La Universidad de Sevilla, junto con otras catorce entre las que se encuentran Santiago de Chile, México, Caracas, La Habana, Lima y Las Palmas de Gran Canaria, participa en la segunda fase de un proyecto internacional para el estudio de la norma lingüística de las grandes ciudades de España y Latinoamérica.
“A pesar de la gran extensión del mundo hispánico en el habla culta hay más homogeneidad que diversidad. No hay un enorme peligro de fragmentación ya que coinciden, en términos generales, el léxico y las construcciones sintácticas”, afirma el profesor Pedro Carbonero Cano.
El grupo de investigación de Carbonero prepara ya el próximo volumen de la obra Sociolingüística Andaluza que recoge un estudio fonológico del andaluz, valoraciones sociolingüísticas sobre prestigio y norma, datos léxicos específicos, se analiza el contraste entre la coloquialidad andaluza y la modalidad andaluza en la literatura así como el estudio de determinadas construcciones gramaticales, a través de una serie de conversaciones grabadas a una muestra de unas 72 personas por ciudad de distinto nivel sociocultural, sexo y edad se analizan más de 36 horas de conversación de hispanohablantes.
Carbonero Cano, miembro de la Comisión Ejecutiva de este proyecto que coordina la Universidad de Méjico, explica que las primeras entrevistas se hicieron a principios de los años 70 y que en esta segunda fase “se trata de volver a seleccionar nuevos informantes y encuestarlos para poder luego contrastar la información y actualizar la mirada de hace 30 años”.
Concretando en la provincia de Sevilla, los expertos señalan que las características de la forma de hablar del sur de España han impregnado todas las capas sociales y se dan en todas las edades. Ejemplo de ello puede ser la pronunciación aspirada de final de sílaba, un rasgo en el que los andaluces coinciden con los ciudadanos de las Islas Canarias y de amplias zonas de Hispanoamérica.
Este tipo de estudios tiene una “gran aplicación práctica” a la hora de trabajar en la normalización del lenguaje, para establecer los currículos escolares o para los libros de estilo de los medios de comunicación, entre otros, así como ponen de manifiesto que “la lengua no cambia ni para deteriorarse ni para mejorar sino que se adapta al contexto social de cada época y evoluciona según los comportamientos sociales”, destaca el profesor Pedro Carbonero quien agradece a las instituciones públicas su apoyo a la labor investigadora desde el primer día que echó a andar este grupo de la Facultad de Filología. “Siempre hemos recibido ayudas que nos han permitido viajar, comprar materiales y publicar ya más de una quincena de volúmenes de nuestra principal obra”.