebrados bentónicos más conocidos de la región son los moluscos, los equinodermos y los cnidarios", detalla la investigadora.
La especie Biconcavus batmani: recordando a Batman
Algunas especies descubiertas pertenecen a géneros de los que solo se conocían dos especies: en concreto, la Ipsibuffonella umbonata, la Membranicellaria balanyai –en reconocimiento al profesor Joan Balanyà, de la Facultad de Biología y del IRBio– y la Mawatarius avilae, cuyo nombre rinde homenaje a la profesora Conxita Àvila (UB-IRBio), responsable de los proyectos Distantcom, Ecoquim y Actiquim sobre la ecología química de las comunidades de invertebrados marinos en la Antártida, en los que participaron también los investigadores Blanca Figuerola y Javier Cristobo.
Curiosamente, la especie Biconcavus batmani, que figura entre los descubrimientos científicos, presenta unas formaciones laterales que recuerdan la máscara del personaje de cómic Batman. En el caso de la Malakosaria cecilioi –la quinta especie conocida del género Malakosaria– cada zooide o individuo de la colonia presenta dos excavaciones ovales y un poro frontal (ascoporo) que parece una cara sonriente. Todos los nuevos especímenes descubiertos por el equipo científico han sido depositados en el Centro de Recursos de Biodiversidad Animal de la Universidad de Barcelona (CRBA), con sede en la Facultad de Biología UB.
Estudiar la biodiversidad en el talud continental y la llanura abisal de las regiones de la Patagonia y la Antártida será fundamental para completar la taxonomía y la biogeografía de algunos linajes que habitan estos ecosistemas únicos.
La biodiversidad desconocida del talud continental y la llanura abisal
Los nuevos descubrimientos también abrirán nuevas perspectivas en el estudio de la conectividad biológica entre las comunidades de invertebrados de los últimos fragmentos que se separaron del supercontinente Gondwana. Es el caso, por ejemplo, del género Spigaleos y de la especie Arachnopusia tubula, citados hasta ahora únicamente en la Antártida; el género Ipsibufonella, conocido anteriormente solo en las zonas tropicales y subtropicales, y el género Mucropetraliella, que se había identificado en otras regiones fuera de la Patagonia.
En palabras de Blanca Figuerola, "el hallazgo en la Patagonia del briozoo Arachnopusia tubula –una especie que presenta un gran rango batimétrico– apoya nuestra hipótesis sobre el frente polar recogida en trabajos anteriores. Esta frontera oceanográfica –límite entre el océano Austral y las masas de agua que la rodean– no es una barrera tan impenetrable como siempre se había pensado. Por lo tanto, las colonias de briozoos se pueden fijar a restos marinos o antropogénicos que están a la deriva (algas, plásticos, etc.), y pueden dispersarse rápidamente a través del fenómeno del rafting (dispersión sobre objetos flotantes) a escala regional o global".
El descubrimiento de nuevas especies de invertebrados marinos en América del Sur ha aumentado de forma exponencial desde mediados del siglo XVIII. En concreto, los nuevos especímenes de este trabajo de investigación se han encontrado en la región de la Patagonia oriental. En otros estudios, publicados en revistas como Journal of Sea Research (2014) y Marine Environmental Research (2017), la investigadora de la UB-IRBio y otros expertos contribuyeron a ampliar el catálogo de la fauna bentónica en el Atlántico Sur con la identificación de más de 180 especies de briozoos.
"Todavía faltan muchos estudios sobre biodiversidad en la zona del talud continental y de las llanuras abisales. Sabemos que algunos de los géneros de briozoos pueden incorporar cantidades significativas de magnesio a su esqueleto, por lo que resultan más solubles, y en consecuencia, más sensibles a la acidificación oceánica si los comparamos con otros esqueletos que presentan niveles bajos de magnesio. Será preciso hacer más estudios de distribución, abundancia y mineralogía para evaluar si estas nuevas especies son especialmente adecuadas como organismos modelo para estudiar los efectos del cambio global en los océanos", concluye Blanca Figuerola.
Referencia bibliográfica:
"New deep Cheilostomata (Bryozoa) species from the Southwestern Atlantic: shedding light in the dark" Zootaxa http://www.mapress.com/j/zt/article/view/zootaxa.4375.2.3