Un equipo de científicos ha identificado cuatro nuevas especies de salamandra del género Onychodactylus , cuyos miembros se caracterizan por no tener pulmones y presentar uñas en los dedos. La diversidad de vertebrados en países muy poblados como Japón, Corea o China todavía está sin explorar.
Un equipo de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado cuatro nuevas especies de Onychodactylus, un género único de salamandras asiáticas. Los científicos las han descrito tras realizar la revisión taxonómica de este género tan particular de salamandras, que no tienen pulmones y, a diferencia del resto, presentan uñas en los dedos.
El trabajo, publicado en la revista Zootaxa, permitirá a los investigadores profundizar en la historia evolutiva de este grupo del este de Asia. “Este estudio pone en evidencia de nuevo lo poco que conocemos la diversidad del planeta y sienta las bases de su conservación futura”, destaca el investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales David Vieites. La investigación se llevó a cabo entre 2003 y 2010 en zonas poco exploradas de Japón, Corea del Sur, China y Rusia.
Los científicos, que han realizado un análisis morfológico de especímenes y otro genético, todavía tienen que profundizar en el conocimiento de la biología de estas nuevas especies. Según Vieites, el hallazgo sugiere que ha habido más diversificación de la que se creía: “Nuestros trabajos de campo en Asia nos han permitido observar que existía cierta diversidad morfológica dentro de las dos especies de Onychodactylus descritas hasta ahora. Los resultados han confirmado que esa diversidad se corresponde con más especies de las que se conocían”.
El estudio aporta luz al tipo de evolución que han sufrido estas salamandras, marcada por la pérdida de los pulmones, todo un misterio al tratarse de vertebrados. “La comparación de las especies de este grupo de salamandras con otras sin pulmones nos permitirá conocer mejor sus mecanismos respiratorios alternativos con posibles aplicaciones médicas en un futuro”, explica el investigador del CSIC.