Los árboles de especies diferentes suelen competir menos entre sí en la utilización de recursos en los bosques. Por eso, la diversidad en los bosques genera efectos beneficiosos en la estabilidad de su productividad ante cambios en el clima. Un equipo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid lo ha corroborado, aunque ante eventos climáticos extremos, como grandes sequías, no se observa esa mejoría.
Hasta ahora se desconocía si la mezcla de distintas especies de árboles era tan beneficiosa en bosques con limitaciones hídricas, como los mediterráneos, y en respuesta a eventos extremos, como la crisis climática. Una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad del País Vasco, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Alcalá indica que en un contexto de aumento de la aridez y de la frecuencia de eventos extremos, las medidas de adaptación como el aumento de la diversidad podrían no ser suficientes para paliar las consecuencias del calentamiento global.
“Nuestro estudio demuestra que la relación entre biodiversidad y productividad en ecosistemas forestales mediterráneos está relacionada con un aumento de la estabilidad del crecimiento, pero en respuesta a eventos extremos el efecto positivo de la diversidad parece quedar diluido por la propia sensibilidad de las especies al estrés hídrico y a la competencia”, explica Enrique Andivia, investigador del departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
En respuesta a eventos extremos el efecto positivo de la diversidad parece quedar diluido por la propia sensibilidad de las especies al estrés hídrico y a la competencia
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores han analizado individuos de pinos y robles, tanto en masas mixtas de ambas especies como en masas sin mezclar, en la Sierra de Guadarrama (Madrid). “Esta sierra es un excelente caso ya que las áreas montañosas mediterráneas son puntos calientes para el estudio de las consecuencias del cambio climático sobre la dinámica de las comunidades vegetales”, justifica Andivia la elección.
Aplicando técnicas dedrocronológicas –estudio de los anillos de los árboles– se ha reconstruido el crecimiento de 120 árboles a lo largo de su vida, centrándose sobre todo en los últimos 60 años, donde cuantificaron la respuesta del crecimiento a diferentes eventos de sequía extrema.
De esta forma, los expertos han demostrado la complejidad de las relaciones positivas y de competencia entre especies, que pueden variar según las fluctuaciones del clima. “Estos resultados tienen importantes implicaciones para la gestión forestal, en concreto para la adaptación de nuestros bosques al cambio climático”, concluye el investigador Asier Herrero, del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco. Este estudio se desarrolla dentro del proyecto ADAPTAMIX.
Referencia:
Enrique Andivia et al. “Are pine-oak mixed stands in Mediterranean mountains more resilient to drought than their monospecific counterparts?”. Forest Ecology and Management