Nacido hace 29 años en el Amish Country (Pensilvania, EE UU), Joshua Harvey lleva las riendas del Laboratorio de Innovación de Kosovo de UNICEF. Allí, junto con su equipo, forma a adolescentes y jóvenes como emprendedores capaces de crear sus propias herramientas con las que salir de la pobreza, la exclusión y el conflicto.
Joshua Harvey lleva tres años viviendo en Kosovo, donde dirige el Laboratorio de Innovación de UNICEF, en el que investiga cómo mejorar con tecnología la ayuda que se presta a la infancia y juventud vulnerable de todo el mundo, y también a los refugiados.
Apoyan a los jóvenes de esta zona castigada por las consecuencias de la guerra para que creen sus propias soluciones y herramientas. Harvey, que tiene un máster en Desarrollo Internacional y Educación por la Universidad de Columbia, es coautor de Labcraft: How Lab's are Cultivating Change through Experimentation and Collaboration.
¿Por qué se creó el Laboratorio de Innovación de Kosovo?
El laboratorio comenzó a operar en 2010 como respuesta a una serie de retos de UNICEF en Kosovo relativos a adolescentes y jóvenes, que constituyen casi el 50% de la población y sufren problemas de alto desempleo, privación de derechos, pobreza, desigualdad, exclusión social, contaminación... Nos preguntamos cómo podíamos apoyarlos ante estos desafíos y cuál sería el impacto que las posibles mejoras podrían tener tanto en sus vidas como en las de sus familias.
¿Qué acciones se emprendieron?
La primera de ellas, denominada UPSHIFT, pretende ayudar a los adolescentes y jóvenes marginados a convertirse en innovadores sociales y emprendedores. Trabajamos con ellos con herramientas de aprendizaje experimental para ayudarles a comprender los retos de la comunidad, y les asesoramos para que diseñen soluciones que se conviertan en productos y servicios suministrados por empresas que ellos mismos pondrán en marcha.
¿Algún ejemplo?
Un grupo de jóvenes con discapacidades ha desarrollado una aplicación denominada Dita Jeme [mi día] que proporciona información en torno a la accesibilidad –o la falta de ella– de los espacios públicos en Kosovo.
Otro proyecto, llamado Eco Solution, ha sido puesto en marcha por un grupo de chicas estudiantes de Química con el objetivo de desarrollar métodos baratos de filtración de agua que eliminen los metales pesados en pequeñas explotaciones agrícolas. La firma Creative Center Cermjan, fundada por un joven de 23 años, ha abierto un espacio que ofrece trabajo colaborativo, servicios a estudiantes y un punto de encuentro a los jóvenes de comunidades que carecen totalmente de este tipo de servicios.
¿Y cuáles son los efectos de estas iniciativas?
Con estos ecosistemas de innovación social estamos contribuyendo a que a toda una generación de jóvenes sea capaz de emprender acciones empresariales para afrontar los desafíos de sus comunidades. Hacemos pequeñas inversiones estratégicas en sus productos y servicios y les ofrecemos tutoría e incubación para que sus negocios salgan adelante.
Pero no todo es emprendimiento. Por ejemplo, con nuestro programa Youth Empowerment Platform construimos modelos que ayuden a los jóvenes a cambiar las políticas de la región para interrumpir el ciclo de fenómenos sociales negativos, como los comportamientos poco saludables, la violencia interétnica y el extremismo.
Joshua Harvey y un grupo de jóvenes en una sesión de trabajo. / UNICEF
Aparte de la innovación social, parece que la tecnología tiene cada vez más peso en UNICEF…
En 2010, comenzó a emerger en UNICEF un movimiento de innovación para resolver problemas complejos con soluciones tecnológicas elegantes de bajo coste, muchas de ellas basadas en el auge de la telefonía móvil. En países de África empezamos a usar SMS para hacer llegar lo antes posible los resultados de la prueba de VIH infantil a madres y cuidadores mediante el sistema de mensajería instantánea UReport. Esta herramienta también se utiliza para asesorar a los jóvenes sobre salud sexual y reproductiva.
