El famoso compositor Ludwig van Beethoven afirmaba que un genio se compone de un 2% de talento y del 98% de “perseverante aplicación”. SINC pregunta a José Saturnino Martínez García, sociólogo y experto en temas educativos, qué peso tiene la genética y el entorno social en el éxito académico.
Hace unas semanas saltó la polémica a raíz de las interpretaciones que empresarios españoles de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) hicieron a partir del último Informe Pisa al afirmar que la genética está en la base del éxito escolar. ¿Qué opina al respecto? ¿Cómo influye la genética en la educación?
He leído el resumen ejecutivo, en el que no se menciona nada de genes, y me ha dado tiempo a ojear el informe. De sus 260 páginas, sólo hay un párrafo que habla de genes, así que me parece que la polémica se ha sobredimensionado un poco. Hay una parte en que la influencia genética es innegable, pues no todas las personas nacen con las mismas capacidades. Por ejemplo, hay discapacidades intelectuales que pueden ser producto de enfermedades genéticas. Otra cuestión es saber hasta qué punto la relación entre genética y medio ambiente determinan el rendimiento académico.
Para responder a esta pregunta se ha recurrido a investigaciones con gemelos univitelinos (clones naturales), criados en ambientes distintos. Los resultados no son del todo concluyentes, puesto que en muchas ocasiones se han criado en ambientes de tipo socioeconómico y cultural similares (familias de clase media). Sin ser experto en la cuestión, me parece que un ambiente pobre (mala alimentación, falta de higiene, sin estímulos intelectuales) puede ser muy dañino. Pero a partir de cierto umbral, mejoras en el ambiente ya no suponen grandes mejoras de resultados. Por ello son tan importantes las políticas sociales, para asegurarnos que todos los niños alcanzan ese umbral mínimo que no merma sus capacidades intelectuales.
¿A qué se puede deber este tipo de manifestaciones?
Si me permite una mirada más general sobre el problema, le diré que la polémica sobre los genes y la educación tiene escaso peso en Europa, tras la ‘vacuna’ del nazismo, por decirlo de alguna manera. Es una cuestión, en términos de debate educativo, irrelevante. Pero en lo que no se ha insistido tanto es a lo que sí se dedica una buena parte del informe de la CEOE, que es a la defensa del sistema educativo como un mercado.
Resulta paradójico que el informe haya levantado tanta polémica por lo marginal (dentro del propio informe y de los debates educativos en Europa), pero no por lo sustancial. Esto creo que se debe al éxito mediático y político que tienen todas aquellas reformas que se proponen introducir más mecanismos de mercado en todos los ámbitos de la vida, sin tener en cuenta sus efectos corrosivos.
¿Puede la educación revertir lo determinado por nuestra herencia genética?
Más que revertir, creo que se trata de saber cómo interactúan. Una educación adecuada puede potenciar las capacidades innatas, o viceversa. Por ejemplo, si una persona tiene un talento innato para el arte, pero no recibe educación artística, sus posibilidades quedarán desaprovechadas.
¿Cómo se puede mejorar la educación a todos los niveles, al margen de los cambios de los planes de estudio?
No es una tarea nada fácil. Para que nos hagamos una idea de su dificultad, en la última década todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han acometido diversas políticas educativas, pero según los resultados del Informe PISA, la gran mayoría se mantienen en una posición estable. Unos pocos países han mejorado, pero otros han empeorado. Para hacer la tarea analítica más difícil, las políticas que pueden haber producido resultados positivos en algunos países ‘pro-mercado’ (más iniciativa privada, libre elección de centros), como en Chile, han producido efectos negativos en otros, como Reino Unido o Suecia. O ningún efecto apreciable, como EE UU. Debido el nivel de recursos a los que han llegado la mayoría de los sistemas educativos de los países de la OCDE, las mejoras se hacen muy difíciles. Esto se debe a que ahora lo importante es lograr la motivación intrínseca del alumnado por el aprendizaje y un buen clima escolar, y esto no se logra fácilmente ni con más recursos, ni con reformas educativas.
En la actualidad, cada vez hay más escolares extranjeros con lenguas maternas diferentes a las de su entorno. ¿Cómo debe afrontar el sistema este tipo de necesidades educativas para que el lenguaje no merme la formación de este alumnado?
Cuanta menor sea la edad del alumnado, menos problemas causará la diferencia de idioma. La mejor forma para que lo hagan es que se integren en clases en la que la mayoría del alumnado hable el idioma vehicular. Por supuesto, pueden ser necesarias clases de refuerzo y apoyo, pero lo mejor es que estén con otros niños. En menos de un año tienden a dominar el idioma con una facilidad que deja pasmados a los adultos que tanto esfuerzo han invertido en aprender ‘inglés intermedio’.
¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades de nuestro sistema educativo actual?
Entre las fortalezas destacaría su nivel de equidad, que hace que el origen social marque menos diferencias en España que en otros países de nuestro entorno. En contra de lo que se cree, esto no supone que tengamos más estudiantes de nivel bajo. Para mí la principal debilidad es la dificultad para lograr el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria. Probablemente España sea el lugar del mundo en el que es más difícil obtener el título mínimo de la educación obligatoria. Para empeorar la situación, las personas que no obtienen este título tienen muchas dificultades para incorporarse posteriormente al sistema educativo.