Un equipo internacional liderado por investigadores del CREAF y del CSIC ha analizado 493 especies de mamíferos para confirmar que los animales con cerebros más grandes son más longevos. El nuevo estudio confirma las ventajas adaptativas de poseer un cerebro grande.
“Tradicionalmente se ha considerado que una de las ventajas selectivas de poseer un cerebro grande es facilitar el desarrollo de nuevos comportamientos para responder a desafíos ecológicos que el individuo no ha experimentado antes, como una reducción súbita de los alimentos o la irrupción de un nuevo depredador”, subraya a SINC César González-Lagos, autor principal del estudio e investigador en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) asociado a la Universidad Autónoma de Barcelona.
Los resultados, que se publican en el Journal of Evolutionary Biology, revelan que “las especies que han desarrollado grandes cerebros viven más años que las que tienen cerebros pequeños, como sugiere la teoría del cerebro protector, y por tanto, pueden reproducirse más veces”, recalca el investigador.
Si un cerebro grande protege al animal, esto se tendría que traducir en una mejor supervivencia y una vida más larga. “Pero hasta hace poco las evidencias eran escasas y ni tan siquiera había acuerdo sobre si las especies con cerebros grandes viven más tiempo”, señala el científico.
Según esta hipótesis, el cerebro adoptaría un papel “protector” que permitiría reducir la mortalidad y alargar la vida reproductora de los individuos, compensando de esta forma los costes energéticos y de desarrollo asociados a un cerebro grande.
Las evidencias son correlativas, no de causa-efecto
El equipo analizó 493 especies de mamíferos procedentes de distintas regiones del planeta. Según los autores, las evidencias que aporta el estudio son “correlativas”, es decir que no indican “necesariamente” causa-efecto, pero los análisis indican que la relación entre cerebro grande y longevidad no se debe sólo a que las especies con cerebros grandes tengan un mayor tamaño y desarrollos más lentos, vivan en determinadas regiones o compartan los mismos ancestros evolutivos.
“Como la extensión del periodo de vida es central en muchas hipótesis sobre las ventajas de desarrollar cerebros grandes, estos resultados ofrecen una base sólida sobre la que seguir construyendo una teoría general sobre la evolución del cerebro”, concluye el científico.
La primeras observaciones de Darwin
A lo largo de su historia evolutiva algunos mamíferos, como los primates, los cetáceos y los elefantes, han desarrollado cerebros mucho más grandes de lo que se esperaría por su tamaño corporal. Pero un gran cerebro implica costes energéticos y tiempo de desarrollo.
En El descendiente del Hombre (1871), el naturalista británico Charles Darwin, siempre atraído por esta cuestión, pensaba que un cerebro grande, como el de los humanos, mejoraba la capacidad mental de los individuos, porque la selección natural favorece la aparición de los cerebros grandes.
Darwin creía que con un cerebro grande la capacidad mental mejoraba. Pero, ¿qué ventaja selectiva puede ofrecer? La controversia sobre las ventajas de tener un mayor cerebro perdura.
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Referencia bibliográfica:
González-Lagos, C.; Sol, D.; Reader, S.M. “Large-brained mammals live longer” Journal of Evolutionary Biology 23(5): 1064-1074, mayo de 2010. doi:10.1111/j.1420-9101.2010.01976.x
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