¿Qué otras tecnologías estáis poniendo a punto desde el laboratorio de Kosovo?
El equipo de tecnologías de la información y las comunicaciones para el desarrollo [ICT4D, por sus siglas en inglés] ha desarrollado algunas tecnologías interesantes para la monitorización en tiempo real de las acciones humanitarias en respuesta a la crisis de refugiados y migrantes. Nuestra tecnología HPMWire permite a nuestros colegas en Belgrado conocer en tiempo real el perfil de las mujeres y los niños sirios que entran en contacto con los servicios de apoyo de UNICEF a través de Serbia, y nos da una idea del funcionamiento de nuestros servicios.
¿De qué forma os ayudan las herramientas de análisis de datos?
Nos permiten obtener mucha información. Por ejemplo, qué bienes se han distribuido y de qué tipo, cuál es el estado nutricional de las niñas y niños sirios; de los bebés de 12 a 18 meses… Luego utilizamos esa información para mejorar la toma de decisiones y la prestación de ayuda. Obtener mejores datos y de manera más rápida nos permite incluso anticiparnos a las necesidades emergentes.
Por otro lado, hemos creado la primera plataforma de código abierto de búsqueda de voluntarios para ser usada por gobiernos, organizaciones sociales y jóvenes. Se ha lanzado recientemente en Palestina y estará en funcionamiento en Kosovo a finales de este año.
¿Cómo influye el avance tecnológico en la mejora de los derechos de niños y jóvenes?
Logramos con la tecnología cosas que de otra forma serían imposibles. Un buen ejemplo de esto es el proyecto Science for Change, que utiliza hardware abierto, en concreto, una herramienta basada en Arduino llamada Smart Citizen Kit. Permite a los jóvenes de las comunidades que viven cerca de las centrales eléctricas de carbón de Kosovo –que están entre las más contaminantes de Europa– monitorizar la calidad del aire en tiempo real y utilizar estos datos para iniciar un diálogo sobre salud ambiental con los responsables políticos.
Otro ejemplo es la plataforma Know Your Rights, construida en colaboración con el defensor del pueblo de Kosovo, con la que los jóvenes acceden a traducciones en lenguaje coloquial y en su idioma de los derechos fundamentales. Posteriormente, pueden informar al defensor de violaciones de esos derechos.
Por lo que cuentas, en tu trabajo hay una combinación de innovación y educación.
La tecnología y la innovación forman pare de mi trabajo desde hace casi una década. Antes de venir a Kosovo, trabajé con UNICEF en Estados Unidos en el desarrollo de acuerdos con el sector de tecnologías y nuevos productos para mejorar la colaboración con nuestros socios. La educación es otra de mis pasiones y, sí, nuestro trabajo en el laboratorio combina tanto la innovación como la educación
Tu lugar de nacimiento es un tanto peculiar que no se caracteriza por la innovación, más bien lo contrario…
No mucho [risas]. Nací en una zona llamada Amish Country, en la Pensilvania rural, un lugar de deslumbrante belleza, pero donde no hay muchas oportunidades para la gente joven. En mi familia he sido el primero en ir a la universidad y en vivir en el extranjero. Nosotros no somos amish, pero hay una gran comunidad allí. Puedes estar escribiendo con tu portátil en casa y al mirar por la ventana ver un carro tirado por un caballo, conducido por alguien con la vestimenta tradicional de esta comunidad.
Yo tuve suerte porque mis padres le han dado siempre mucha importancia a la educación. Insistían en que era el camino a la oportunidad y a la elección para que una persona no esté del todo a merced del capricho del contexto. Por eso me identifico tanto con la agenda de equidad de UNICEF: podemos trabajar con los niños y adolescentes vulnerables para que construyan el mundo que quieren y merecen.